Análisis WRC 7
Otro año más, como manda la tradición de las franquicias anuales deportivas, WRC llega a nuestras consolas y compatibles con la sana intención de satisfacer a los amantes del motor y del mundo de los rallies. La séptima entrega de la marca presenta mejoras evidentes en muchos de sus apartados y, aunque no llega a la altura de algunas de las marcas más reconocidas y respetadas del género, marca el camino a seguir para un estudio que parece estar cogiéndole el gusto a esto de la grava. Kylotonn Games lleva haciéndose cargo de la franquicia desde el año 2015 y con cada nueva entrega consigue mejorar un producto que dista de encontrar el equilibrio perfecto entre simulación y contenido, aunque el atractivo de tener la licencia oficial del Campeonato Mundial de Rallies es algo indiscutible para los amantes de esta competición.
A las evidentes mejoras técnicas hay que sumar algunos añadidos jugables que hacen de WRC 7 el título mejor terminado de la marca en los últimos años, aunque sus responsables avanzan a pasos tan pequeños que aún no termina de convertirse en la gran franquicia que debería. Con todo esto en mente, como ya he dejado caer, aún queda un largo camino para que WRC esté a la altura de las franquicias más respetadas del género, aunque seguro que los incondicionales del mismo saben apreciar las mejorías de la propuesta. La meta aún se vislumbra lejos en el horizonte, pero al menos comienza a verse y parece que los más optimistas podemos seguir esperando que WRC gane enteros con cada nueva entrega.
Llegar hasta la cima, una tarea posible
Tras superar un par de etapas que permiten al juego recomendarnos un nivel de dificultad concreto, el título nos da la bienvenida y nos explica los conceptos básicos de sus opciones, aunque se refiera a sí mismo como WRC 6 durante esa primera narración. Al igual que la entrega previa, WRC 7 presenta un modo campaña que puede servir para conocer bien las opciones jugables de la propuesta e intentar ascender entre categorías para llegar a ser el mejor piloto posible. El título prescinde de tramas o argumentos y nos invita a superar las diferentes etapas cumpliendo con una serie de objetivos a la vez que prestamos atención a diversos aspectos de nuestro vehículo.
A la presencia de diferentes categorías conviene sumar el uso que se hace de todas las licencias del Campeonato Mundial de Rallies, incluyendo escuderías, pilotos y circuitos oficiales, con más de 50 etapas diferentes distribuidas en 13 países de todo el mundo. WRC 7 saca partido, al menos en este aspecto, a su etiqueta de producto oficial, lo que puede ser suficiente para los usuarios menos exigentes. Sea como fuere, la campaña se completa con la posibilidad de jugar las carreras como nos apetezca, aceptar una serie de desafíos online o disfrutar de las denominadas Etapas Épicas. Este elemento puede ser de lo más interesante para los usuarios que busquen poner a prueba su habilidad y resistencia en carreras que pueden superar los 15 minutos y que alcanzan su máximo nivel de desafío con la dificultad en su punto más elevado. Con todo, cierta aleatoriedad dentro del título añade elementos que pueden echar al traste una carrera perfecta casi sin venir a cuento.
WRC 7 busca la simulación en todas sus vertientes, aunque Kylotonn aún no consigue los buenos resultados jugables de otras franquicias y queda mucho de arcade en determinados niveles de dificultad. Se puede apreciar, no obstante, como ha cambiado la sensación de agarre de los neumáticos con respecto a la entrega anterior. El tiempo y sus cambios afectan a la jugabilidad y al manejo de los vehículos, aunque aún queda un largo camino por recorrer con los sistemas de impactos y de físicas de la franquicia, alejados de los estándares que se deben exigir a esta tipo de producciones oficiales. Quienes sigan la marca año a año serán capaces de apreciar las diferencias con respecto a entregas anteriores, aunque al final permanece la sensación de que es necesario reiniciar por completo la marca para intentar conseguir el mejor resultado posible.
Mejor implementado está el sistema de daños, que nos puede dejar tirados en mitad de la etapa con alguna rueda pinchada y que nos obliga a reparar nuestro vehículo con ciertas restricciones entre carrera y carrera para desarrollar una pequeña estrategia de equipo. Todo teniendo siempre en cuenta el nivel de dificultad elegido y el viraje hacia el arcade o la simulación, parámetros que podemos ajustar y que determinan de forma directa la forma en la que nos enfrentamos al título. A todo esto conviene sumar una vertiente en línea bastante divertida, que apuesta por las competiciones eSports como otros exponentes del género, aunque lo que más me ha gustado es poder disputar carreras junto a un familiar o amigo/a en el salón de casa. La pantalla partida no puede desaparecer y juegos como WRC 7 ayudan a destacar su importancia, aunque marcas más potentes la ignoran desde hace tiempo.
Por lo demás, como viene siendo habitual en el género, WRC 7 se disfruta más con volante y pedales que con DualShock 4. En mi caso he podido utilizar el Thrustmaster T300 RS y probar el título con mando, consiguiendo un resultado mucho más interesante con el periférico de conducción. No obstante, como es habitual en los videojuegos de motor, los verdaderos interesados en la materia dispondrán de un equipo a la altura de las circunstancias (podéis comprobar los periféricos compatibles aquí), por lo que no debería suponer problema alguno. Quienes estén interesados en probar el título con mando pueden respirar tranquilos, puesto que Kylotonn ha hecho un buen trabajo al respecto.
WRC 7, entrando en materia técnica, también presenta un mejor acabado gráfico que la entrega anterior aunque, de nuevo, dista de conseguir los buenos resultados exhibidos por otras propuestas del género. A los buenos modelados de coches y trazados conviene sumar pequeños detalles que ayudan a mejorar el conjunto, como vehículos accidentados en el arcén o una iluminación que dibuja bellos paisajes. Con todo, hay aspectos negativos, como una cámara interior poco trabajada o unos daños poco realistas. El título cumple su función en lo gráfico, sin destacar, lo mismo que sucede en su vertiente sonora. La selección musical pasa desapercibida, los efectos de sonido no refuerzan la sensación de conducción y, aunque WRC 7 está completamente localizado al español, el doblaje del copiloto es tan monótono como por momentos se antoja incongruente.
En resumidas cuentas, la sensación que transmite WRC 7 es la de mejora, aunque todavía queda un largo camino por recorrer para que la marca pueda luchar contra las grandes bestias del género, que este mismo año nos ha dejado un título bastante superior en consolas, DiRT Rally. Kylotonn cumple con su desarrollo sin alardes, aunque como suelo destacar cada año, una franquicia tan potente como la del Campeonato Mundial de Rallies merece un videojuego oficial mucho más completo, que sea capaz de explotar su vertiente de simulación y sacar provecho de todas las posibilidades de la marca. Los seguidores de este particular universo de conducción, grava y caminos imposibles lo entenderán mejor que el resto, que posiblemente disfruten más otras propuestas sobre ruedas.