Análisis – Mortal Kombat XI
Si hay una saga que se nos venga a la cabeza cuando hablamos de «juegos de peleas», es Mortal Kombat.
Desde 1992 los kombatientes de este universo llevan sorprendiendo a la comunidad con sus extremas ejecuciones y su peculiar sistema de kombate, y ahora NetherRealm Studios de la mano con Warner Bros Inc. nos traen la undécima entrega, dispuesta a llevar la fórmula magistral de Mortal Kombat a un nuevo exponente. ¿Lo han conseguido? Dentro análisis.
La unión hace la fuerza
El universo de Mortal Kombat siempre se ha caracterizado por su argumento narrativo, el cual se reforzó con la llegada de NetherRealm Studios a los mandos de la saga, de manera que para entender el plantel de kombatientes que incluye esta undécima entrega debemos hablar de su Modo Historia.
El argumento de Mortal Kombat XI continúa directamente con los sucesos acontecidos en la décima entrega.
Con Shinnok derrotado y encarcelado, la Tierra vive una época de paz, pero Raiden, su defensor, derrumba el equilibrio al ejecutar a su prisionero y atacar al Infierno (liderado por las versiones retornadas de Liu Kang y Kitana) para mermar su fuerza de forma preventiva.
Por ello, un nuevo y poderoso Ente llamado Kronika, pretende crear una Nueva Era en la que Raiden no exista y así manipular los acontecimientos a su antojo.
Gracias a su poder, las versiones «del pasado» de los personajes de la saga, tanto los ya fallecidos como los vivos, viajan a este presente para unirse a uno de los dos bandos, de manera que viejos y jóvenes unen sus fuerzas para, o bien tratar de parar los pies a Kronika y su plan o servirla para apostar por un futuro diferente al que están predestinados.
No voy a profundizar más en el argumento ya que merece la pena disfrutarla por uno/una misma, tanto por su gran carga cinematográfica como por su abrumador apartado gráfico, además de servir para entender la extensa plantilla de kombatientes que aporta esta undécima entrega.
Mortal Kombat XI ofrece una plantel de 24 kombatientes (de base y sin DLCs/premio por reservar), con viejos conocidos tales como Scorpion, Raiden o Baraka, y nuevas caras como Geras, Kollector o Cetrion, cada uno con su estilo de lucha, sus movimientos y sus brutales Fatallities, por lo que la variedad está asegurada.
Cada uno de los personajes está perfectamente ambientado, con sus cinemáticas y sets de movimientos personalizados que superan lo visto en anteriores entregas.
En la variedad está el gusto
Tras acabar el Modo Historia, esta undécima entrega nos ofrece una abrumadora cantidad de kontenido para que cada jugador/a tenga su lugar dentro de Mortal Kombat XI.
Siguiendo la estela del nuevo argumento presentado, disponemos de tres modos de juego relacionados entre sí para disfrutar de manera individual.
Por un lado, tenemos las Torres Klásicas, en las que debemos derrotar a una serie de combatientes en enfrentamientos sucesivos para desbloquear los finales de cada personaje, desde 5 consecutivos hasta aguantar todo lo que podamos.
Por otro, las nuevas Torres del Tiempo, desarrolladas de manera similar a las Klásicas pero con la introducción de que estas torres están disponibles de manera temporal, modificándose con el paso del tiempo, y cada una ofrecerá distintos desafíos y recompensas.
Esta «rotación de Torres» junto con la cantidad de desafíos que nos ofrecen las Torres Klásicas garantizan contenido para meses y meses, mientras que a la vez que completamos todos sus desafíos obtenemos divisas para desbloquear nuevas recompensas.
En ellas, tanto nosotros como nuestros rivales disponemos de distintas mejoras que modifican las reglas del combate de manera significativa, tales como mejorar y potenciar distintas habilidades o directamente recibir ayuda externa durante los combates, ya sea de otros personajes o de otros elementos.
De esta manera, cada rival requiere una estrategia diferente, obligándonos a cambiar nuestra forma de jugar en función de las reglas del combate y adaptándonos a la situación.
Además, se han añadido a los combates Desafíos del Dragón, una suerte de «mini-misiones» tales como acertar 3 movimientos especiales en 12 segundos, que nos ofrecerán la posibilidad de obtener más botín al finalizar el enfrentamiento.
Por último, disponemos de la Kripta, un escenario ya visto en anteriores entregas en el que simplemente debemos explorar y gastar nuestra divisa en abrir cofres para desbloquear distintas recompensas, tales como aspectos para los personajes, mejoras para los combates o arte gráfico y sonoro.
La ambientación de la isla de Shang Tsung refleja muchos de los contenidos vistos en la saga hasta el momento, y el escenario está repleto de puzles, enigmas y zonas ocultas que ofrecen una gran variedad a este modo tan simple.
Si bien preferimos echar un rato con nuestros amigos en modo local, tenemos disponibles los clásicos combates 1 vs 1, además de la posibilidad de crear nuestros propios Torneos.
