Amplify Creations es el estudio detrás de Decay of Logos, un título RPG de acción en mundo semiabierto con mucha ambición. En realidad, la empresa se dedica a crear programas de efectos especiales y mejoras gráficas, y han decidido dar el salto al complejo mundo del diseño de videojuegos.
Además, hay que decir que el equipo de desarrollo del juego está compuesto por solo 4 personas. Un grupo muy reducido que ha tratado de dar vida a un mundo de fantasía con varias zonas para explorar, puzzles que resolver y mortales enemigos contra los que combatir.
Por otro lado, el estudio portugués no oculta las influencias de The Legend of Zelda –Breath of the Wild, concretamente– y Demon/Dark Souls. Un simple vistazo a su mundo y sistema de combate nos dejan claras sus intenciones. Pero, ¿Consigue este título independiente destacar en el género con su propia personalidad? Ha llegado el momento de descubrirlo.
El sueño de la razón produce monstruos
Con estas palabras de Francisco de Goya comienza el viaje en Decay of Logos. La historia nos recibe con una aldea en llamas y un caballero de aspecto hostil que intenta acabar con un alce albino.
Ada, la protagonista, sale de casa y empuña la primera espada que encuentra tirada dispuesta a plantar cara al invasor. Y está será nuestra primera toma de contacto con el mundo. No aparece tutorial ni indicaciones de ningún tipo. Toca lanzarse contra el enemigo mientras pulsamos botones, esperando dar con el ataque tarde o temprano.
Ada –cuyo aspecto puede recordar al de Link– es una protagonista silenciosa que sabe tan poco como el jugador del confuso mundo exterior, pero que no duda en emprender un viaje de venganza contra quien sea que haya atacado su aldea.
La joven no viaja sola, y durante las 10 horas de campaña irá acompañada por el misterioso alce albino, al cual debemos alimentar con unas frutas llamadas Lullaberris para ganarnos su confianza y desbloquear nuevas órdenes.
Aunque la protagonista no habla, el resto de NPCs con los que nos encontremos sí lo harán, y mantener conversaciones con ellos será capital para conocer mejor cómo es el mundo en el que nos encontramos.
El argumento puede pecar de ser poco original, incluso es fácil intuir determinados giros. Aunque también es cierto que el propio juego tampoco pone mucho empeño en ocultarlos. Lo que sí resulta más interesante es la forma de contar la historia. Nos sueltan en un mundo totalmente hostil, a ciegas, sin saber nada de nada y superados en número por unos árboles de aspecto humanoide que no dudarán en darnos muerte.
En la primera zona del juego no encontraremos a ningún NPC con quien hablar; sin embargo, comenzaremos a rellenar los vacíos argumentales por medio de Ecos, unos artefactos mágicos que permiten a las personas grabar sus memorias. Una idea bastante original para introducir la búsqueda de este coleccionable, puesto que si queremos conocer la historia del título, tendremos que explorar el mapa a conciencia hasta dar con todos.
Otro aspecto que llama la atención es que no despliega ningún tipo de marcador en pantalla ni cuenta con un apartado de misiones en el menú. No hay indicaciones ni objetivos concretos a seguir. La única forma de dar con el camino correcto es explorar.
Estamos ante un RPG de fantasía que, por motivos obvios, no cuenta con miles de líneas de diálogo ni conversaciones interminables. Las intervenciones son rápidas y directas, y no pretenden desviar la atención de la actividad principal en Decay of Logos: combatir.
Lucha, muere, repite
La mayor parte de la aventura nos la pasaremos combatiendo contra los distintos enemigos y jefes que pueblan las peligrosas zonas del juego. Eso sin contar las amenazas naturales, como precipicios o arenas movedizas.
Como todo juego inspirado en la obra de From Software, la muerte acecha en cada esquina y solo un golpe bastará para vernos cara a cara con ella. Ada comienza su periplo con solo una espada y nada de equipo, lo que resultará en más de una muerte en combate durante los primeros minutos de exploración.
Cada vez que Ada muere, volverá a último santuario o campamento que haya activado –los cuales suelen encontrarse al comienzo de cada nueva zona–, haciendo que los enemigos abatidos vuelvan a aparecer. Por suerte conservará todo los objetos obtenidos y caminos desbloqueados.
¿Cuál es el precio de morir una y otra vez? Primero, el equipo se deteriora con los golpes recibidos. Segundo, todas las estadísticas del personaje disminuyen. Ambas situaciones tienen solución.
Una vez alcanzado el Caserío de Fons –la zona segura del juego– podremos visitar al herrero local para que restaure el equipo dañado antes de que se rompa. Dicho lo anterior, pocas veces necesitaremos sus servicios, puesto que se consigue nuevo equipo con bastante frecuencia.
