Análisis Resident Evil 4 (PS4)
Capcom se ha tomado muy en serio la celebración del 20 aniversario de la franquicia Resident Evil. Al anuncio del desarrollo del remake de RE2 conviene sumar la puesta de largo de RE7 el próximo enero, así como el lanzamiento de las versiones remasterizadas de RE0, RE5 y RE6. Para terminar de redondear la ecuación y hacer de 2016 el año Resident Evil por agotamiento, la compañía japonesa estrenó hace varios días la versión revisada del clásico Resident Evil 4, un título tan importante para la saga como para la propia industria, que 11 años después de su lanzamiento original aterriza en PS4 y Xbox One con nulos cambios en su planteamiento o contenido, aunque algunos retoques visuales que lo adaptan a los estándares de la actual generación.
Nadie duda a estas alturas de lo importante que fue Resident Evil 4 para la propia Capcom, que cambió el rumbo de la franquicia con una cuarta entrega que iba a parecer únicamente en GameCube y ha terminado viendo la luz en casi todas las plataformas que han salido hasta la fecha, incluyendo PS2 y PS3. Por suerte, RE4 sigue siendo tan divertido como cuando llegó por primera vez a las tiendas, aunque muchas de sus mecánicas jugables han quedado desfasadas, cuestión que no le priva de ser uno de los títulos más importantes de la última década y que ahora podemos recuperar en la mejor de sus formas a través de PSN y Xbox LIVE.
Aunque la trama de Resident Evil 4 es casi de dominio público, intentaremos desvelar sus líneas clave sin entrar en spoilers o destripes argumentales. Leon S. Kennedy viaja hasta un país del sur de Europa (en teoría, España) para rescatar a la hija del presidente de los EEUU, secuestrada por una especie de secta que se ha hecho con el control de la zona. Nada más llegar hasta el recóndito paraje, Leon debe hacer frente a un nuevo tipo de enemigo, infectado por una especie de parásito conocido como Las Plagas. El survival horror da paso a la acción más salvaje a la vez que todo tipo de criaturas dementes se cruzan en nuestro camino.
Desgranar a estas alturas un título como Resident Evil 4 parece una tarea absurda. Buena parte de los aficionados y aficionadas conocen a la perfección sus mecánicas jugables, así como sus aciertos y errores. Todo ello se mantiene en esta revisión del título, puesto que Capcom deja íntegro e intacto el contenido que ya conocíamos, realizando algunos ajustes visuales para que el título pueda interesar a los usuarios de las consolas de sobremesa actuales. RE4 marcó la apuesta de la marca por la acción en tercera persona, con un sistema de apuntado y una aproximación al hombro del protagonista en el momento de los tiroteos que buena parte de los juegos posteriores imitaron o copiaron, dejando claro que la acción tomaba el protagonismo frente al terror.
Resident Evil 4 se alejaba y se aleja de esta forma del survival horror para centrarse más en la tensión del combate contra entes mortales y memorables, como el siempre terrorífico Dr. Salvador. La gestión de recursos que conocíamos de entregas previas se mantiene, aunque se agiliza gracias a una sección en la que entran más objetos, algo imprescindible debido a la presencia de un mayor número de armas y otros ítems. Por desgracia, esta gestión de inventario queda desfasada en pleno 2016, siendo necesario pausar el juego cada vez que deseamos cambiar de arma o utilizar unas hierbas medicinales. Lo mismo sucede con la propia acción, que nos obliga a pararnos para apuntar y disparar, elemento que se repitió en RE5 y que no se ajustó hasta el polémico RE6.
El punto positivo es que Resident Evil 4 sigue siendo tan divertido y desafiante como el primer día. Si somos capaces de adaptarnos a su estilo de juego de hace 10 años, la obra de Capcom es puro espectáculo, con momentos tan brillantes como únicos, que nos recuerdan por qué es considerado como uno de los videojuegos más importantes de la industria. Aquellos que ya lo jugaron en su momento o que se hicieron con él en PS3, encontrarán pocos alicientes para su nueva compra, pero la versión que nos ocupa es la ideal para todos aquellos jugadores y jugadoras que no hayan tenido ocasión de hincarle el diente hasta la fecha.
Como decimos, el contenido se mantiene intacto con respecto al juego original. Además de la campaña principal, Resident Evil 4 nos permite disfrutar de dos modos extra una vez terminada la historia central: Assignment Ada y Mercenarios. También están a nuestra disposición los trajes adicionales y todos los coleccionables y extras que hacen de Resident Evil 4 un título de duración más que aceptable gracias a lo rejugable del conjunto. Evidentemente, también encontramos los mismos problemas que en la versión original, como una IA bastante pobre en lo que respecta a nuestros aliados o una cantidad de quick time events tan insistente que puede llegar a saturar por momentos.
Capcom utiliza la versión Ultimate de Resident Evil 4 para PC para retocar esta edición, alcanzando los 1080p y una tasa de fotogramas por segundo superior a la del juego clásico. Esta cuestión posibilita que la obra se vea mejor que nunca, con algunas texturas retocadas para no desentonar. Es el único ajuste real que encontramos en la obra, por lo que depende de cada jugador o jugadora concluir si merece la pena realizar la inversión necesaria para jugar en PS4 o Xbox One. En lo que respecta al sonido, el título nos llega también intacto, con esos míticos y ya clásicos diálogos que marcaron a toda una generación. «Detrás de ti, imbécil», «lárgate cabrón» o «morir es vivir», en un español con acento de todas partes menos de la propia España, confirman lo mal que llevan en otros países el trabajo de investigación de idiomas y lo bonito que resulta escuchar improperios en nuestra lengua, aunque sea con otro acento.
Resident Evil 4 es un clásico indiscutible. El título de Capcom sigue siendo divertido, tenso y muy adictivo. Cambió la saga para siempre y supuso un giro radical para el género de la acción en tercera persona. Nadie duda a estas alturas de su importancia, por lo que recuperarlo en las mejores condiciones posibles en pleno 2016 supone toda una alegría. Con todo, es importante tener en cuenta que no se ha realizado ningún trabajo más allá del retoque gráfico, que su planteamiento jugable está desfasado y que no todos los elementos han soportado igual de bien el paso del tiempo, como la pesada gestión de inventario. Un clásico siempre es un clásico, por lo que si hasta el momento no se ha tenido ocasión de probar Resident Evil 4, puede que ahora sea el momento adecuado.