Puede que Los Sims sea una de las franquicias más populares del mundo de los videojuegos. Su atractivo va más allá de lo meramente jugable y es el ejemplo perfecto de producción que trasciende un género para convertirse en referente de jugadores y jugadoras de todo el mundo, que antes de su primera entrega (o de cualquiera posterior) no habían sentido atracción alguna por esta forma de ocio. Los Sims conquistan y atrapan con su look simpático y despreocupado. Han logrado a lo largo de los años que personas que jamás han jugado con teclado y ratón lo hayan hecho de forma intensa.
Tras su puesta de largo en compatibles en 2014, Los Sims 4 llega a consolas con el reto de adaptar sus opciones de control a un mando y mantener viva la esencia de su planteamiento jugable. Maxis y EA, conscientes de la complejidad de dicha tarea, ofrecen un título que requiere de paciencia en sus primeros instantes, pero que después nos transporta hasta una vida virtual adictiva repleta de posibilidades. Y con algunos peros técnicos. La versión que he podido jugar en PS4 mantiene la esencia del original, aunque me ha resultado imposible no echar de menos el juego con teclado y ratón.
La piscina de Dios
Lo primero que descubro al iniciar Los Sims 4 en PS4 es que a EA se ha «olvidado» de añadir algunos packs de expansión en el juego base. Aunque la versión que se estrena en consolas ofrece algunos aspectos que no estaban en el título durante su periodo de lanzamiento en PC, hubiese sido un detalle que la compañía norteamericana ofreciese a los incondicionales de la marca alguna de las expansiones que han aparecido hasta la fecha. Es cierto que se van a poder comprar varios de estos packs, pero el juego base requería algo más de contenido después de pasar tres años en el mercado para compatibles.
Mi primera toma de contacto con el título me llevó hasta el menú de creación de sims. Las opciones de personalización son elevadas y quienes tengan más maña para estas cuestiones podrán crear el sim que tengan en mente. Además de elegir diferentes tipos de vestuario para según qué ocasiones, el editor ofrece herramientas suficientes como para retocar cualquier aspecto físico del personaje. También es posible definir diversos rasgos de su personalidad, haciendo que nuestro álter ego virtual sea alegre, pensativo o un adicto al deporte. Ésto determinará sus aspiraciones en la vida y una serie de objetivos secundarios. Todo ello a través de una interfaz sencilla, puede que algo confusa al principio, pero que terminó por convencerme y me animó a crear más de un sim.
Siguiendo el orden lógico de Los Sims, después de crear mi «moñeco», compré un solar vacío y me dispuse a crear un hogar virtual no demasiado caro. El modo construcción resulta confuso en un primer momento y hacerse con su control requiere tiempo y algo de implicación por nuestra parte. Aquí es donde creo que el control con mando se adapta peor a las exigencias del jugador o jugadora, que puede no tener la paciencia suficiente como para descubrir sus posibilidades. Unas posibilidades idénticas a las de la versión para PC, con herramientas que una vez dominadas son de lo más interesantes. La vivienda de nuestros sueños está a nuestro alcance, aunque hace falta un buen montón de simoleones para conseguirla.
Con la casa construida, tocaba comprar muebles, electrodomésticos y todo lo que un hogar necesita. Aquí la cosa resulta más sencilla, aunque también es necesario algo de tiempo extra para cogerle el punto a la colocación de objetos y a los diferentes menús, divididos por función o por estancias. Con todo más o menos en orden, llegó el momento de vivir como un buen sim: comenzar y afianzar relaciones sociales, buscar trabajo, mejorar aptitudes y actitudes virtuales, montar fiestas y desarrollar la idea de construir una piscina, en la que espero no se ahogue ningún sim al que detesto. Por accidente, claro.
Por lo demás, el título aterriza en PS4 y Xbox One con el mismo acabado gráfico que el juego original. Los diseños agradables y simpáticos de los personajes y del entorno hacen que Los Sims 4 sea vistoso. Lo mismo sucede con el sonido y la música, que acompaña a toda la producción cumpliendo su cometido sin llegar a destacar. El recorrido jugable de la propuesta es casi interminable, aunque prefiero la versión para PC y sus mecánicas de control mucho más accesibles y de más fácil ejecución. Con todo, esta versión para consolas resulta aceptable y puede resultar interesante para quienes no hayan tenido ocasión de jugar a Los Sims 4 en compatibles.
Nunca ha sido fácil adaptar una franquicia como la de Maxis a consolas y Los Sims 4 hace su trabajo lo mejor que puede. Me hubiese gustado poder conectar mi ratón y mi teclado a la consola (algo que sí permiten algunos juegos ideados en principio para PC). También echo en falta más contenido. El título está cargado de opciones, pero el original salió hace ya tres años y una edición «GOTY» podría haber sido más satisfactoria. Sea como fuere, quienes ya conocen la franquicia también conocen sus virtudes y defectos, lo divertido que puede ser jugar a ser Dios y lo satisfactorio que resulta alcanzar metas en la vida. Al menos en la virtual. En la real es un poco más complicado.