Han pasado ocho años desde que tuve ocasión de hincarle el diente a la anterior entrega numerada de la franquicia Tekken. Es cierto que en todo este tiempo he visto como Tekken Tag Tournament 2 superaba a la sexta parte sin mucho esfuerzo o como la franquicia se adaptaba al modelo F2P con Tekken Revolution, ya retirado de PSN. Bandai Namco se mete de lleno en el combate por el podio de los juegos de lucha de esta generación con Tekken 7, un título que viene bien surtido de contenido y de opciones de juego, pensado en buena medida para los fans y para los jugadores que tienen claro el concepto de lucha que la saga exhibe desde hace más de dos décadas. Tras pasar un buen tiempo en los salones recreativos, esta séptima iteración de la marca llega a consolas con posibilidades reales de calar hondo entre sus incondicionales, aunque los novatos en Tekken puede que lo tengan algo más complicado.
Siguiendo los patrones del género en la actualidad, Bandai Namco apuesta por incluir un modo historia que no ha terminado de convencerme, opciones de juego online algo simples aunque con la posibilidad de crear torneos propios y, por supuesto, modos en solitario y el imprescindible versus local. Tekken 7 apuesta por ofrecer de lanzamiento un roster de personajes amplío, con más de 35 luchadores disponibles, así como un variado abanico de elementos desbloqueables y apariencias personalizables. También hay algunas novedades jugables, aunque su espíritu arcade se mantiene intacto para alegría de sus habituales, que son los jugadores que más van a poder (y saber) disfrutar de la obra. La lucha en PS4, así como en Xbox One, recibe otro notable exponente del género que aspira a competir por el podio contra grandes como Mortal Kombat X, Street Fighter V o Injustice 2.
La eterna lucha del Clan Mishima
Tekken 7 no es el primer juego de la franquicia que ofrece modo historia. En Tekken 6, por ejemplo, ya disfrutamos de un divertido beat ‘em up con los personajes de aquella entrega, aunque Bandai Namco ha querido ser más tradicional en esta ocasión. A través de secuencias cinemáticas y de imágenes con ligeras animaciones disputamos diferentes combates con el Clan Mishima como protagonista. Heihachi y Kazuya se vuelven a ver las caras, con el fin de esta interminable disputa familiar como objetivo. Sea como fuere, y siempre dejando de lado los spoilers y respetando todos los secretos de la trama, la campaña de Tekken 7 se me antoja insulsa y poco gratificante, algo más exigente que aquel horror de Street Fighter V, pero muy por debajo de lo que NetherRealm Studios ha conseguido con sus últimas propuestas.
Puede que las comparaciones sean odiosas, pero la forma en la que se narra la historia y la forma en que la afrontamos como jugadores podría haber sido muy diferente y mucho más divertida. No obstante, esta opción monojugador bautizada como La saga de la familia Mishima hace las veces de introducción al título y permite que el usuario se familiarice con la jugabilidad y los diferentes personajes disponibles, más allá de volvernos locos con entes demoníacos y aspiraciones megalomaniacas de dominio planetario. A través de una serie de capítulos centrales y de episodios independientes protagonizados por luchadores/as que no tienen hueco en la trama principal, descubrimos un modo de juego que nos permite practicar y entender mejor qué pintan determinados personajes en la aventura (como Akuma).
Con todo lo anterior en mente, es de recibo señalar que por mucho que pueda interesar la historia de los Mishima y compañía a los seguidores de la marca, lo que realmente importa en Tekken 7 son el resto de opciones de juego. Bandai Namco no se ha estrujado mucho el coco a la hora de introducir modos inéditos, pero los que están presentes funcionan y garantizan horas de juego. A los clásicos individuales arcade o práctica conviene sumar el duelo multijugador local y el interesante Combate de tesoro, una infinita sucesión de peleas que por cada victoria nos premia con elementos estéticos o créditos y que termina si somos derrotados. En su vertiente en línea, Tekken 7 va directo al grano con partidas igualadas o de jugador, así como presenta torneos online con una serie de reglas sencillas que podemos crear o buscar.
Bandai Namco mantiene el estilo de juego que desde siempre ha caracterizado a esta franquicia, con combates que tienen muy en cuenta la distancia, la profundidad del entorno 3D o la defensa. Katsuhiro Harada y el equipo de desarrollo de Tekken no se han dormido en los laureles y han sabido añadir a la jugabilidad clásica de la marca una serie de movimientos inéditos muy espectaculares y «furiosos». Hablo de los Rage Arts, Power Crushes y Rage Drives que tan explicados están a estas alturas y que hacen algo más accesible el título para los no iniciados. Falta por comprobar cómo se adaptan todos estos elementos a las competiciones e-sports, uno de los grandes objetivos de Tekken 7. El control arcade de máquina recreativa se ajusta bien a DualShock 4, aunque es más divertido jugar con algún stick compatible. En mi caso pude hacer la prueba y comprobar en primera persona las ventajas de un joystick sobre el stick analógico o la cruceta. Aquí entra en liza el gusto particular de cada usuario, por lo que depende de cada uno encontrar su herramienta de juego. Tekken 7 no inventa nada, aunque a tenor del resultado final parece que tampoco lo pretende.
Roster, personalización y muchos desbloqueables
Por suerte, la gran cantidad de desbloqueables y de opciones de personalización contrarrestan algunos elementos agridulces de la propuesta. En varios modos de juego (arcade, sin ir más lejos) conseguimos créditos que podemos gastar en nuevos elementos inéditos, todos ellos visuales, que nos permiten personalizar a nuestro luchador favorito como nos venga en gana. Es cierto que ponerle a Miguel una cabeza de ciervo y una pizza en su espalda sirve de poco, pero también es interesante descubrir dónde comienza nuestro sentido del ridículo. Además, hay secuencias en vídeo e imágenes de toda la franquicia para coleccionar, por lo que conseguir el 100% requiere de mucho tiempo y dedicación. Otro aspecto positivo es la división en rangos de cada personaje. Conseguir el primer Dan con cada luchador/a es accesible offline, pero superar ese nivel requiere de práctica y mucho esfuerzo online. Retos todos ellos que suman contenido y opciones, lo que siempre es de agradecer.
Tekken 7 llega subtitulado al español y con cada personaje hablando su idioma, lo que me gusta y me genera dudas a partes iguales. Y aunque aplaudo estos personajes políglotas, no recibo con el mismo entusiasmo una banda sonora que de tan machacona termina por agobiarme. Los amantes del techno, o del género al que se supone que pertenece la música del juego, van a disfrutar de lo lindo, aunque otros no lo pasarán igual de bien. Con todo, dejando a un lado prejuicios musicales exclusivos de este humilde redactor, Tekken 7 hace gala de un aceptable apartado sonoro, que cumple su función y acompaña bien al conjunto audiovisual de la obra.