Análisis – Outward

Jayran Espinosa · 31 marzo, 2019
Nos colocamos la mochila a la espalda para explorar uno de los RPG más exigentes de la generación.
Portada de Outward

Nine Dots Studio nos desafía con Outward, un RPG en que llevará a los jugadores al límite para poder sobrevivir en su mundo abierto. 

El estudio canadiense arriesga con una propuesta poco común en los tiempos que corren, y lo hace de la mano de Deep Silver como distribuidor del título. Una empresa que tiene por objeto un público concreto y se basa en una simple regla: sobrevivir. 

Es cierto que se ha abusado mucho del término supervivencia durante los últimos años. Más de una vez nos hemos encontrado con un título que, según sus desarrolladores, exigía al jugador explorar sus ubicaciones, acumular recursos y fabricar objetos como actividades obligatorias para avanzar en la aventura. Sin embargo, en la mayoría de los casos era algo anecdótico o se trataba de una actividad simple al encontrar útiles a cada paso del camino. 

En el caso que nos ocupa, no se puede decir que Nine Dots Studio emplee el término supervivencia como simple marketing. Outward es la supervivencia hecha videojuego y solo los jugadores más aptos podrán sobrevivir en su fantástico mundo plagado de criaturas y bandidos. ¿Tienes la habilidad necesaria para caminar por sus tierras? ¡Prepárate para descubrirlo! 

Un país en la mochila 

Damos vida a nuestro aventurero/a con un sencillo editor.

Outward deja claro que se trata de un videojuego poco habitual en esta generación desde el primer minuto. Ya en su menú principal nos aparecerá la opción de completar su tutorial antes de iniciar la aventura principal. Esta elección puede parecer algo redundante al pensar que la mayoría de los títulos incluyen el tutorial durante el prólogo, pero en este caso tiene bastante lógica. 

Huelga decir que comenzar la aventura principal sin haber completado el tutorial es una locura. Por muy experimentados que nos creamos en el RPG, mundos abiertos, supervivencia o MMORPG, es imperativo aprender sus mecánicas básicas. ¿Por qué? Pues porque en Outward los errores se pagan caro y no hay segundas oportunidades. 

Al iniciar la aventura principal, debemos crear nuestro personaje con un editor muy simple y de lo menos variado que hemos visto de un tiempo a esta partePodemos elegir sexo, cara, pelo, color y raza (KaziteAuralan o Tramon). El título es un RPG a la vieja usanza con una esencia que puede recordar a The Elders Scroll. 

Independientemente de la raza y sexo de nuestro protagonista, su trasfondo será siempre el mismo. Habitante de una aldea llamada Cierzo que se une a una exploración por mar para comerciar. Por desgracia, el viaje acaba en naufragio y nos tocará familiarizarnos con el mundo de Aurai medio desnudo y sin saber muy bien qué hacer a continuación. Aquí no tenemos mapas para consultar ni marcadores en pantalla que nos indiquen la distancia o ubicación del objetivo. Solo contamos con una brújula en la parte superior de la pantalla, además de las señales de los caminos y las indicaciones de los NPC a la hora de encargarnos una tarea. 

Por si la hostilidad de su mundo fuera poca cosa, en Nine Dots Studio tampoco ha querido que nos sintamos queridos entre los nuestros. Tras volver a nuestra aldea como uno de los pocos supervivientes del naufragio, descubriremos que sobre nuestro personaje pesa el “precio de sangre”, una deuda contraída por una antepasada y de la que sus descendientes son responsables de saldar. Nos dan 5 días de juego para pagar un tributo de 150 monedas o perderemos nuestra casa y todas las comodidades que eso implica. 

La primera misión es contrarreloj, puesto que Outward sigue un ciclo de día/noche que no se detiene por nada. Para conseguir dinero y algún objeto como recompensa, habrá que cumplir misiones principales y secundarias, las cuales nos obligarán a salir al mundo exterior, visitar mazmorras, campamentos de bandidos, fortalezas y ciudades, además de unirnos a una de las tres facciones de su mundo: La Sagrada Misión de ElattEl Colectivo de la Cámara Azul o El Heroico Reino de Levantehecho que marcará el devenir de la trama principal y aumenta de forma insospechada su rejugabilidad… si os atrevéis. 

