Hace pocas horas se escribía el, hasta ahora, último capítulo sobre el conflicto de los micropagos en Star Wars Battlefront II al conocerse que Electronic Arts había decidido suspender las compras online asociadas a la progresión del juego hasta nuevo aviso. Diversas fuentes hablan incluso de que el todopoderoso Bob Iger, director ejecutivo de Disney, habría tenido una conversación telefónica con Andrew Wilson, director ejecutivo de EA, que sería la desencadenante final de esta fulminante maniobra.
Y empiezo por esta noticia porque evidencia todo lo que está siendo Star Wars Battlefront II desde su lanzamiento. Más allá del juego, más allá de lo que ofrece o deja de ofrecer, la actualidad ha estado copada por la terrible decisión de Electronic Arts de asociar la progresión de la vertiente multijugador a unas cajas de botín que cada día generan más y más críticas dentro de la comunidad de jugadores y jugadoras del entretenimiento digital. La compañía ya estaba en sobre aviso tras las protestas generadas durante la fase beta de esta entrega, pero las escasas correcciones no fueron suficiente para arreglar un asunto que, desgraciadamente, enturbia el lanzamiento de un Battlefront II que es mucho mejor que su antecesor.
La decisión final tomada, aunque no definitiva, rebajará un poco la crispación pero no arreglará el que creo yo que es el problema principal, y es la aleatoriedad asociada a la progresión del juego. Siempre he sido un firme defensor de que el modo online de estos juegos debe ser una recompensa constante e incluso lineal ante la fidelidad del jugador. No poder controlar del todo esos desbloqueos y dejarlo en manos de las cajas de botín hace que, de alguna manera, el factor azar en el gameplay de la primera entrega vuelva a aparecer en otro ámbito para desequilibrar de nuevo el conjunto del juego.
Pero por suerte, Star Wars Battlefront II es mucho más y también mejor. Si apartamos a Electronic Arts y a su estrategia de monetización del juego, descubrimos que DICE vuelve a desmarcarse como uno de los estudios más en forma de la compañía al presentar una secuela que aprende de los errores cometidos y ofrece un producto completo, satisfactorio y repleto de contenido. Y la primera muestra de todo esto es que esta vez sí se ha sabido aprovechar el potencial enorme de una licencia que justifica el intento de un modo campaña que es siempre un regalo para el fan de la franquicia creada por George Lucas. Siendo, además, canon de la historia de La Guerra de las Galaxias, el interés se dispara enormemente, pues su importancia como pieza de un puzle cada vez más grande es capital.
Y hasta entonces, ¿qué? Pues hasta entonces lo que hay es un shooter divertidísimo que ofrece un espectáculo fanservice como pocas veces se ha visto. El cruce de épocas entre los mapas y los héroes hace que se vivan situaciones de auténtica locura, pero también de emoción. El Asalto Galáctico en escenarios como el de Naboo, Kamino o Tatooine son un muestra de ello, pues transportan al jugador a esos momentos de la película con una inmersión que aumenta el disfrute hacia cotas altísimas. Este modo en concreto será el que acumule más horas entre todos los jugadores, pues aunque Asalto de Cazas Estelares sea una experiencia emocionante al mando de vehículos aéreos, o que Ataque y Estallido sean frenéticos y Héroes y Villanos una forma fácil de usar la Fuerza, Asalto Galáctico aglutina mejor que ninguno la esencia de Star Wars.
A nivel audiovisual, Star Wars Battlefront II goza de la calidad impresionante de un título de EA DICE. Los efectos de sonido son apabullantes, y la banda sonora de John Williams baña muchísimas situaciones épicas para elevarlas a un nivel todavía superior. Lo mismo ocurre con los efectos visuales, que convierten al juego en un espectáculo de luz y de color protagonizado por los láseres de cada uno de los bandos en conflicto. Si la primera entrega ya impresionaba, ésta mejora todo lo anterior un poco más, acorde a los años que han pasado y al momento de generación en el que estamos.