Análisis Yakuza Kiwami

César Rebolledo · 29 diciembre, 2018
El Dragón y la Carpa

Juegos de estética japonesa, juegos de rol, JRPG o juegos basados en manganimes hay bastantes. Sin embargo, títulos que buscan el realismo y se centran en algo como la mafia japonesa, no hay prácticamente ninguno. La saga Yakuza lleva años ofreciendo precisamente eso: una novela negra hecha videojuego centrado en la organización mafiosa. La próxima semana llegará a las tiendas occidentales Yakuza Kiwami, el remake de la primera entrega que se puso a la venta en PS2… y el resultado es bastante interesante.

Obviamente, la historia de Yakuza Kiwami se ha mantenido fiel al original y nos narra el que fue el comienzo argumental, pero no cronológico, de la saga. Conoceremos a tres huérfanos, que se criaron en el mismo orfanato. Kazuma, Nishiki y Yumi han crecido juntos en el Orfanato Sunflower y han acabado viviendo en Kamurocho. Yumi trabaja como camarera en Serena, un local que se convertirá en una seña de identidad para la saga. Por su parte, Kazuma y Nishiki han acabado formando parte de la familia Dojima, a su vez miembro del Clan Tojo, la organización yakuza más importante de la región.

Kazuma, a fuerza de cumplir con sus obligaciones y ser leal, está ya a punto de crear su propia familia. Sin embargo, las cosas se complican de forma inimaginable. Nuestro protagonista termina encerrado diez años por un crimen que nunca cometió. Al salir se encuentra con que la ciudad ha cambiado, el líder del Clan Tojo ha muerto, Nishiki tiene su propia familia, la que él debería haber tenido. Para colmo de males, Yumi ha desaparecido, igual que diez billones de yenes del Clan Tojo… y por algún motivo, todo el mundo sigue empecinado en llevarse por delante a nuestro protagonista.

Toda la historia se ha mantenido por razones lógicas fiel al Yakuza de hace más de diez años. Se han añadido unos cambios mínimos para adaptar ciertas novedades, pero no alteran el argumento de forma significativa. El cambio más sustancial que se ha aplicado a Kiwami sobre el original es, obviamente, el apartado gráfico. No estamos hablando de un cutremaster de cualquier manera o un suavizado de polígonos. Hablamos de sustitución de texturas, cambios en las animaciones y todo lo necesario para considerarlo una auténtica puesta a punto. Y se trata de una puesta a punto sobresaliente.

La década entre su lanzamiento original y éste no ha pasado en balde y ver, por ejemplo, a Majima, en todo su esplendor gestual, es simplemente increíble para cualquier fan. No obstante, hay que tener en cuenta que, por supuesto, partían con bastante ventaja. Es decir, no hay muchas dudas de que habrán aprovechado alguna que otra textura, modelos y animaciones que ya estaban creadas para las últimas entregas de la saga, pero aún así, se trata de un buen trabajo.

A nivel jugable lo que se ha hecho es añadir las mecánicas que han ido ampliando la saga hasta el punto en el que están ahora. Yakuza ha sido una saga bastante continuista y con cada nuevo juego lo que se ha hecho es ir ampliando con estilos de combate, minijuegos, mecánicas de desarrollo de personaje… todo esto se ha implementado en el remake.

Por ejemplo, en lugar de un único estilo de combate, ahora empezamos con los cuatro que conocemos recientemente: Rush, Brawler, Beast y, por supuesto, el propio de Kazuma, Dragon. Con el último estilo de combate se implementa otra nueva mecánica, y es su desarrollo en base a unos enfrentamientos aleatorios que iremos teniendo con Majima por toda Kamurocho. Sin derrotarlo, el mejor estilo de combate no podrá mejorarse.

Después de esto, por supuesto, tenemos el sistema estándar de la saga. Exploración de la ciudad, misiones secundarias (a montones y con sus propios y complejos arcos argumentales), brutales combates con los salvajes HEAT marca de la casa, etc. Además, siguen estando disponibles todos los minijuegos que ya conocemos, como el billar, los dardos, los bolos, los juegos de cartas… Una enorme variedad de actividades que demuestran que no hace falta recurrir al online matamata que otros necesitan para llamar la atención.

El comienzo de una historia

Yakuza Kiwami es un juego que, como en el caso de Crash Bandicoot, deberían tomar como ejemplo muchas otras sagas. Hay joyas a las que el tiempo no ha maltratado especialmente, sino que simplemente han quedado desfasadas. Pensad en lo que se podría hacer con títulos a los que sólo les hace falta una puesta a punto visual significativa para devolverles su brillo y dar pie a nuevas entregas, como Dino Crisis.

El gran defecto de este Yakuza es el idioma. Yakuza fue el único juego de la saga que llegó con traducción al español, por tanto es incomprensible que Kiwami llegue con subtítulos en inglés. ¡El trabajo ya estaba casi hecho! Sólo habría hecho falta un esfuerzo mínimo para las secciones como las de los combates de Majima, pero lo demás ya estaba ahí. Suponemos que habrá algún motivo para no incluirlos, pero desde luego, ha sido una faena y sin duda afectará a aquellos con ganas de adentrarse en este particular universo.

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