Hasta ahora, la trama os sonará familiar. Seguro que pensáis que el protagonista es un paria, el cual, durante su periplo, descubrirá que proviene de un linaje legendario y es en realidad el héroe o heroína de la profecía para salvar el mundo del mal, etc, etc. Pues no es este el caso. De hecho, el punto original de Outward, en cuanto a narrativa, es que no somos nadie. Mejor dicho, somos una persona normal, de pueblo y sin nada especial. El devenir del mundo no depende de nosotros y nuestra única meta es ganarnos un hueco en él para seguir vivos. Así de simple y así de complicado. 

Dentro de esta normalidad, nos daremos cuenta de que nuestro personaje es un ser frágil. Puede que demasiado para un mundo de fantasía tan peligroso. Estamos en un entorno hostil desde el primer minuto, nuestro equipo es limitado al igual que la comida, y nuestras armas no son de las más poderosas. Cualquier enemigo puede derrotarnos, especialmente si nos atacan en pareja o grupo. 

Además, nuestro primer petate no aguanta mucho peso, y así llegamos al primer aspecto decisivo en la experiencia Outwardla mochila. Sin este objeto, no hacemos nada en el juego. Es donde colocaremos todo los elementos que encontremos en el camino, ya sea para utilizar o vender, y gestionar bien su espacio es esencial. Más de una vez vamos a encontrarnos en lugares lejanos con varios objetos que necesitamos, pero sin espacio espacio en la mochila, obligándonos a tomar decisiones drásticas.  

Existen varios tipos de mochilas, cada cual con sus propias ventajas y desventajas. Por ejemplo, las mochilas más pequeñas llevan soportan una carga menor, pero afectan menos a la velocidad de movimiento del personaje. 

Otro aspecto importante durante la aventura es el estado del personaje. Recorrer largas distancias y combatir hacen mella en nuestra salud y resistencia. Al comenzar la aventura, nuestro protagonista dispondrá de dos círculos en la parte inferior izquierda de la pantalla. El círculo rojo es la salud y el amarillo la resistencia. Recibir daño y movernos disminuyen cada una de ellas, y tocará comer, beber y/o descansar para reponerlas. 

Todo influye en Outward, desde la ropa que llevamos y lo que ingerimos hasta las heridas sufridas. El mundo se compone de 4 zonas enormes con distintas condiciones ambientales a las que adaptarnos. Si vamos a subir montañas o pasar por terrenos nevados, debemos llevar ropa de lana o similar que nos proteja del frío. Por otro lado, si vamos al desierto, tocará llevar ropa que nos cubra de pies a cabeza, pero que no acumule el calor. De no hacerlo, nuestro personaje puede sucumbir a resfriados o deshidratación. 

Comenzamos la aventura sin nada y con la posibilidad de perder nuestro hogar.

Pasamos hambre, sed, enfermedades, envenenamientos o heridas sangrantes, y cada estado negativo debe contrarrestarse con su correspondiente remedio… si lo tenemos. Por ejemplo, si pillamos un resfriado y no tenemos un té que nos lo cure, lo mejor es volver a casa y quedarnos en cama tomando calditos unos días hasta que se nos pase. 

Al igual que la comida y ropa, el descanso juega un papel esencial en nuestra salud y energía. Descansar en una cama siempre es mejor y más seguro, pero más de una vez no nos quedará más remedio que acampar bajo las estrellas. Con montar una hoguera para cocinar la carne y hervir el agua (obligatorio para evitar enfermedades), y colocar un petate o tienda de campaña tendremos nuestro campamento listo. ¿El problema? Dependiendo de la zona nos aparecerá un porcentaje que nos indicará la probabilidad de sufrir un ataque durante la noche, lo que interrumpirá el descanso y puede causarnos muchos más problemas si nos derrotan. 

