Street Fighter es una de esas franquicias del mundo de los videojuegos que casi todo el mundo, aficionado o no, conoce. Ha estado presente en la cultura popular desde que su segunda entrega arrasara en los salones recreativos y se convirtiera en juego de culto gracias a su versión para consolas de sobremesa en los años 90. Películas, cómics, animes y merchandising de todo tipo han hecho de la marca una de las grandes favoritas de los jugadores y con Street Fighter V se reafirma como la franquicia más importante para el género de lucha, con todo lo que ello conlleva.
Capcom tiene un ambicioso plan que pretende desarrollar durante toda la generación, exprimiendo hasta el último aliento la vida comercial de PS4, cuestión que aún está por ver si será capaz de lograr. Sea como fuere, la compañía japonesa cambia radicalmente su postura con la saga y apuesta por atender las peticiones de los usuarios en muchísimos aspectos, lo que sin duda sirve para que el título llegue a las tiendas con un poderío incuestionable. Echamos en falta algunas modalidades de juego que analizaremos en esta crítica, aunque debemos dejar clara una cosas desde este preciso instante: Street Fighter V nos ha encantado.
Lo primero que nos encontramos al arrancar el juego es un sencillo tutorial que nos enseña los movimientos básicos de la propuesta, cuestión que resulta de agradecer para los usuarios no iniciados en el género. Antes de poder adentrarnos en Street Fighter V, el jugador o jugadora debe introducir su región de juego y su apodo, dejando claro que el componente online de la propuesta es lo más importante para Capcom. El menú principal del título resalta esta importancia con una ubicación privilegiada para las partidas en línea, dejando en un evidente segundo plano los modos de juego locales u offline.
De los 16 luchadores disponibles, cuatro son inéditos en la saga. Laura, Necalli, Rashid y FANG se cruzan en el camino de 12 personajes ya conocidos por los aficionados de la franquicia, como son Ryu, Chun-Li, Ken, Cammy, Bison, Nash, Mika, Karin, Dhalsim, Zangief, Birdie y Vega. Y, aunque 16 no es una mala cifra, aquí comienzan las odiosas comparaciones con otros juegos de lucha. Y es que el roster inicial de la propuesta se queda algo corto en comparación con otros título del género aparecidos en la presente generación. Capcom tiene un ambicioso plan entre manos para dotar de contenido a Street Fighter V durante los próximos años, pero echamos en falta una mayor selección de luchadores iniciales.
Siguiendo con lo establecido en la cuarta y multiversionada entrega de la saga, Street Fighter V presenta un modo Entrenamiento que resulta ideal para dominar la técnica de lucha y los diferentes combos de nuestro personaje predilecto. En nuestra mano está el poder combatir contra la IA en igualdad de condiciones o en dificultad extrema, así como también podemos optar por elegir un contrario estático que se deje golpear como si no hubiera un mañana, lo que proporciona una falsa sensación de dominio. El resto de modos locales los encontramos en las denominaciones Duelo, Supervivencia e Historia. Y, de nuevo, golpe de remo para Capcom en relación al último de ellos.
Street Fighter V presenta el Modo Historia más soso y menos interesante que podría imaginarse. Los acontecimientos narrados se ubican entre los hechos sucedidos en Street Fighter III y Street Fighter IV, lo que resulta bastante confuso. La trama se desarrolla a través de una serie de imágenes estáticas (ideadas por el ilustrador japonés Bengus, con muy buena mano, eso sí) que dejan frío al jugador. Hemos visto que el modo historia puede ser emocionante y espectacular en juegos como Mortal Kombat o Injustice: Gods Among Us. De hecho, el trabajo de Netherrealm debería ser el referente de todos los estudios que quieran implementar una buena modalidad de juego basada en la historia, por lo que Capcom termina por desperdiciar una buena oportunidad de ofrecer algo poderoso, que esperemos mejore con la actualización gratuita del próximo junio, centrada en este apartado.
Los modos que sí funcionan como es debido son Duelo y Supervivencia. El primero nos permite disfrutar de divertidos e intensos combates con nuestros amigos o familiares en una misma consola, reviviendo los tiempos de antaño en los que el juego online no era más que una fantasía y todo quedaba en el salón de casa, entre risas y sanos piques. Una forma de entender el género más clásica, alejada de las partidas en línea y del juego con desconocidos. Superviviencia, por su parte, nos invita a superar una serie de rondas con una única barra de salud. El nivel de dificultad marca los combates a superar (10 en fácil, 30 en normal, etc.), permitiendo al usuario gastar los puntos ganados en cada pelea en recuperar la barra de vida o rellenar los indicadores V y EX, por citar algún ejemplo.
