Ubisoft ha tenido en el olvido al Príncipe de Persia por varios años, pero ante el infinito retraso del remake de Las Arenas del Tiempo, nos han sorprendido con Prince of Persia: The Lost Crown.
El título, en principio, apela a tener su propia esencia y apostar por un nuevo género para la saga: Metroidvania. Con todos estos componentes; y el historial detrás de Ubisoft, había muchos escépticos sobre la resurrección del Príncipe en tiempos modernos.
Con esta nueva fórmula, los desarrolladores buscaron darle una nueva identidad a toda la franquicia; que comienza a brillar con luz propia tras su tiempo en el ostracismo.
Dentro análisis.
Un regreso triunfal a Persia.
A diferencia de otros juegos de la saga, el primer cambio considerable en este título es que no controlamos al Príncipe. Controlamos a Sargon, uno de los Siete Inmortales que sirven a la protección de Persia y a la actual Reina Thomyris.
Su prólogo/tutorial es ideal para presentarnos las mecánicas básicas del juego y también el caótico escenario de los primeros momentos de la trama; poniendo de manifiesto el dinamismo de su combate y la agilidad del personaje principal, dos puntos altos de la experiencia en general.
Tras una caldeada lucha para encontrar al Príncipe, Sargon regresa triunfante a Persia para ser vanagloriado por tal hazaña. Lo que no sabe es que su periplo está muy lejos de terminar y que solo unos momentos después se abrirá ante él una aventura inusitada y repleta de peligros.
Un metroidvania exprimido a su máxima potencia.
Después de completar el tutorial, el juego nos lleva directamente al Monte Qaf, escenario principal del juego que cuenta con distintas, zonas y biomas que tendremos que explorar a lo largo de la aventura.
El diseño de niveles está orquestado de forma excelsa. La navegación del mapa del juego, con sus pantallas, marcadores y la posibilidad de capturar la pantalla con fotos limitadas te permiten sumergirte con total libertad en la aventura.
Apela a la mecánica de guardado en hogueras (árboles en este caso) popularizado por Dark Souls y utilizado también por Hollow Knight y otros. En estos árboles, el jugador puede cambiar los ataques especiales (Picos de Athra) del personaje y equipar distintos amuletos que aumentan sus estadísticas.
En todo momento, el jugador siente que tiene las herramientas necesarias para avanzar; aunque también las zonas nos dejan con esa sensación de incertidumbre al ver un salto al que no podemos llegar o un símbolo extraño que parece que funcionaría con una mecánica posterior.
Toda esa mezcla de fluidez y diseño práctico de niveles, es potenciada por la agilidad de Sargon. Es una auténtica delicia estar a los mandos del protagonista del juego, responde perfectamente a todas las órdenes que damos con el mando y el mapeado de los botones es sumamente intuitivo.
Uno de los defectos de muchos metroidvania es que el backtracking puede resultar tedioso en algunos momentos. Sin embargo, Prince of Persia: The Lost Crown resuelve este conflicto con la rapidez de Sargon, que tiene la acción de correr para pasar más rápido por las zonas.
Además, la distribución de los viajes rápidos también es bastante conveniente y tampoco le quita tanta dificultad a la aventura. Cumplen su función, ahorrar tiempo y ser prácticos.
Del mismo modo, se debe recalcar que todas las habilidades funcionan a la perfección y que no me encontré con ninguna mecánica que ‘rompiese’ por completo el título, todo está idealmente balanceado para que la experiencia vaya in crescendo desde lo jugable y argumental.
Un apartado de combate magistral.
Más allá de que es fácil deshacerse en elogios hablando sobre el diseño de nivel del título, su punto más alto sin lugar a dudas es el combate.
El combate de Prince of Persia: The Lost Crown es una maravilla desde el primer segundo hasta el último golpe que le asestas al jefe final.
Tiene la cantidad de variantes necesarias para que puedas combatir a tu manera. La mecánica de parry funciona a las mil maravillas y se siente realmente satisfactorio tener este recurso con enemigos comunes y hasta jefes.
Sargon tiene la capacidad de utilizar energía, llamada Athra, para ejecutar diferentes movimientos especiales. Cada movimiento es visualmente espectacular y te otorga diferentes ventajas, por lo que se pueden aprovechar dependiendo de la situación.
Los Amuletos, un recurso similar a las cuentas del Rosario de Blasphemous, nos permiten aumentar estadísticas del personaje y también añadir funciones adicionales al parry y otras mecánicas del juego.
Estos Amuletos te permiten construir tu propia ‘build’ de combate y ayudan al jugador a personalizar al máximo su aventura.
Conforme avanzas en el juego, las habilidades como el Doble Salto y otras que no quiero destripar también se vuelven útiles en el combate y tus posibilidades aumentan periódicamente.
