Análisis Star Wars Battlefront II

Manuel Gimeno · 29 diciembre, 2018
DICE fabrica una excelente secuela que se ve afectada por las decisiones comerciales de EA

Hace pocas horas se escribía el, hasta ahora, último capítulo sobre el conflicto de los micropagos en Star Wars Battlefront II al conocerse que Electronic Arts había decidido suspender las compras online asociadas a la progresión del juego hasta nuevo aviso. Diversas fuentes hablan incluso de que el todopoderoso Bob Iger, director ejecutivo de Disney, habría tenido una conversación telefónica con Andrew Wilson, director ejecutivo de EA, que sería la desencadenante final de esta fulminante maniobra.

Y empiezo por esta noticia porque evidencia todo lo que está siendo Star Wars Battlefront II desde su lanzamiento. Más allá del juego, más allá de lo que ofrece o deja de ofrecer, la actualidad ha estado copada por la terrible decisión de Electronic Arts de asociar la progresión de la vertiente multijugador a unas cajas de botín que cada día generan más y más críticas dentro de la comunidad de jugadores y jugadoras del entretenimiento digital. La compañía ya estaba en sobre aviso tras las protestas generadas durante la fase beta de esta entrega, pero las escasas correcciones no fueron suficiente para arreglar un asunto que, desgraciadamente, enturbia el lanzamiento de un Battlefront II que es mucho mejor que su antecesor.

La decisión final tomada, aunque no definitiva, rebajará un poco la crispación pero no arreglará el que creo yo que es el problema principal, y es la aleatoriedad asociada a la progresión del juego. Siempre he sido un firme defensor de que el modo online de estos juegos debe ser una recompensa constante e incluso lineal ante la fidelidad del jugador. No poder controlar del todo esos desbloqueos y dejarlo en manos de las cajas de botín hace que, de alguna manera, el factor azar en el gameplay de la primera entrega vuelva a aparecer en otro ámbito para desequilibrar de nuevo el conjunto del juego.

Pero por suerte, Star Wars Battlefront II es mucho más y también mejor. Si apartamos a Electronic Arts y a su estrategia de monetización del juego, descubrimos que DICE vuelve a desmarcarse como uno de los estudios más en forma de la compañía al presentar una secuela que aprende de los errores cometidos y ofrece un producto completo, satisfactorio y repleto de contenido. Y la primera muestra de todo esto es que esta vez sí se ha sabido aprovechar el potencial enorme de una licencia que justifica el intento de un modo campaña que es siempre un regalo para el fan de la franquicia creada por George Lucas. Siendo, además, canon de la historia de La Guerra de las Galaxias, el interés se dispara enormemente, pues su importancia como pieza de un puzle cada vez más grande es capital.

Que Iden Versio, líder de la unidad especial Escuadrón Infernal, sea carismática también ayuda. Con ella será posible descubrir algunos de los hechos acaecidos entre el transcurso de tiempo comprendido entre Star Wars: El retorno del Jedi (1983) y Star Wars: El despertar de la fuerza (2015), y soportará sobre sus hombros una aventura cuya mayor virtud es el ritmo que dispone. 5 o 6 horas se tarda aproximadamente en completar un modo que, como he dicho, destaca por su historia, su puesta en escena y espectacularidad, pero que flaquea en jugabilidad. Al final, las diferentes fases de disparos no dejan de ser pequeños entrenamientos previos a la gran batalla final que supone el multijugador. No se construye un entramado interactivo para la campaña, sino que ésta se nutre de lo que se verá después en el online. Todo esto la da un cariz de complemento más de que de protagonismo, como es natural en juegos que se vuelcan en el multijugador. Sin embargo, es necesaria su presencia pues enriquece la experiencia y le da un valor añadido a un juego destinado a rendir durante muchas horas en el online.

Porque esta vez si vas a dedicarle muchas horas al multijugador. Star Wars Battlefront II no se presenta ante el usuario como el producto inacabado que sí era Star Wars Battlefront en su lanzamiento, y ofrece de entrada una gran cantidad de mapas, héroes y armas que hacen que la vida útil del juego base ya sea mucho más larga que la del anterior. Por si eso fuera poco, Electronic Arts anunció hace tiempo que el contenido poslanzamiento del título sería totalmente gratuito, con lo que los extras irán llegando en forma de goteo sin coste para el usuario progresivamente al más puro estilo Titanfall II. Este próximo 13 de diciembre, sin ir más lejos, los mapas de Crait y D’qar, además de Phasma y Finn y un nuevo capítulo de la campaña estarán disponibles coincidiendo con la llegada de Star Wars: Los últimos Jedi.

Y hasta entonces, ¿qué? Pues hasta entonces lo que hay es un shooter divertidísimo que ofrece un espectáculo fanservice como pocas veces se ha visto. El cruce de épocas entre los mapas y los héroes hace que se vivan situaciones de auténtica locura, pero también de emoción. El Asalto Galáctico en escenarios como el de Naboo, Kamino o Tatooine son un muestra de ello, pues transportan al jugador a esos momentos de la película con una inmersión que aumenta el disfrute hacia cotas altísimas. Este modo en concreto será el que acumule más horas entre todos los jugadores, pues aunque Asalto de Cazas Estelares sea una experiencia emocionante al mando de vehículos aéreos, o que Ataque y Estallido sean frenéticos y Héroes y Villanos una forma fácil de usar la Fuerza, Asalto Galáctico aglutina mejor que ninguno la esencia de Star Wars.

Pero dentro del juego, el cambio más sustancial que se experimenta es la ausencia de los potenciadores dispersos en el mapa y la llegada de un sistema de recompensas por puntos que es ideal para incentivar un buen trabajo en equipo y recompensar al que más se esfuerce en la partida. Llega así a su fin la locura de ver a jugadores correr como pollos sin cabeza hacia el potenciador que daba el héroe o villano deseado. Si deseas un caza estelar, un jedi o un soldado de élite debes conseguir la mayor cantidad de puntos posible, para así poder aparecer con la forma deseada cuando cumplas los requisitos necesarios.

A nivel audiovisual, Star Wars Battlefront II goza de la calidad impresionante de un título de EA DICE. Los efectos de sonido son apabullantes, y la banda sonora de John Williams baña muchísimas situaciones épicas para elevarlas a un nivel todavía superior. Lo mismo ocurre con los efectos visuales, que convierten al juego en un espectáculo de luz y de color protagonizado por los láseres de cada uno de los bandos en conflicto. Si la primera entrega ya impresionaba, ésta mejora todo lo anterior un poco más, acorde a los años que han pasado y al momento de generación en el que estamos.

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