Análisis – Jump Force
Ya tenemos en nuestras manos Jump Force, uno de los juegos de luchas más esperados de este año 2019, anunciado de forma furtiva y espectacular en el pasado E3 2018. A menos que hayas vivido en una roca estos últimos seis meses, sabrás que este título tiene como carta de presentación el crossover entre los personajes más famosos de la escena del manganime japonés, en el marco del 50 aniversario de la revista Shonen Jump.
Contar con la presencia de luchadores pertenecientes a las series Dragon Ball, Naruto, One Piece, Yu Yu Hakusho o Saint Seiya ya te asegura un buen espectáculo, o al menos eso pensó la gente de Spike Chunsoft y Bandai Namco al momento de iniciar este proyecto, que logró levantar muchas expectativas en los aficionados y que ahora debe encargarse de cubrir.
Precisamente, en ese aspecto radica el éxito o el fracaso de Jump Force, en si los desarrolladores han logrado sacarle el máximo potencial a las licencias de los personajes que conforman el plantel del juego o simplemente se han quedado en medio del camino como sucedió hace algunos años con J-Stars. Dicho esto, adentrémonos al análisis del juego.
Una historia al servicio de los combates, con muchos fallos.
Si bien el principal atractivo que se busca en un juego de lucha no es su historia como tal, el argumento de Jump Force podría definirse como simple y predecible, sin salirse del típico esquema de la lucha del bien contra el mal, tomando este enfrentamiento como una excusa para poner a combatir a los personajes del plantel.
Luego de una cinemática de inicio en la que se deja ver una caótica situación en la tierra, el jugador deberá crear su avatar, personaje que controlará en el modo historia del juego y que formará parte de la Jump Force, una fuerza de héroes que se ha unido para enfrentarse a los «venoms«, unas entidades malignas capaces de sacar el lado malévolo de las personas, con el fin de tener poder sobre este mundo.
Estas fuerzas son dirigidas por los villanos Galena y Kane, quienes también han conseguido «reclutar» a uno que otro villano de las series que aparecen en el juego para volverse una facción aún más fuerte y temible.
Durante este modo historia controlarás a tu propio avatar, el cual deberás crear justo después de ver la cinemática de inicio en la que se te muestra la caótica situación en la que se encuentra el planeta. El juego nos da herramientas moderadamente profundas para poder crear a nuestro guerrero, con la capacidad de elegir pertenecer a tres clases de luchador distinta, sin brindar algún tipo de opción o característica que no hayamos visto antes.
En cuanto a la apariencia, los jugadores podrán personalizar el traje de su avatar, color de piel, ojos, contextura, entre otros detalles. Además, podrán elegir el peinado más estrafalario posible, con la posibilidad elegir el mismo que utilizan algunos de los integrantes del plantel de luchadores.
Ahora bien, toca mencionar que el juego no cuenta con ese clásico menú de selección de modos de juego, sino que más bien opta por colocar al jugador en una zona urbana que deberá recorrer con su avatar para acceder a todo lo que ofrece el juego, similar al método utilizado en Dragon Ball Xenoverse y la ciudad de Toki Toki.
Por supuesto, si tuviste la oportunidad de jugar el mencionado título de Dragon Ball para las consolas de pasada generación, recordarás lo molesto que resultaba tener que atravesar de una zona a otra con el fin de simplemente iniciar una nueva misión o acceder a un modo de juego específico y, lamentablemente, en Jump Force ocurre prácticamente lo mismo.
Por más que esta decisión vaya a favor de las interacciones en línea con otros jugadores, lo cierto es que muchas veces se termina echando de menos la posibilidad de tener un menú que te haga evitar tener que moverte por una zona que, dicho sea de paso, luce vacía y desaprovechada, lo que también disminuye las ganas de caminar por el lugar, sin mencionar las repentinas caídas de frames que también surgen de forma esporádica.
Por otro lado, otro aspecto que deja mucho que desear son los larguísimos tiempos de carga que aparecen de forma reiterada durante todo el modo historia. Estos prolongados cortes de la acción se producen antes, durante o después de una cinemática o como previa al inicio de un combate, destruyendo por completo la fluidez con la que debería contarse el argumento.
Además, las cutscenes son otro aspecto que ha quedado a deber del juego, con animaciones toscas y una eternidad de escenas que presentan a dos o más personajes hablando frente a frente de forma demasiado robótica y antinatural. Por fortuna, el doblaje de las voces originales en japonés hacen que sean un poco más digeribles.