Lo anterior es solo un pequeño resumen de la importancia que da Outward a la exploración, recolección y fabricación de útiles. A continuación, pasemos a las armas. 

Acero y magia 

Aparte de cocinar, dormir, recoger materiales y explorar mundo, Outward nos urge a volvernos más fuertes mediante el uso de armas y magia. Subir de nivel de forma tradicional no existe en este juego y solo nos volveremos más fuertes y resistentes en función de las armas y prendas equipadas.  

La colección de armas es muy extensa y permiten el uso de varios estilos de combate. A lo largo de la aventura encontraremos espadas, escudos, mandobles, hachas, mazas, lanzas, arcos o pistolas que se adecuen a nuestro estilo de lucha a una mano, dos manos o a distancia. Cada forma de combate y armas posibilitará el uso de determinadas habilidades especiales. Por ejemplo, un ataque especial de un hacha a dos manos no podrá emplearse con un hacha a una mano.  

Dominar su exigente sistema de combate será esencial.

El daño que infligimos depende del arma que llevemos equipada. Una lanza de madera causará menos daño que una lanza de acero imbuida de elemento rayo por ejemplo. Lo mismo ocurre con nuestra vida, recibiremos menos daño a la salud si portamos una armadura de placas en lugar de una túnica.  

A la hora de entrar en combate, Outward se inspira en la fórmula de Demon Souls y los Dark Souls. En la parte inferior central de la pantalla disponemos de la barra de estabilidad, la cual afecta al número de bloqueos que podemos realizar antes de que nos rompan la guardia. Los enemigos también disponen de esta barra bajo la de salud y debemos estar atentos a ella para asestar mejores golpes 

Combatir es muy difícil, sobre todo, porque nunca sabremos el nivel del enemigo hasta que le golpeemos o nos golpee. Si de un golpe nos rompe la defensa y nos mata, es que era demasiado para nosotros. Además, no se trata de un sistema muy fluido y, aunque podemos protegernos con R1 y esquivar con L1, las animaciones no se suceden de forma ágil y un esquive puede acabar empalándonos sobre la lanza enemiga. 

El combate permite el uso de combos (abstenerse de realizarlos en los primeros combates, dada la nula defensa del protagonista) al pulsar la X (ataque básico) y combinarlo con el cuadrado (ataque pesado) en cualquier momento, de forma similar a los combos cuadrado y triángulo de los Yakuza. Además, podremos acceder a las distintas habilidades especiales mediante L2 y R2 para causar más daño a los enemigos.  

Nada dura para siempre y nuestro equipo irá desgastándose con su uso. Si la comida caduca, las armas se rompen. Con la comida poca solución nos queda salvo tirarla, pero con el equipo tenemos la posibilidad de repararlo si contamos con los materiales necesarios.  

En Aurai existe la magia, y no será nada fácil conseguirla. A los círculos de vida y resistencia se une el círculo azul de maná, pero para obtenerlo debemos completar una “Senda” y sacrificar una parte de nosotros mismosTodo se aprende en Outward, y la magia no es una excepción. A través de pergaminos e instructores descubriremos nuevos hechizos y recetas que aumentarán nuestro arsenal y la utilidad de los objetos en la mochila. 

Como todo en este juego, ser un buen hechicero requiere de paciencia y don de la estrategia. Cuando dispongamos de varios hechizos, podremos combinar los que sean afines para potenciar sus efectos.  Por ejemplo, Chispa es una magia de fuego que, por sí sola, vale para encender una hoguera y poco más. Sin embargo, si antes dibujamos un círculo de fuego y lanzamos chispa desde su interior, se tornará en una llamarada que daña al rival. 

En cualquier momento podemos activar su modo cooperativo online o pantalla partida.

Sobrevivir en Outward puede ser una experiencia en solitario o cooperativa, con unos pros y contras bastante obvios. En el modo un jugador, estaremos totalmente solos y supondrá una aventura mucho más desafiantes. Por otro lado, el modo para dos jugadores (online o pantalla partida), no le restará dificultad, pero sí nos permitirá ser más descuidados en determinadas situaciones y arriesgar más, al contar con un acompañante capaz de resucitarnos. 

