Análisis MotoGP 17
Cada vez tengo más claro que el estudio Milestone no está haciendo nada especial ni destacable en todo lo que pasa por sus manos, a menudo de carísima y poderosa licencia. ¿Cuándo uno de sus juegos de conducción se acercará a Gran Turismo, Forza o Dirt? ¿Para cuándo un verdadero portento técnico no necesariamente de entrega anual? MotoGP 17 es prácticamente el juego de la temporada pasada, Valentino Rossi: The Game pero con los cuatro cambios, mejoras y novedades que se le deben exigir sí o sí a sus nuevos 60 euros que cuesta. De verdad, podrían darse un respiro y reinventar fórmula, ya que MotoGP 17 ha acabado siendo el que peor parado sale, en términos visuales, de sus tres juegos de motor de este 2017, pues MXGP 3 y su nuevo Gravel al menos sí dan el salto al Unreal Engine 4, mientras que lo que aquí tenemos es, por cuarto año consecutivo, el ya anquilosado Yebis3. Lo sé, empezar una review hablando de motores gráficos quizá no es lo más recomendable o apropiado, pero es que con este punto inicial se sugiere y despliega todo lo que ocurre con MotoGP 17 tras haberle metido horas y horas. Que se siente un juego correcto, pero abaratado con continuismo extremo y no tan cuidado como los amantes del motociclismo merecen.
Totalmente homologado, oficial, con las plantillas y normas actualizadas a la temporada 2016/2017, con mejoras sustanciales en configuración para ganar en profundidad, con la Red Bull Rookies Cup, y con un modo que ya era hora que incorporaran. El juego de este año, como producto y si se llevan varios años sin consumir algo de las dos ruedas, es más que aceptable. El problema viene para los que cada temporada nos ponemos al manillar virtual, y además tenemos con qué compararlo en otros términos de la simulación automovilística. Milestone, como estudio, definitivamente no está al nivel de los mejores y se nota que éste va a ser su último MotoGP antes de pasar esta marca también al motor gráfico que mueve Days Gone, Gears of War 4 o Kingdom Hearts III.
Los que tengáis fresco MotoGP Valentino Rossi: The Game, no veréis aquí demasiados cambios ni eliminados aquellos asuntos que ensombrecían un poco aquel título de hace un año. Lo que sí hay, de entrada, es más configuración, ahora en modalidades Pro, Semipro y Estándar, una buena idea para calificar sus formatos de jugabilidad y que llega a dejar la personalización del tacto de las motos incluso en un formulario tipo-test que ayuda al jugador a obtener la experiencia que mejor le encaje. El mecánico ayudará a los novatos, los avanzados tienen el mejor taller de la franquicia a su total disposición.
Como en anteriores, esa simulación bastante notable conseguida en las manos, en el tacto de las motos, las físicas, la fricción, los comportamientos… por desgracia no se traduce en simulación igual en pantalla. Desde las colisiones hasta las caídas o los cambios climatológicos que no se pueden disponer a medida que pasan las vueltas en una misma carrera son carencias visuales de un aspirante a buen videojuego del género. Lo mejor de su parte técnica en esta entrega viene en que todos los motores se han capturado de nuevo y suenan de forma fiel, y en que todos los circuitos han recibido una segunda capa de remozado que se nota desde la vida en el graderío hasta los detalles en vegetación o mejor manejo de las distancias de dibujado largas y horizontes lejanos. Y, esto también, en PS4 Pro y estándar a perfectos 1080p y 60 frames por segundo. Es un juego que para nada despunta visualmente o en nivel de detalle o animaciones, y eso que hay más escenas que nunca fuera de pista y había margen para animar de forma más realista a los pilotos o sus caídas.
