Análisis Lara Croft and the Temple of Osiris
El género de las plataformas, desde luego, no pasa por su mejor momento. Unas aventuras que, irónicamente, gracias a las limitaciones de las consolas ofrecían juegos redondos, llamados a ser recordados. Sin embargo, debido a que esas limitaciones cada vez son menores y los jugadores exigen más y más, algo tan «simple» como avanzar y resolver algún rompecabezas se antoja poca cosa. Algo que han conseguido desmentir un pequeño puñado de elegidos, pero que por suerte o por desgracia no se han prodigado en los últimos años.
Lo que hoy presentamos es precisamente un juego que nos recuerda que un buen trabajo no pasa desapercibido: Lara Croft and the Temple of Osiris, el siguiente juego de la serie comenzada con The Guardian of Light, cuya historia se desarrolla al margen del hilo argumental principal de Tomb Raider. No obstante, hay que decir que Temple of Osiris se centra en su jugabilidad, no en su historia, por lo que si estáis buscando un título con una gran narrativa y giros argumentales, este no es vuestro juego.
Se nos presenta a Lara Croft con su aspecto más habitual, a punto de hacerse con uno de los tesoros perdidos con los que se suele cruzar, esta vez en algún remoto lugar de Egipto. Sin embargo, Carter Bell (otro saqueador del que no se ofrece más trasfondo argumental, salvo que no es un enemigo sino un rival) se nos adelanta, recogiendo el artefacto y liberando accidentalmente a Set.
Ante nosotros aparecen Isis y su hijo Horus, que nos advierten del peligro que supone para toda la humanidad la vuelta de Set y nos explican cómo solamente haciendo volver a Osiris podremos derrotar a la agresiva deidad y volver a encerrarla en su prisión. Y eso es todo. No hay más complicaciones, no esperéis sorpresas, como decimos aquí lo importante no es la historia, sino el desarrollo.
Lara Croft and the Temple of Osiris se desarrolla mediante una perspectiva isométrica, que nos dará una visión general de todo lo que nos rodea. Con respecto al componente aventurero, tenemos por supuesto secciones de plataformas. Saltos sobre peligrosos fosos de pinchos, suelos que se vienen abajo a nuestro paso, huidas de enormes bestias contra las que no tenemos ninguna posibilidad…
Avanzamos a través de una serie de tumbas o mazmorras a las que accedemos desde una ubicación central, resolviendo pequeños (o en ocasiones, no tan pequeños) puzzles. Estos rompecabezas, más que retar nuestra inteligencia, ponen a prueba nuestro ingenio espacial, radicando la dificultad en comprender el orden en el que tendríamos que activar una serie de interruptores o hacer uso de nuestras herramientas para poder cruzar por esa puerta cerrada antes de que vuelva a bloquearnos el paso.
Nuestros protagonistas, uno a escoger entre cuatro (Lara, Carter, Horus e Isis) tienen a su disposición una cantidad de armas bastante variada, que van desde las simples pistolas de los arqueólogos y el bastón de Osiris que manejan Horus e Isis, hasta fusiles de francotirador, lanzaochetes o lanzallamas. Sí, los dioses egipcios, a veces, también necesitan un lanzallamas. Además, cualquiera de ellos puede dejar una bomba en el suelo, que podremos activar manualmente para que explote cuando queramos.
Podremos llevar hasta cuatro armas equipadas al mismo tiempo, que podremos intercambiar simplemente pulsando las teclas del pad direccional. Hay armas que además tienen sus versiones especiales, con propiedades como el veneno. También podemos equiparnos de anillos y amuletos, que nos dan acceso a una serie de ventajas y desventajas en compensación para mejorar a nuestros personajes, tales como una mayor resistencia al fuego pero menor al rayo, o disparar más rápido a costa de recibir más daño.
Pero donde realmente destaca el juego y la forma en la que han pensado que deberíamos disfrutarlo, es en su modo cooperativo para un máximo de cuatro jugadores. Los puzzles de algunas de las tumbas cambian según el número de personas que estén jugando en ese momento, complicándose a medida que sube el número de jugadores.