Hablando de caer en combate, la muerte no es el final de la aventura, pero no nos importaría que así fuese. ¿Qué hay peor destino que la muerte y cargar partida? Que no exista Game Over y cargar únicamente con las consecuencias de la derrota. 

Austeridad y ambición 

Habíamos mencionado en los primeros párrafos de este análisis que Nine Dots Studio se había decantado por un RPG de aire clásico para dar total libertad a los jugadores, y ese aspecto queda muy patente en su apartado visual. 

La primera impresión de Outward viene de mano de sus gráficos, muy inferiores a los de la actual generación de consolas, incluso no sería descabellado decir que están por debajo del nivel de la anterior. Estamos ante un juego independiente, cuyos gráficos no están a la altura de su faceta creativa pero que, a pesar de ello, derrocha en fantasía a la hora de presentarnos su mundo abierto. 

Lo cierto es que su diseño de personajes y entornos poco detallados no lastra la aventura. Más bien hace juego con su propuesta austera, exenta de cinemáticas y de la épica del héroe. Más molesto es la aparición de extensas pantallas de cargas entre zonas y el hecho de no explotar como es debido el lore de su mundo mediante un sistema de diálogos mejor implementado.  

Visitaremos entornos variados y de gran extensión.

Outward cuenta con voces en inglés y textos en castellano, y, como todo buen RPG, incluye varias opciones en sus diálogos que determinarán el devenir de la aventura. El problema surge cuando nos percatamos de que estos diálogos son bastante superficiales y que su trama principal solo sirve como excusa para patearnos su mundo durante horas y horas. Y sorprende esta simpleza, puesto que cuenta con una mitología a la que sacar partido. 

 En el apartado sonoro, los diálogos hablados no están completos. Doblar un juego con tantas líneas escritas es bastante caro y solo los NPC más importantes contarán con algunas frases habladas en inglés. Con respecto a la banda sonora, el título si lo da todo y nos ofrece sintonías variadas durante la exploración y los combates. 

Si hasta ahora no había quedado claro que estamos ante un videojuego de nicho, llega la hora de aclarar las dudas hablando de la muerte. Outward solo cuenta con una ranura para guardar y, aunque podemos guardar manualmente mediante el menú de pausa en cualquier momento, esta acción vale para más bien poco, puesto que el juego guarda automáticamente y no permite cargar una partida anterior.  

Al caer en combate, sucumbir al envenenamiento, desangrarnos o quedarnos sin salud por cualquier motivo, pueden darse varias situaciones. Ser derrotado por bandidos nos hará vivir como un esclavo en una de sus minas y tocará tirar de ingenio para escapar. También puede darse la circunstancia de que un buen samaritano nos recoja y nos cure en su hogar o que un Dios benevolente se apiade de nosotros y nos mantenga a salvo hasta recuperar la conciencia. 

Dependiendo de la “no muerte” que experimentemos, habrá consecuencias. Apareceremos en un lugar aleatorio del mapa, con la desorientación que eso conlleva en este juego, y puede que incluso hayan saqueado nuestras pertenencias o perdido la mochila, hecho muy trágico.  

En cualquier momento podemos quitarnos la mochila para combatir con mayor agilidad de movimientos, pero ser derrotados implica decirle o alejarnos de ella muchos metros, significa decirle a adiós. Y estar sin mochila en medio de la nada bajo el manto nocturno de Aurai (no se ve nada de nada sin antorchas o faroles), es una agonía. 

La vida de esclavo es peor destino que la mismísima muerte.

Outward no es un título para todos los públicos; es un RPG de supervivencia destinado a quienes lo pasan bien pasándolo mal y, por supuesto, son amantes del género. Un juego que hace trabajar al jugador para completar hasta el encargo más simple. Pocos juegos consiguen que ir a buscar una seta a una cueva, combatir contra tres o cuatro criaturas y volver con vida sea una experiencia tan gratificante. Aquí no hay rival pequeño o encargo sencillo. 

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