Pero, como introducía, la gran baza de este año viene en su modalidad Carrera, que se divide ahora en dos categorías, Piloto y Representante, siendo esta segunda ese ansiado modo Manager que, ciertamente, se ha incorporado bastante bien a la paleta de modalidades de juego. Siguiendo la tendencia que otros simuladores deportivos (FIFA, NBA 2K, Formula 1…) lo que tenemos en este formato de juego es todo papeleo y decisiones, pero que hacen duradero e interesante el trabajo de buscar sponsors, hacer contratos, fichar por escuderías, tirar de cantera para ojear a los posibles nuevos talentos, gestionar inscripciones a pruebas… A través de diversas pruebas y decisiones, MotoGP 17 te va permitiendo aprender mucho de este mundillo de los despachos y llamadas de última hora que se esboza detrás de las carreras profesionales. Me ha gustado y le encaja perfectamente, creo que a la comunidad asidua a MotoGP también. Seguro que el año que viene lo mantienen y llevan a más.
La otra variante de Carrera, Piloto, viene a mantener las pruebas y el ascenso a través de torneos de la FIM, como ya vimos en años anteriores y siempre en paralelo a las clasificatorias reales que se van haciendo en MotoGP, Moto2, Moto3. Ahora, además, se incorporan las llamadas Leyendas, nada menos que 76 pilotos míticos y recordados que prestan su vehículo y su aspecto para poder revivir con ellos pruebas de antaño, desde los 70 hasta hoy, con las reglas e incluso filtros de las retransmisiones de entonces. Nada que sorprenda, pero que aporta contenido y material documental al nuevo juego. Como era de esperar, también, modalidades como Carrera Libre, Campeonato o Contrarreloj repiten, muy en la línea del año pasado y aquí sin grandes innovaciones o cambios que las hagan más profundas o exigentes, pues tampoco se puede decir que la IA haya ganado muchos puntos más, aunque ya era bastante coherente y no suele crear situaciones irreales o absurdas. No hay quejas en este aspecto, jugar contra la CPU es desafiante en las modalidades más altas.
El tacto MotoGP repite, con sus pros y sus contras, con la frenada previa a curva muy bien conseguida y que realmente deja calcular el momento exacto de empezar el giro, pero al mismo tiempo con esa sensación de motos que levitan sobre el asfalto y que tienen una inercia metida a mano en vez de natural que tan mal resultado da en pantalla. Lo mismo para las colisiones, son tan rápidas y fugaces, con una inercia de cuerpo tan ligera, que no son tan realistas como, por ejemplo, los adelantamientos o las salidas a césped o sobre el piano, con vibración cambiante y efecto de ralentización fiel. En definitiva, nada que sorprenda al aficionado que ya tuvo Valentino Rossi: The Game, aunque sí cierta mejoría en campos muy concretos.
Pero claro, no son pocos los que acaban echando la mayoría de horas en el multijugador. En MotoGP 17 hay pantalla partida a dos para la modalidad local, y el online sigue ofreciendo pruebas para hasta 12 jugadores, cifra que quizá podría haberse ampliado pero que al menos sí enfatiza en el reglamento seleccionable, las configuraciones previas, la personalización de motos con un equilibrio aparente entre todas las selecciones, etc. Gran Premio, Temporada y Campeonato acogen pruebas lanzadas por el propio equipo de desarrollo, o incluso las que hayan creado y compartan otros jugadores. Esto deja al multi en bastante completo para lo que habíamos visto en años anteriores, además de muy personalizable y firme en framerate -en nuestra plataforma- para no estropear la experiencia.
Las cifras, que es algo que gusta conocer a todo el que está interesado en un juego de este tipo, no son las más altas de la simulación automovilística, pero tampoco se quedan cortas. 18 circuitos reales y oficiales, con distintos trazados para según qué pruebas, y unas 50 motos entre los modelos de las Leyendas y los actuales, pistas y vehículos con bastante nivel de detalle y cartelería a la orden del día, como es natural. En las configuraciones de cámara o momento del día y clima, encontramos exactamente lo que el año pasado, siendo la cámara con vista en primera persona la que mejor sensación de precisión en el control ofrece, y de nuevo bajo sol, nublado, lluvia, noche… Pero sin clima dinámico en carrrera y no excesivamente notable en comportamiento de neumáticos o visibilidad. Quizá ahí, donde está, está bien, ya que otros simuladores se empeñan en recrear las superficies resbaladizas y acaban por exagerar la humedad o los deslumbres del sol de frente.