Desarrollado por Empty Head Games, Saviorless ha ganado cierta popularidad dentro de la industria por ser el primer videojuego indie cubano en llegar al mercado; siendo pioneros en su país y superando dificultades inimaginables para la gran mayoría de estudios en todo el mundo.
Desde haber perdido su nombre original, Savior, por temas de derechos de autor; los desarrolladores han tenido que sobreponerse a decenas de escollos para traernos un proyecto lleno de identidad, ambición y ganas de destacar por sus propias virtudes jugables.
Saviorless, en síntesis, es un juego de plataformas en 2D que bebe mucho de Limbo y GRIS, pero sabe desmarcarse de esta fórmula para innovar y dejar las primeras huellas de Empty Head Games en la industria; y con un buen sello de calidad.
¿Qué es lo que hace a Saviorless una aventura única? Te lo contamos todo en nuestro análisis.
Una historia ceñida a su narración.
Saviorless nos mete de lleno en su atmósfera desde el segundo 1, presentándonos su trama de la mano de los Narradores. Ún anciano y sus dos sobrinos que tienen la misión de contar una historia única e interesante.
No obstante, para que la historia pueda transcurrir correctamente y no salirse de su curso establecido, los tres narradores deben cumplir una sola regla: Contar la historia de un solo personaje sin crear a otro protagonista.
Bajo estas condiciones, el anciano origina la historia de Antar, un humano que tiene la misión de convertirse en Salvador para evitar una catástrofe.
En su camino, que le llevará a espectaculares paisajes boscosos, pero también a tétricas instalaciones abandonadas; Antar se encontrará con personajes que le advertirán de los riesgos de su cruzada, como si le conocieran de antes; a pesar de no haberlos visto nunca antes.
Antar, desde su concepción como humano, se muestra como una criatura frágil frente a sus enemigos, larvas que han corrompido los corazones de las criaturas del mundo y que quieren acabar con el último atisbo de vida de dicho universo.
No obstante, el arma más importante de Antar no tiene que ver con su físico; es su convicción que le impulsa a seguir adelante pese a las dificultades.
Un gameplay satisfactorio, dinámico y cambiante.
La mayor parte del juego estaremos controlando a Antar, un personaje que tiene la única destreza de saltar y agacharse. Por ende, al ser un juego de plataformas en scroll lateral, el jugador es puesto a prueba pantalla tras pantalla, ya sea para demostrar su agilidad al saltar o para resolver puzles.
Controlar a Antar transmite una sensación de fragilidad e inseguridad frente al mundo que le rodea. Sin embargo, los controles han sido muy bien pulidos y el personaje responde bastante bien a los comandos una vez entiendes el funcionamiento de su moveset y las físicas del título, que también están muy bien trabajadas.
Sin embargo, este gameplay de plataformas y resolución de puzzles cambia de repente cuando, tras un giro en la historia, nos hacen controlar a otro personaje, una bestia insaciable que no tendrá reparos en acabar con todo lo que se le ponga en su camino.
Durante estas fases, el juego se transforma en un hack & slash en 2D, haciendo sentir al jugador como un ente poderoso e invencible, capaz de derrotar en segundos hasta a los jefes que propone la aventura.
Este contraste entre ambos personajes jugables es de lo mejor que tiene Saviorless. Los desarrolladores han sabido como darle ese dinamismo necesario al gameplay al cambiar tanto sus mecánicas jugables que lo hacen prácticamente pertenecer a otro género por momentos; y sin perder cohesión argumental o rebajar su calidad.
Desde el aspecto jugable, se nota muchísimo los más de ocho años de desarrollo que tuvo el juego y el gran cariño de sus autores a su primera gran apuesta.
Un apartado gráfico sublime y de primer nivel.
Cada visual de Saviorless, cada captura en movimiento del personaje y cada frame del juego pueden ser tomados y enmarcados por la inmensa calidad de su apartado gráfico.
Dibujado completamente a mano, los gráficos de Saviorless tienen una similitud con los de GRIS, pero con un toque más desolador y lleno de matices oscuros.
Las animaciones de los protagonistas y enemigos, sumado a los detalles de cada pieza del entorno hacen que el universo de Saviorless se sienta vivo dentro de su desgracia.
A su vez, la atención al detalle de los desarrolladores es tal que, en uno de sus niveles, el protagonista apaga velas que están encendidas tras pasar por delante de ellas; pero con una animación tan sútil como diegética, algo que no llama la atención pero contribuye muchísimo con la inmersión.
El juego está repleto de detalles como este y al combinar su belleza gráfica, que calza perfectamente con la gracia de su narrativa; tenemos un juego con una mística única capaz de transmitir muchas emociones en poco tiempo.
Su apartado sonoro, por su parte, si se siente un escalón por detrás del visual; con acompañamientos que complementan a las visuales con armonía y sin destacar demasiado, dándole muchísima preponderancia al piano, pero sin dejarnos melodías memorables.
Una experiencia corta y muy disfrutable.
En términos de dificultad, Saviorless también tiene la virtud de mantener al jugador enfocado y siempre concentrado en el gameplay. Los desarrolladores han sabido diseñar las pantallas de manera que siempre esté ocurriendo algo que requiera la atención del jugador y, si no lo nota, probablemente sea penalizado con la muerte del personaje o se quedará estancado hasta encontrar la solución para avanzar.
La curva de dificultad está muy bien llevada y en ninguno de sus puntos ha sido especialmente difícil. Eso sí, algunos puntos de respawn tras morir quedan algo lejos y vuelven la experiencia un poco más tediosa de lo que debería.
En cuanto a su duración, el juego ofrece una experiencia corta de entre 3 o 4 horas. Todo depende del tiempo que tardes en encontrar las notas de un cuaderno que son repartidas por cada nivel, siendo este el aspecto más desafiante de todo el título, pero también opcional.
Un debut con el pie derecho.
No cabe duda que Empty Head Games ha demostrado muy buenas maneras con Saviorless, un título que destila identidad por los cuatro costados y que representa una experiencia bastante satisfactoria en líneas generales.
Sin querer convertirse en la octava maravilla del mundo, el juego aplica diversas mecánicas y recursos para entretener al jugador y hace que esos leves fallos de ritmo sean obviados por la enormidad de su mundo y una historia que nos motiva a descubrir su final.
En un mercado saturado por títulos de 50 horas o más de duración, encontrarse con experiencias como Saviorless nos hacen recordar que no hace falta crear un juego de cientos de horas para que sea inolvidable para el jugador, algo que resume muy bien el gran trabajo de los desarrolladores.