Los desarrolladores también han ubicado a un personaje, dentro del Refugio y zona principal, que te ayuda a utilizar las nuevas habilidades dentro del combate; un gran acierto para permitir que el jugador aproveche todos sus recursos.
Una dificultad justa, divertida y desafiante.
Me he pasado Prince of Persia: The Lost Crown en dificultad normal y en ningún momento he sentido frustración o he culpabilizado al juego por alguno de mis fallos.
El juego no se caracteriza por ser extremadamente difícil, pero como todo metroidvania, tiene ciertos picos de dificultad que te harán repetir algunas veces a algún jefe o sección de plataformas.
Y si hablamos de plataformas, el juego también bebe mucho del espectacular indie Celeste. Tiene varias secciones que pondrán a prueba tu habilidad en los saltos; incorporando también las habilidades que vaya ganando Sargon en su camino para volverlas aún más difícil.
Sin embargo, el juego te incita a aprender con el ensayo y error. Tras caer al vacío o en púas, el juego te regresa al punto más próximo del salto para que puedas intentarlo nuevamente en cuestión de un segundo, esto evita que el jugador se frustre y se enfoque más en avanzar y mejorar tras los intentos.
En cuanto a los jefes, todos ellos presentan un desafío dentro de la experiencia, sin ser excesivamente crueles. Las batallas, en líneas generales, consisten en aprenderse el patrón del enemigo para lograr esquivarlo o hacerle parry y aprovechar las ventanas de ataque.
Los jefes nos ‘obligan’ de forma orgánica a aprovechar las nuevas habilidades que vamos aprendiendo; por lo que el título hace que te conviertas en un mejor jugador, no te valdrá repetir los mismos combos y mismas acciones a lo largo de la aventura.
Y si quieres exprimir más el juego, las misiones secundarias también aprovechan las habilidades del personaje y nos exigen llevarlas un poco más allá en las plataformas y combates.
Las misiones secundarias, a su vez, se adaptan todas dentro de la historia del juego y le dan más color a un lore bastante profundo; al que quizás le hizo falta tener más cinemáticas o secuencias y no obligar al jugador a leer tanto para entenderlo todo.
Artísticamente acertado, con una plantilla sonora ideal.
El apartado gráfico de Prince of Persia: The Lost Crown no es su característica más resaltante, pero no por eso significa que sea un punto bajo.
Tomando en cuenta que fue desarrollado con la intención de llegar hasta a Nintendo Switch, los desarrolladores apostaron por un estilo gráfico que no exija tanto al hardware pero que sea capaz de cautivar con paisajes espectaculares.
Además, la dirección artística desde el primer momento nos recuerda que estamos en Persia; con escenarios, enemigos y efectos visuales que encajan perfectamente entre sí.
No existe ningún tipo de ‘downgrade’ entre una zona y otra. Todo el juego, no solamente desde el apartado gráfico, mantiene un altísimo nivel sin ninguna zona que esté muy por debajo del resto.
En cuanto a la música, cumple con su objetivo de sacarnos de la música occidental y llevarnos a los entornos áridos de Persia, en compañía de los gráficos.
Sus puntos altos, sin dudas, son los combates contra jefes. Estos tienen piezas musicales increíblemente épicas que aumentan aún más la emoción de cada batalla, cada parry; ideal para elevar la tensión en combates de alta dificultad.
Especial mención a las piezas musicales del arco final del título que son una auténtica majestuosidad que le da un valor agregado, por si faltaba, a una experiencia realmente redonda.
Del mismo modo, se debe destacar la alta calidad del doblaje en castellano, con actores que lograron interpretar muy bien a los personajes. También se puede jugar en persa, ideal para meternos aún más en el escenario.
Una aventura completa, sólida y para el recuerdo.
Tras haber jugado por más de 25 horas, haciendo unas cuántas secundarias, Prince of Persia: The Lost Crown es, sin dudas, uno de los mejores metroidvanias de los últimos años; sin absolutamente nada que envidiarle a las obras maestras del género, ya que también puede ser definida como una.
Ubisoft logró sacudirse los vestigios de una saga que se sentía un tanto anticuada para modernizarla y sacar todo lo mejor de ella desde una perspectiva renovada y adaptada a los tiempos actuales.
Con una historia rica y de ritmo alto, un apartado de combate magistral, un diseño de niveles que va directo a la cúspide del género y un apartado gráfico y sonoro que destila muchísima identidad, tenemos en Prince of Persia: The Lost Crown al primer gran título imprescindible del año.
Ah, y se me olvidaba, a lo largo del juego me encontré solamente con dos bugs y muy menores. Podéis jugar sin miedo a que se rompa la experiencia.