Si por otro lado preferís pulir vuestro lado más competitivo, la modalidad Online nos da rienda suelta a enfrentarnos cara a cara con otros jugadores/as, con un matchmaking muy rápido y equilibrado, y una latencia máxima eficaz a la hora de buscar la precisión en cada golpe, siempre y cuando tengamos una buena conexión.
Mortal Kombat ofrece una gran cantidad de posibilidades a la hora de pelear, por lo que nunca viene mal un buen Tutorial con el que aprender las bases jugables de su sistema, además de poder practicar libremente todos los kombos y movimientos de los personales, Fatallities incluidos.
Por último, el modo de Personalización de los luchadores y luchadoras nos permite crear a nuestro kombatiente perfecto gracias a la posiblidad de cambiar tanto su atuendo y armamento (meramente estético) como sus habilidades y movimientos especiales, de manera que dispongamos de distintos estilos de juego en base a las combinaciones escogidas.
Esta undécima entrega posee muchísimas variantes diferentes para cada kombatiente, y si queremos desbloquearlas todas deberemos probar y superar todos y cada uno de sus modos de juego, ya que algunas de estas recompensas tan solo estarán accesibles al superar desafíos concretos.
Un sistema de kombate más profundo y pulido
La saga Mortal Kombat ha sabido definir su sistema de combate a la perfección, ofreciendo una gran variedad de movimientos y posibilidades que otorgan una gran profundidad a los combates, siendo muy complejo dominar todo lo que nos puede ofrecer, consiguiendo así unos combates dinámicos y frenéticos en los que los reflejos son esenciales para triunfar.
La base jugable sigue siendo la misma que en la anterior entrega, con un sistema de kombos y movimientos especiales con los que acabar con nuestros rivales, pero se han incluido diversas novedades, tales como las barras de ataque y defensa, las cuales podemos utilizar para potenciar diversos ataques si pulsamos R1 en el momento correcto o bien recuperarnos de un ataque rival para no sufrir daños excesivos.
También se han reducido los escenarios a la vez que se ha aumentado la capacidad de movimiento de los personajes, consiguiendo unos enfrentamientos más tácticos, sobre todo debido a la gran interactividad de los elementos externos al combate, con los que podemos sorprender a nuestros rivales si controlamos las posiciones y los tiempos.
Por otro lado, se han incluido los Fatal Blows, unos movimientos definitivos y «desesperados» que harán trizas a nuestros rivales mediante una serie de golpes imparables a modo de cinemática. Y decimos «desesperados» porque tan solo están disponibles cuando tengamos poca vitalidad y solo se pueden usar una vez por combate, por lo que saber gestionar su uso para cambiar las tornas de la partida es esencial.
Otra de las mecánicas introducidas y posiblemente la más compleja de utilizar son los Golpes Devastadores, golpes únicos que dañan enormemente a los rivales pero cuya ejecución requiere del cumplimiento de unos requisitos concretos, tales como realizar un contraataque en el momento adecuado o golpear a nuestro contrincante a una distancia determinada.
Por supuesto, regresan los klásicos Fatallities a modo de ejecuciones para terminar los combates de la manera más gore y sangrienta posible. Cada luchador/a tiene varios de estos movimientos, y os puedo garantizar que algunos de ellos son realmente espectaculares.
En resumen, Mortal Kombat XI ofrece una base jugable que los y las fans de la saga ya conocen de antemano, pero introduce nuevas e importantes mecánicas que cambian el gameplay casi por completo, de manera que dominar el sistema de juego de esta undécima entrega es complicado y satisfactorio a partes iguales, gracias al dinamismo y la diversidad que se consiguen en cada combate.
La belleza de la violencia
Si los efectos de Mortal Kombat XI resultan tan «desagradables» es gracias a la espectacular potencia gráfica que alcanza este título.
El Modo Historia parece una auténtica película de Hollywood (gracias Johnny Cage) por la cantidad de horas de cinemáticas a 4K que podemos disfrutar entre los combates, y aunque la resolución disminuye en los enfrentamientos, consigue mantenerse a unos 2560×1440 en PlayStation 4 Pro.
Gracias a esto, la fluidez con la que se desarrollan los combates a pesar de la cantidad de detalles de los escenarios, es abrumadora. Conforme se van desarrollando los combates, los escenarios cambian en función de nuestra interacción con los mismos, cosa que aporta mucho dinamismo al gameplay.
Por otro lado, los efectos gráficos que producen los golpes, y las transiciones entre las distintas animaciones consiguen resultados realmente espectaculares, sobre todo a la hora de disfrutar de un «realismo anatómico» sin igual durante un Fatallity.
Si a todo esto le sumamos la enorme calidad del apartado sonoro, tanto en su banda sonora como en los efectos de sonido durante los combates, podemos decir que el apartado audiovisual de Mortal Kombat XI es el mejor de la saga con diferencia.