Análisis Windjammers (PS4)
Si te suena de algo Windjammers, es que estuviste enganchado a este arcade de discos voladores y enfados picajosos. Nunca he conocido a alguien que lo haya probado un par de paritdas, y no se haya viciado a muerte en sus emocionantes careos a dos jugadores. Y no es un juego del todo antiguo, en realidad, pues acompañó a Neo Geo en sus últimos coletazos, con versión de recreativas simultánea en 1994. Tengamos en cuenta que dos años después salieron al mercado referentes del 3D como Super Mario 64 o Crash Bandicoot, por lo que al final este frenético título playero fue un rezagado, con una jugabilidad brutalmente adictiva pero un aspecto visual casi obsoleto ya por entonces.
Y lo que tenemos en PS4 y PSVita ahora, a 15 euros en PSN pero con cross-buy para disponer de él en las dos plataformas, es un port revisado y ligeramente ampliado, que incorpora especialmente dos novedades respecto a aquel juego de hace 23 años: multijugador online, y algunos extras y configuraciones especiales. Poco más para haber acabado llegando a PlayStation en un 2017 donde Disc Jam y Way of Redemption están haciendo buen ruido.
Windjammers decía que es puro vicio y su jugabilidad está intacta, perfectamente manejada desde DualShock 4, con dos botones para cada tipo de tiro y cruceta o joystick para el movimiento necesariamente preciso de los personajes. Personajes que vuelven a ser los 6 clásicos que recordamos, ni uno más ni ninguno menos, oportunidad perdida para incorporar a algún debutante inédito de otra nacionalidad. Y cada uno de los seis con sus técnicas y tiros especiales, así como rapidez de movimiento o de reanimación tras caer al suelo golpeado por el disco. Como entonces, todos se siguen sintiendo igual de buenos y equilibrados, lo que asegura un online variado donde no todo el mundo vaya con el mismo personaje.
Porque sí, el modo multijugador en línea acaba convirtiéndose de manera natural aquí en el modo principal y que más horas nos acaparará, además del, por supuesto, modo local con dos mandos para picarnos en casa con un acompañante. Pero en la vertiente en red ciertamente se ven intenciones de durabilidad, con modo de partidas rápidas distendidas pero también con un más elaborado modo por rangos para ir subiendo con cada victoria, tablas de clasificaciones online o de amigos, diversas configuraciones previas en partida personalizada, etc.
Hablaba antes de Disc Jam y Way of Redemption, títulos antes claramente inspirados por este clásico Windjammers pero que han sabido hacerse más profundos, duraderos y completos que este arcade con más de dos décadas a sus espaldas, además de haber sido gratuitos con el Plus. En todas mis reviews me gusta hablar de contexto general, porque es la realidad del mercado para el consumidor, y bien es cierto que Windjammers para PS4 o Vita al final se queda más bien como un título solo para nostálgicos si lo comparamos con estos dos nuevos arcades de frisbee, el segundo de ellos con bastantes componentes de MOBA integrados. Pero hay algo en lo que quizá gana a los dos Windjammers aún hoy y pese a la desigualdad de su arcaísmo, y ahí está su carisma. Los personajes, las voces, la banda sonora remasterizada y rehecha para la ocasión y el estilo playero y surferito de todos los sprites pixelados desprenden identidad por todos lados, además de acomodarse a una jugabilidad tan simple como efectiva, capaz de cabrear a cualquiera cuando se va perdiendo.
En su día sorprendió lo conseguidos que estaban los impactos del disco volador en las porterías, con estridentes colores para señalar que nos han marcado y cuántos puntos se lleva el adversario. Esto vuelve a estar tal cual, con un efecto de sonido ligeramente reforzado para que duela más ese frisbee en portería dando puntos al rival. Además, su modo de visionado 16:9 permite poner a pantalla completa en panorámico los partidos, recortando ligeramente el plano en cuanto a público y dejando el campo a pantalla completa. Los estadios son los de toda la vida, otra vez sin nuevos, con sus diferencias para cambiar ligeramente las partidas, como porterías que se hacen más grandes o pequeñas, o barreras y obstáculos en el centro de la pista para hacer más imprevisibles los rebotes del disco. Eso junto a los tiros especiales de cada personaje, las dejaditas en el aire para lanzamiento veloz tras recogida o la posibilidad de tiros con efecto conforman toda la jugabilidad y opciones de Windjammers. Pero hay que ver lo bien que funciona…
Más a lamentar son los extras que se han incorporado en esta versión adaptada, que no llamaremos remasterización plena como otras que también nos ha traído la editora DotEmu (Wonder Boy: The Dragon’s Trap, Pang Adventures…) porque mantiene el pixelaco visible, y llega a ser casi como enchufarse un emulador o directamente la Neo Geo. En estos extras están sus únicamente dos minijuegos adicionales, uno en el que manejar a un perro para recoger el frisbee y otro una simple bolera donde hacer plenos con lanzamientos de disco. Simples y sin gracia, que son en definitiva las fases bonus del juego en formato Arcade. También se ha incorporado un modo Infinito ideal para practicar y tres categorías de dificultad inicial, además de una adicional, aunque en la más difícil seguiremos viendo una IA de antaño, muy tonta en ocasiones y ultra poderosa e imbatible injustamente en otras. Esta revisión de Windjammers recuerda a 1994 en todo.
Justo por eso 14,99 euros me parece un precio elevado. El online funciona relativamente bien, tarda un poco más de lo deseado en encontrar partida pero no falla ni tiene latencia alguna, como algunos temían. Pero siendo ése el principal añadido, y puesto que la mayoría -como yo- lo querréis para partidas en casa a dos mandos y en local, no se justifica un precio así para un port revisado y ampliado levemente. Tengamos en cuenta que es posible encontrar Windjammers original en muchas otras plataformas y servicios, como en la Consola Virtual de Wii, por lo que tampoco le rodea a esta revisión ese halo de exclusividad. Sí me alegro muchísimo, en cambio del cross-buy y cross-play con PSVita, donde obviamente corre y funciona igual de bien, y quizá sea el mejor soporte de todos para dejarlo siempre instalado y echarse de vez en cuando unos frisbees, pues de lo que no cabe duda es que sigue siendo pura adicción súper divertida.