Análisis PES 2018

Manuel Gimeno · 29 diciembre, 2018
Jugabilidad mejorada dentro de la entrega más conservadora de los últimos años

Que Konami vuelve a hacer las cosas bien con su histórica franquicia de fútbol ya no es noticia. Lo lleva consiguiendo desde hace un par de años, y Pro Evolution Soccer 2018 es ni más ni menos que la evolución lógica de un proceso de reconversión que a la compañía japonesa le ha costado sangre, sudor y seguro que alguna que otra lágrima. PES vuelve a ser lo que fue en su momento, pero adaptado a los tiempos que corren. Algo que hace que sus cosas buenas de siempre se aprecien incluso más, pero que otorga algo de hastío a todo aquello que no ha sido nunca del todo bueno, como la ya eterna crítica a las licencias.

Pro Evolution Soccer 2018 vuelve a llenar un espacio dentro de los videojuegos de fútbol que FIFA nunca ha llegado a satisfacer del todo, ni tan siquiera en su época más hegemónica. Ese tacto con los mandos al conducir el balón con cualquier jugador, la satisfacción al ejecutar un pase o los disparos a portería con un esférico que da la sensación de pesar como uno de verdad acaban conformando un conjunto de sensaciones que ponen en valor a esta entrega, de nuevo, a pesar de sus evidentes carencias. Se mejora todo eso e incluso algún defecto jugable más obvio, con lo que la evolución se mantiene estable de nuevo. Tal vez, demasiado incluso.

No estamos ante un título dentro de la serie que sea revolucionario. No lo fue el anterior tampoco, aunque en aquel momento sí era necesario dar estabilidad a un proyecto antes de abordar cambios profundos que pudieran de nuevo desviar a la franquicia del buen camino. PES 2018 introduce los suficientes cambios jugables como para pulir todo lo criticable en estos términos de PES 2017, y además ofrece a nivel técnico un pequeño salto que aumenta la inmersión dentro del terreno de juego. ¿Es todo esto suficiente? Ahora lo comprobaremos.

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Regates estratégicos y Real Touch +

Dos son las características en las que se apoya este Pro Evolution Soccer 2018 para transmitir al jugador esa satisfacción en el manejo del futbolista. La primera y más característica ya dentro de esta nueva etapa de la saga ese ese Real Touch + que aparece mejorado con respecto al año pasado. Si ya en la anterior entrega era un delicia ver como cada deportista era capaz de controlar el balón con aquella parte del cuerpo más apropiada a su altura y velocidad, esa sensación se ve mejorada notablemente este año, respondiendo todavía mejor a la reacción del esférico en cada situación.

Sin embargo son con los llamados regates estratégicos donde esta característica luce mejor. Un buen control necesita de una buena conducción y regate para llevarlo a buen puerto. Esta continuación básica se mejora en este PES también, y sirve para reflejar en el campo lo que en cada uno tenga hacer en mente en ese momento. De forma fácil y sencilla, con el stick responde a la perfección, sin complicadas combinaciones de botones que radican su éxito en lo acertada de la combinación, y no tanto en la elección del momento, como sí ocurre en este juego.

El equilibrio entre todo esto viene también dado por la rebaja en la velocidad de juego que se experimenta en esta entrega. PES 2017 ha sido tachado de pasacalles por más de uno, y la edición de este año ha corregido algo el frenetismo para aportar a todo más pausa, y así poder exprimir al máximo el intuitivo control del juego que surge de las dos características comentadas anteriormente.

Balón, IA y porteros mejorados

Aunque más allá del control, todo aquello que depende del juego y de la inteligencia artificial tiene igual o incluso más importancia a la hora de conformar un título de fútbol completamente sólido. Los porteros destacan en PES 2018 sobre cualquier otra cosa, seguramente porque es el elemento de juego más ha mejorado con respecto al año pasado. Tras años y años de reclamar un mayor desempeño en las labores del guardameta, esta entrega cumple a la perfección con lo que los jugadores anhelaban desde hacía tiempo. Buenas anticipaciones, respuestas lógicas a los remates y balones depejados en condiciones.

También el comportamiento de los jugadores propios y de los rivales en ataque y defensa mejora, aunque es necesario haber jugado bastante a la primera entrega para caer en esta reflexión. Las ayudas en defensa son más frecuentes y con más sentido, mientras que los ataques se refuerzan con desmarques más inteligente que favorecen el uso del pase al hueco raso o elevado. Todo esto se potencia cuando, además, cada equipo se comporta de una manera diferente dependiendo de la táctica inherente a la de ese club en la actualidad (o a la configurada por el rival, si uno se enfrenta contra otro usuario), notando de verdad que cada equipo es un mundo y que con cada estrategia el fútbol cambia por completo.

El balón, por otro lado, también ha experimentado cambios. PES siempre ha destacado por tener una física muy convincente con el esférico, pero este año se vuelve a mejorar añadiendo algo más de peso a la pelota. Los remates a portería desde fuera del área ya no son tan efectivos como antes, pero el tiro ajustado sigue siendo demasiado poderoso a la hora de definir. Lo mismo ocurre con el pase en profundidad, que si el año pasado era casi una asistencia de gol si se ejecutaba bien, este año sigue con la misma senda. Pequeños desequilibrios pues que no se corrigen, y que pueden acabar provocando que en el online la gente acabe jugando de una forma muy determinada.

Pocas novedades en los modos de juego

Ya el año pasado hablaba del conservadurismo de Konami a la hora de innovar en los modos de juego. Con la saga NBA 2K a la cabeza reinventándose año tras año y con EA SPORTS FIFA haciendo siguiendo la estela de la gran franquicia de baloncesto, PES se queda muy lejos de las novedades que están recibiendo los diferentes juegos de deporte.

La Liga Master sigue siendo, otro año más, la joya de la corona de PES. Y otro año más, poca innovación ofrece. Únicamente la presencia de unos menús algo más frescos, escenas cinemáticas en partidos importantes y cláusulas de rescisión dentro de los traspasos llaman la atención a simple vista. Lo mismo o peor ocurre con Ser una Leyenda, que se mantiene prácticamente invariable con respecto a lo ofrecido en PES 2017.

Mejora gráfica, pero escasez de licencias

El FOX Engine también mejora levemente, sobre todo en lo referente a iluminación y cambios meteorológicos. El juego produce momentos muy satisfactorios sobre todo cuando ambas características se cruzan con los estadios licenciados, que no tienen parangón a nivel de detalle con los de la competencia. Sobre todo el Camp Nou, cuya presentación hará las delicias de los aficionados culés, como ya ocurriera en la anterior entrega.

Pero las licencias siguen sin ser suficientes. Equipos como el Barça, Valencia, Atlético de Madrid, Borussia de Dortmund, Liverpool o los principales clubes brasileños, argentinos y chilenos cuentan con un trabajo específico en la recreación de equipaciones y jugadores (no ocurre igual con los estadios, pues no aparece el estadio de Mestalla, por ejemplo), pero PES 2018 palidece ante su comparación con FIFA 18 y toda la oferta que dispone. Si bien es cierto que los Option Files son posibles en PS4 y solucionan en parte el problema, no es de recibo a estas alturas solucionar una necesidad así de esta manera.

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