En estos casos, es necesario combinar las habilidades de cada uno de nuestros héroes. Lara y Carter tienen acceso al uso de antorchas que permiten encender pedestales y hacer uso de unas tuberías de gas para activar mecanismos, así como un gancho magnético que permite crear puentes al lanzarlo contra pequeños asideros o incluso contra nuestro compañero, para usarlo como asidero, izarlo por un saliente o incluso hacer rappel lateral por una pared esquivando fuego.
Por su parte, Isis y Horus tienen acceso al uso de los glifos de Osiris, que permiten activar ciertos mecanismos, izar plataformas o ralentizar la cuenta atrás de unas esferas explosivas que podemos usar para volar paredes. Su otra habilidad es la creación de un escudo mágico que, más como protección, usaremos como plataforma para que nuestro compañero pueda subir a un lugar elevado.
Esta combinación de poderes puede dar lugar a, por ejemplo, la situación de que Horus alce una plataforma sobre la que está Lara, que al llegar más alto podrá enganchar el gancho en un saliente. Una vez arriba, Lara puede lanzar el gancho a Horus, de manera que pueda escalar la pared vertical, de cualquier otra forma impracticable.
Incluso los jefes del juego, que no estarán presentes en todas las tumbas, tendrán un toque de puzzle, que nos obligará a seguir una mecánica especial para poder derrotarlos y conseguir la siguiente pieza de la estatua que nos permita revivir a Osiris para hacer frente a Set.
A nivel artístico, hay que decir que el acabado plástico de los personajes es resultón, por decirlo de alguna forma. No se puede decir que Temple of Osiris sea una maravilla gráfica, pero desde luego cumple con efectividad. Hay algunos pequeños defectos visuales, como el que hemos podido ver en varias ocasiones relacionado, por ejemplo, con la coleta de Lara girando cual hélice, pero nada que vaya a impediros disfrutar del juego.
En cuanto a sonido, no hay gran cosa que destacar. Una banda sonora ambiental, bien utilizada pero quizás demasiado genérica, con pistas que no recordaremos realmente por su epicidad o musicalidad, pero que en el momento de jugar nos acompañarán de forma efectiva. Para los que no quieran leer subtítulos, el juego está doblado al español.
Respecto a los entornos que nos rodean, nos encontramos grandes contrastes. Por un lado, son bastante genéricos, pero dentro de esta simpleza, lo que se muestra en pantalla está bien detallado. Mención especial a los escenarios exteriores, que aunque serán donde pasemos menos tiempo, ofrecen bastante variedad gracias a un dispositivo que nos permite controlar el clima, cambiando el entorno que nos rodea y ofreciendo acceso a zonas hasta ese momento inexploradas.
El juego, no obstante, presenta dos grandes puntos negativos que hay que tener en cuenta. El primero y más importante es su duración: unas cuatro o cinco horas nos bastan para terminar el juego y encontrarnos con el modo libre, lo que nos lleva al segundo problema. La rejugabilidad del título, que se resume en repetir los distintos niveles intentando completar los desafíos de tiempo, bajas, etc. que nos ofrecen y (aquí es donde estaría la auténtica rejugabilidad de Temple of Osiris) repetir los puzzles cambiando el número de personas con el que jugamos, para ver las distintas variaciones. Además, en más de una ocasión la cámara, al jugar de forma cooperativa, nos jugará una mala pasada y dejará a alguien vendido si por algún motivo hay demasiada distancia entre los jugadores, algo que será habitual a la hora de resolver los rompecabezas de las tumbas.
A grandes rasgos, tenemos un juego aceptable, decente como aperitivo pero totalmente al margen de lo que habitualmente estamos acostumbrados dentro del universo Tomb Raider. Indicado especialmente para fans o aquellos que quieran ampliar el catálogo de juegos con modo cooperativo, tanto local, como en red, como combinando las distintas opciones.