Llega el remake de un arcade y los nostálgicos se vuelven locos. Tengamos cautela, no todo vale. Y aunque la mayoría de los aquí presentes seguro que echaron muchas monedas de cinco duros a la mítica recreativa de Super Pang (Buster Bros en América), su conversión a sistemas de nueva generación deja bastante que desear en cuanto a presentación, contenidos o ideas refinadas. Dicho esto, que empiece la diversión como siempre la han conseguido los hermanos explota-burbujas, que llega a PS4 por 9,99 euros, con su imprescindible modo cooperativo local incorporado de serie, claro. Pang Adventures es tan clásico y retro que no se molesta ni en revisar un poco la fórmula de hace más de 25 años, la repite a pies juntillas, con algunos niveles calcados del original lo que al menos sí es de agradecer desde el prisma más fan. Desde luego, con mucho prisma fan hay que mirarlo para entender bien lo que Pasta Games y DotEmu (editora) han hecho con la que fue licencia Capcom. ¿Funciona? Por supuesto, faltaría más. ¿Tienes alguno de los antiguos por ahí? Puedes pasar de él. O cómpratelo en móvil, cuesta 2,99 euros el mismo juego…
En esta época del reboot, el remake, el remaster y el refrito bien pasadito por el aceite de la aceptación masiva que nos ha tocado vivir, no es de extrañar que marcas como Pang pretendan remodelarse y estar en nuevos soportes, llamar la atención de nuevos jugadores que no las conocieron en su día, al mismo tiempo que seducen como siempre a los que las recordamos con cariño. El toque viene en cómo se recuperan estos nombres, qué detalles se suman a lo que ya teníamos para hacer de verdad apetecible un nuevo título superior a los originales y bien acabado en todos los aspectos.
El remozado técnico para darle una apariencia HD y todavía más colorista en viveza de los colores es un buen primer paso que Adventures da con holgura. Igual pasa con la jugabilidad, perfecta y tan bien atada como recuerdas, sin fisuras y satisfactoria en consola. O la inclusión de los jefes finales, el mayor acierto. Y para de contar. Las nuevas armas no tienen mucho que aportar sobre las clásicas ni realmente cambian mecánicas, los modos de juego adicionales al Tour Mundial son irrisorios y similares a éste, y todas las posibilidades online de hoy en día no están por ningún lado en estos apenas 370 MB de descarga digital. Debería costar más barato en PS4, Xbox One y Steam.
Siempre apetece un partidita a Pang en compañía, o incluso habrá algún picado que busque batir sus propios tiempos destrozando pompas que se destrozan en otras más pequeñas. Y tenerlo en la biblioteca de PS4 con dos mandos te asegura ponerlo en muchas visitas que vengan a casa. Pero, ¿tanto costaba colocar unas tablas de clasificación con amigos? ¿de verdad no había opción de añadir cooperativo online o multijugador para cuatro jugadores, a lo loco? ¿por qué no un editor de niveles para compartir y desafiar a los demás como tanto se estila hoy? ¿Y la opción -ya que tienen la licencia- de poder jugar al Super Pang tradicional? Todas estas ausencias tienen una respuesta muy simple y compartida: poco presupuesto. Pang Adventures es un juego barato, una producción prequeñita hecha por un equipo muy pequeñito (apenas una decena de empleados) que, contanto las dificultades que habrán tenido y que éste será uno de sus productos más sonados por manejar la marca que es, demasiado bien lo han hecho. Pues el juego funciona y estéticamente llega a ser resultón, muy noventero en dibujos pero sin píxeles vistos.
Lo que ocurre, es que lo realmente grave es que, a los que estamos acostumbrados a deleitarnos con clásicos traídos a la escena actual de nuevo con remakes y reboots, este Adventures nos va a parecer una copia cutre del Pang de Capcom. No están aquellas melodías ni efectos de sonido para las explosiones de las burbujas, no hay galerías de cruiosidades o extras y todo se siente un poco de cartón piedra, especialmente ridículo en el diseño del menú principal y sus botones o letras que parecen hechos con el Microsoft Paint, como esta imagen de la derecha del sitio para las estadísticas generales de juego. Ahí está la parte menos aceptable de estos diez eurazos que cuesta en sobremesa. Se suma en la versión en castellano que tiene una localización descuidada, con algunos consejos o carteles en inglés. Vayamos con lo demás, que, como digo, lo hace mejor.
El desbloqueo de modos Pánico y Puntos al completar primero el Tour mundial con vidas infinitas no me parece del todo mala idea. Siempre he sido muy defensor de los desbloqueos, dan sensación de progreso, de mejora, de coleccionismo, y satisfacen al ser logrados. El modo Pánico nos coloca en un desenfrenado conjunto de 99 niveles uno tras otro y con una única vida, desafío puro y purista, la verdad. Por su parte, Puntos recuerda a la recreativa clasicota, con tres vidas iniciales y otra vuelta al mundo a través de las pantallas. En definitiva, hablamos del mismo modo en los tres casos pero con distinto número de vidas. Los fondos indican en qué país estamos, desde la mítica playa-palmera que abría en Bora Bora todo el arcade, hasta los templos hindús, monumentos europeos o el salvaje oeste. Ahí está el regalazo fan service.
Hay un intento por hacer algo distinto en las pompas con cosas en el interior, como lava o potenciadores, y en los jefes finales alienígenas cada uno con sus patrones y puntos débiles. Y ese intento sí lo consigue, aporta frescura a algo que en todo resulta muy viejuno, eficaz y con ello automáticamente atractivo. No ocurre eso con las armas, como decía, no están inspiradas ni supondrán que juguemos diferente. La mayoría de ellas, igual que de power ups o ayudas, son los de toda la vida y nos siguen haciendo disparar a lo loco. Mención final especial para el grito de guerra y rabia de los hermanos cuando dejan pulsado el gatillo con las ametralladoras, muy cachondo.