Street Fighter V se estrena, dejémoslo claro, con poco contenido. Conviene destacar que Capcom tiene un plan de actualizaciones que pretende durar toda una generación, por lo que no consideramos un problema real tal situación. En marzo se estrenarán los desafíos, así como el primer personaje descargable (Alex), de un total de seis que se lanzarán este mismo año. Como ya sabíamos, tenemos la posibilidad de hacernos con ellos a través de Fight Money, la moneda virtual que se gana a través del propio juego (terminando el Modo Historia de algún personaje, superando combates online o terminando una partida del modo Supervivencia) o mediante la divisa bautizada como Zenny, otra moneda virtual que se consigue pagando dinero real. Capcom promete que a través de una única copia de Street Fighter V podremos acceder a todo el contenido del juego, dejando en el olvido las decenas de revisiones que tuvo la cuarta parte, algo que alivia el bolsillo de los aficionados. Al igual que sucede con juegos como Destiny o The Division, pensados para una duración de largo recorrido, habrá que volver a escribir sobre Street Fighter V cada año para saber cómo ha evolucionado y descubrir si Capcom se mantiene fiel a su palabra.
Volviendo al punto fuerte de Street Fighter V, su componente en línea, descubrimos que por el momento podemos probar suerte en combates informales, que no puntúan para el ranking mundial, o igualados, que sí lo hacen. También encontramos los lobbies o salas de juego, que por el momento soportan a dos jugadores, cuestión que se ampliará hasta ocho con la actualización de marzo. Capcom apuesta fuerte por el combate en línea, se nota que quiere destacar dentro de los e-sports (ojo al Capcom Pro Tour y sus premios en metálico), por lo que también permite que jugadores de PS4 y PC jueguen entre sí. Si habilitamos la opción, el juego se mantendrá continuamente buscando partidas online, regresando al modo que estuviéramos jugando con anterioridad al terminar el combate. La conexión a Internet, aunque no es obligatoria, resulta imprescindible para que la duración de Street Fighter V sea la que Capcom desea. Durante nuestras partidas no hemos experimentado problemas con los servidores (que se activaron antes de tiempo para poder analizar el título en buenas condiciones), aunque desconocemos si éstos aguantarán cuando cientos de miles de jugadores de todo el mundo los pongan a prueba. Confiamos en que así sea, puesto que los combates en línea son la única forma de ampliar la experiencia de juego una vez hemos terminado con las opciones locales más allá del Modo Duelo.
Habiendo dejado claro que Street FIghter V se estrena con menos contenido del que nos gustaría, conviene alabar su gran faceta: la jugable. Capcom, con la colaboración de Dimps, plantea una jugabilidad a prueba de bombas, accesible para los usuarios no iniciados en la materia y disfrutable para los más avezados en el tema. Dominar un personaje concreto se antoja al alcance de cualquier jugador, lo que sin duda resulta de lo más positivo dentro del balance general de la obra y la hace más interesante que Street Fighter IV y sus múltiples versiones. Con unas pocas sesiones de entrenamiento y juego entre amigos entendemos fácilmente el funcionamiento de los indicadores V y EX, descubrimos las ventajas de los Critical Arts y comenzamos a dominar los movimientos especiales de cada luchador. A través del indicador V accedemos a la habilidad V-Trigger (un movimiento específico de cada personaje que potencia su estilo de lucha), V-Skill (una habilidad única por personaje que se puede activar en cualquier momento) y V-Reversal (un contraataque especial). El indicar EX Gauge, al completo, nos permite activar el poderoso Critical Art, el movimiento más espectacular de cada personaje.
Más allá de todo el batiburrillo anterior de términos imposibles, y para que nos entendamos, Street Fighter V se adapta perfectamente a las posibilidades del DualShock 4. Capcom ha pensado en el mando de PS4 para desarrollar su idea jugable y la realización de combos y movimientos especiales se descubre llevadera y de ejecución asequible. No obstante, los usuarios más exigentes pueden optar por luchar con un arcade stick, que incluso mejora la ecuación. Capcom ha pensado en el bolsillo de los jugadores también en este sentido y habilita una necesaria compatibilidad con los periféricos de la pasada generación que hará las delicias de los aficionados. En LaPS4 hemos tenido la suerte de jugar a Street Fighter V con el mando de PS4 y también con un arcade stick de PS3, por lo que podemos garantizar que ambas experiencias están a la altura de las circunstancias.
