Después de algunos retrasos ha sido lanzado el pasado 19 de julio STRAY, un juego independiente desarrollado por BlueTwelve y publicado por Annapurna Interactive, provocando una especie de revolución por su particular premisa gatuna.
En él controlamos un felino en un mundo distópico, nuestro principal objetivo es sobrevivir para llegar al mundo exterior, pero no será algo sencillo ya que tendremos que sobreponernos, con nuestras ‘armas’ de gato, a muchísimos peligros.
Con una estética ciberpunk donde la tecnología abunda y asombra, nuestro amigo felino se destaca por su naturalidad en un ambiente futurista.
Ahora la pregunta es si controlar a un gato en un mundo artificial es tan divertido como suena; así que la respuesta te la dejamos en este análisis.
Explorando como gato.
La lluvia se cierne en el exterior, una cueva con vegetación abundante entre tuberías grises nos presentan a un pequeño grupo de gatos, descansando y pasando el rato. Controlaremos a un hermoso ejemplar castaño cobrizo que será el protagonista de esta aventura.
Con él exploraremos lo que parecen ser unas ruinas, un mundo una vez humano abandonado. Nuestro gato realmente se controla como un gato normal, sus movimientos son ágiles y a través de ellos nos podemos abrir paso por tuberías, pendientes y caminos estrechos.
La perspectiva de tercera persona nos permite observar al detalle cada movimiento de las bien logradas animaciones de nuestro protagonista, además de maravillarnos con los entornos que, sin ser un portento tecnológico, nos llenan los ojos de espectacular visuales.
Sin embargo, el juego también nos enseña a no maravillarnos tanto, pues detrás de lo que puede parecer un área tranquila, podrían ocultarse muchas amenazas.
Nos adentramos a un futuro distópico.
Nos abriremos paso a través de la oscuridad encontrando una ciudad abandonada.
Desde el comienzo es más que interesante descubrir como avanzar por estos escenarios haciendo gala de todas las habilidades que tiene un gato, si quieres avanzar realmente debes pensar como un felino.
El gameplay, con su buena dosis de plataformas, siempre intenta conectar con los amantes de los gatos de una forma muy profunda, planteándonos las típicas acciones que los gatos hacen en casa, para hacernos sentir que estamos con un felino real.
Rasguñar, saltar y correr, son solo algunas de las cosas que tendremos que hacer en los rincones de la ciudad, en lso que tendremos que correr y mucho por momentos ya que la ciudad no está tan abandonada como parece.
El diseño de escenarios ha sido estructurado para que el jugador siempre tenga en mente su nuevo objetivo y no se pierda en el intento.
Se han puesto señales en sitios estratégicos de los entornos para hacer que el jugador esté ubicado en todo momento, como pequeñas guías que nos ilustrarán el camino.
Al final, está más que claro que la dificultad no es un elemento que los desarrolladores quisieran explotar en el título, por el contrario; es una experiencia que genera 0 frustraciones y trata de tener un alto índice de inmsersión en todo momento.
No hay gatos corrientes.
El apartado visual del título es digno de destacar, sobre todo si tomamos en cuenta que es un juego independiente que no contó con el presupuesto de un AAA.
Las luces de neón nos brindan una estética que contrasta con la animalidad de nuestro protagonista. Y es que explorando el mundo interior nos toparemos con lo que los humanos han dejado, con ambientes que destilan tristeza y misterio.
Y sí, quizás este mundo esté casi abandonado en su totalidad, pero nuestro gato no estará solo; pues encuentra un fiel compañero de aventuras en un dron B-12.
La decisión de incluir a este dron ha sido un total acierto, desde lo jugable y lo argumental. Muchos de los puzles del juego no se podrían resolver sin la existencia de nuestro amigo robótico.
Y es así, como puzle tras puzle vamos resolviendo el misterio de la historia que engloba todo STRAY, ¿Qué habrá pasado con los humanos? ¿Quedará alguno vivo todavía? ¿El mundo está en su total perdición?
Pensar y actuar como felino.
El equipo de desarrollo ha planeado cada escenario para que los resuelvas con astucia felina. Tumbar objetos, llevarlos en la boca, rasguñar hacen parte de la resolución de los múltiples acertijos que tenemos disponibles. Recuerda, los humanos ya no están, pero una inteligencia superior se alza en este nuevo mundo, los gatos.
Entre los múltiples niveles de este juego debería tomarte unas 5 a 7 horas poder concluirlo, un poco más si decides ir por todos los coleccionables, si esperas una aventura de acción quizás debas voltear a ver a otro lado. Te espera una tarde llena de ser literalmente un gato perseguido, a veces corriendo por tu vida y otras simplemente durmiendo al regazo de un robot con sombrero mientras toca la guitarra.
Por otro lado, sobre el apartado técnico, el juego cumple con todas las expectativas, una ambientación colorida, una excelente fotografía, un espectro sonoro trepidante, sin embargo, en contadas ocasiones experimenté bugs que atascaban al gato en ciertas áreas o el gato simplemente se ponía borroso, nada realmente preocupante.
En conclusión, STRAY es un juego corto, pero brinda una experiencia única que lo hace digno de ser probado, claro, si te gustan los gatos no dudes en probarlo.
Por: Jhonatan Rojas.