Para que Ada vuelva a un estado de forma excepcional, será obligatorio dormir en un campamento. Pero ni siquiera esta opción está exenta de peligros, pues puede producirse una emboscada en mitad de la noche que obliga a combatir contra 3 enemigos a la vez.
Lo aconsejable es combatir contra los enemigos de uno en uno, incluso es posible derrotar a dos si tenemos buen equipo y nivel, pero un combate contra tres no suele acabar bien. Sobre todo cuando nos damos cuenta de que los enemigos suben de nivel después de cumplir ciertos objetivos.
Poco dura la superioridad física en Decay of Logos. Es costumbre llegar a una zona y levear un rato contra los enemigos locales antes derrotar al jefe de turno. La sorpresa la encontraremos cuando los mismos enemigos que antes no nos quitaban apenas vida y matábamos de un golpe, se han convertido en auténticas máquinas de matar.
La confusión continúa en este sentido, pues nunca sabemos el nivel de los enemigos. Ni siquiera conocemos cuántos puntos de experiencia obtenemos o cuánto nos queda para subir al siguiente nivel. El juego no nos da ningún tipo de información.
Aparte de contar con un arsenal de espadas, hachas, mazas, mitones, escudos y arcos a su disposición, Ada también aprenderá hechizos, llamados magicae en el juego. Por desgracia, su utilidad en combate es casi nula y solo los utilizaremos para resolver los puzzles de rigor.
La variedad de enemigos no es muy amplia, pero teniendo en cuenta que se trata de un título independiente desarrollado por 4 personas, entra dentro de lo correcto. Existen criaturas de diferentes tamaños que nos obligan a cambiar de armas y estrategias para derrotarlos, aunque sería de locos esperar un sistema de combate tan ágil como el de Sekiro: Shadows Die Twice.
Si esto fuese todo, Decay of Logos sería un juego interesante que acierta a la hora de combinar los entornos de Breath Breath of the Wild con el desafío de un Dark Souls. Desgraciadamente, esto no es así, y Amplify Creations aún tiene que mejorar para conseguir un título jugable.
Una odisea sin fin
El mayor enemigo al que nos enfrentaremos es el propio Decay of Logos. La versión del juego a la que hemos obtenido acceso para realizar este análisis ya contaba con un primer parche que resolvía varios problemas. Sin embargo, los más graves siguen persistiendo.
Es posible pasar por alto el popping y demás pequeños detalles gráficos, pues pueden solucionarse rápidamente con un parche y no tienen incidencia directa sobre la partida. Por otro lado, es demasiado frecuente encontrarnos con situaciones bastante frustrantes que pueden acabar con todo el progreso en cualquier momento.
Por ejemplo, armas y objetos han desaparecido de mi inventario, me ha sido imposible recoger equipo del suelo a pesar de aparecer la opción, e incluso el personaje dejó de realizar ataques. La última situación me obligó a borrar la partida y comenzar una nueva, pues Decay of Logos guarda partida automáticamente sin permitir el guardado manual, y este error no desaparecía ni cargando partida.
Tampoco conviene olvidar que el juego se congela si dejamos a Ada quieta varios segundos o pausamos durante un corto periodo de tiempo. Bugs muy difíciles de pasar por alto y demasiado frecuentes.
De igual forma, los combates necesitan ajustar las colisiones un poco más, especialmente contra los brutes. Más de una vez he lanzado golpes contra las piernas de estos gigantescos enemigos que bien parecen haber dado al aire. Y tratándose de un juego donde los combates son a todo o nada, quedarte a merced del rival, sin ser tu culpa, no sienta nada bien.
Hablando de frustración, el fiel alce albino tendrá buena parte de culpa. Intentar cabalgar a lomos de la criatura para avanzar más rápidamente por una zona es una tarea titánica y poco recomendable. El animalillo no responde a ninguna indicación y acaba yendo en la dirección que el viene en gana, la cual suele conducir a una pared o a un precipicio.
Al principio pensaba que era porque no tenía suficiente confianza y debía alimentarlo con más frutas y acariciarlo a menudo. Pero no. No hay lullaberries suficientes en el mundo que consigan que el alce camine 5 pasos en línea recta. La situación empeora cuando necesitamos su ayuda para resolver un puzzle y no responde a ninguna de nuestras órdenes, dando lugar a larguísimos minutos de maniobras absurdas.
Amplify Creations ha lanzado un título al que aún le quedan problemas bastante graves por solucionar y que imposibilitan sumergirse en su mundo. Esperemos que las actualizaciones lleguen cuanto antes.