El gran acierto jugable del título, como decimos, reside en su accesibilidad para todo tipo de jugadores. Los más inexpertos pueden adentrarse poco a poco en los combates en línea gracias a la división que hace el propio juego según nuestra puntuación, por lo que casi siempre lucharemos con rivales de un nivel similar. Esta cuestión se antoja fundamental para evitar frustraciones innecesarias, aunque siempre conviene tener un poco de paciencia. La línea de aprendizaje que presenta Street Fighter V nos parece bien medida, lo que soluciona uno de los problemas más evidentes de la anterior entrega de la saga, que resultaba algo inaccesible para los novatos (como nosotros, que en LaPS4 ni somos pro players ni alardeamos de ello).
Más allá de lo jugable, Street Fighter V también da de lleno en la diana con su apartado artístico y, por extensión, gráfico. Capcom realiza una labor creativa que evoluciona con respecto a Street Fighter IV y presenta un diseño de personajes y de escenarios notable. Los luchadores clásicos se adapta a los nuevos tiempos con ligeros retoques o cambios más destacados en su apariencia, como sucede con Ken, al que defendemos desde este texto por la espectacularidad de sus movimientos especiales. Capcom apuesta por una estética exagerada, con musculaturas imposibles en hombres y mujeres que, no obstante, lucen de maravilla en movimiento.
Del diseño sexualizado de los personajes femeninos ya hemos hablado en alguna ocasión, algo que alcanza cotas preocupantes con la representación de Laura. El problema, sin querer ahondar mucho en el tema (que da para un artículo más reflexivo que este análisis), no reside en que la escena en la que R. Mika se da un cachete en las nalgas haya sido retocada. El verdadero problema reside en la imagen cosificada que se da de la mujer. Es cierto que las luchadoras de Street Fighter son fuertes y poderosas, pero queda mucho camino por recorrer para que un usuario medio no se sienta incómodo al jugar en el salón y ver como el busto de Chun-Li se mueve en contra de todas las leyes de la física a la vez que su madre o su hermana se preguntan a qué diablos está jugando. Y no dejamos de lado la representación masculina, que también exagera hasta la extenuación con musculaturas que dejarían en ridículo a la de Schwarzenegger en sus tiempos de Mister Olympia.
Con todo lo anterior, Street Fighter V sigue una estética marcada por la imaginación y lo imposible, por lo que todo en su conjunto termina por encajar y en poco tiempo somos capaces de ignorar lo exagerado de los atributos de todos los personajes. Los 60 FPS a los que se mueve el título son toda una delicia, lo que sumado a los 1080p da como resultado el Street Fighter más sólido y estable visto hasta la fecha. Mención especial para los geniales escenarios, con animaciones de lo más divertidas e interactivos en algunos puntos. Nos hubiera gustado ver alguno más, aunque suponemos que la ampliación de este contenido también forma parte de los planes de Capcom para el futuro del juego. En lo sonoro, Street Fighter V cumple su función, con melodías clásicas renovadas y un trabajo bien ejecutado, opciones de audio en inglés y japonés y textos localizados al español.
Street Fighter V, en resumen, es una propuesta difícil de valorar. Sus valores de producción son altos e innegables, pero se estrena con menos contenido del que nos gustaría. Echamos en falta más modalidades de juego, tanto en línea como locales, y un modo historia a la altura de las circunstancias, aunque jugablemente es una bestia sin fisuras, al igual que a nivel técnico. Los planes de Capcom son ambiciosos y el objetivo de durar toda una generación, sin necesidad de nuevas versiones y con la posibilidad de desbloquear todo el contenido extra a través de Fight Money, encomiable. La compañía japonesa quiere ganar nuevos adeptos, por lo que hace accesible el título para los jugadores inexpertos, al mismo tiempo que respeta a los clásicos, premiándolos con un juego diseñado con sus peticiones en mente. El planteamiento online de Street Fighter V le augura una larga vida, aunque revisar el título cada temporada será esencial para comprobar si Capcom ha sido capaz de cumplir con todas sus promesas. De momento nos quedamos con un juego sólido como una roca y con una buena previsión de futuro.