En fin, lo que prometía ser un apartado innovador y atrayente no terminó siendo más que un trámite para darnos un motivo por el que luchar, con serias deficiencias en su optimización y fallas que no se pueden permitir en un título de esta talla.
Combate entretenido, pero no por muchas horas.
De buenas a primeras, los combates de Jump Force parecen tener todos los condimentos que se le pueden pedir a un juego de lucha en 3D, libertad de movimiento sobre el escenario, variedad de ataques simples, especiales y combinaciones letales capaces de darle un giro de 360° al combate. Hasta ahí, todo bien.
Las peleas de este título son entre equipos de tres luchadores, con la variante de que todos tienen la misma barra de salud (intercambiar personajes no la llenará ni disminuirá), una barra de energía para los ataques especiales y el medidor de despertar que se llena a medida que los personajes sufren daño durante el combate, con el fin de aumentar la probabilidad de una remontada.
El problema principal del combate de este juego es que termina tornándose monótono con el paso del tiempo, pues no posee una enorme profundidad en sus comandos, por lo que «hacerse todo un maestro» resulta demasiado simple, quitando todas las ganas de invertir tiempo intentando perfeccionar alguna técnica o combo que nos haya podido ocurrir.
Una vez descubres el combo y movimiento más efectivo de cada personaje, te bastará con repetirlo de forma infinita para poder derrotar, prácticamente, a cualquier enemigo que enfrentes. Además, las combinaciones de golpes no varían demasiado de personaje a personaje, por lo que si aprendiste a dominar a uno, ya tienes la capacidad de pelear con una gran cantidad de ellos sin sentir mucha diferencia en sus ataques básicos.
Eso sí, más allá de los aspectos negativos mencionados, visualmente el combate luce tan espectacular como debe, apoyándose en los ataques especiales de cada personaje, los cuales han sido recreados de manera fiel según cada una de sus series, con efectos de sonido y movimientos de cámara que te hacen sentir el frenetismo de una batalla entre Goku y Naruto, por ejemplo.
Y es que este es el punto más alto del juego, la enorme cantidad de posibilidades que te brindan los 40 personajes del juego en combate, lo que te llevará a querer probar a cada uno de ellos para ver como realizan sus icónicos ataques, siendo estos los momentos más entretenidos que te brindará el juego.
Sin embargo, a medida que sumas horas de juego, la experiencia del combate se va haciendo cada vez más repetitiva y la motivación o ganas de tener un combate decrecen debido a la falta de variantes y la simpleza del mismo, quedándose en un juego de lucha capaz de entretener al principio, pero predecible en sus últimos compases.
No obstante, antes de avanzar al siguiente tópico, se debe mencionar que la selección de los 40 personajes del plantel, a mi criterio, tampoco ha sido realizada de la mejor forma posible, con una sobrepoblación de personajes de series como Dragon Ball, por ejemplo.
Además, como última observación en este aspecto, la poca representación del sexo femenino en el róster del juego también habla muy mal del proceso de selección, con solo tres luchadoras en el plantel, a la espera de la introducción de alguna peleadora como DLC.
Su apartado visual, otra apuesta que tampoco salió bien.
Los desarrolladores de Jump Force decidieron adoptar un estilo artístico con matices realistas en los personajes, aspecto que puede ser apreciado claramente en los trajes, peinados o vello facial de los luchadores. Debido a esta decisión, la apariencia de algunos personajes desentona con las de sus contrapartes estilo anime, haciéndolos lucir de forma ciertamente extraña, tal y como lo demuestra la primera cinemática del juego.
Como punto positivo debemos destacar los escenarios de combate, los cuáles mezclan locaciones icónicas de las series con ciudades del mundo real, con elementos que pueden ser destruidos durante el combate. Eso sí, la magia de la reconstrucción se hará presente en, prácticamente, todos los destrozos que se realicen en la arena, así que no esperes que las manchas o grietas del suelo permanezcan hasta el final del combate.
Del mismo modo, el acabado final de la apariencia de algunos personajes también deja que desear, incluso en el tema de proporciones del cuerpo (las manos de Light Yagami son gigantes, Dios mío) lo que da a pensar que el juego fue sacado a la luz de forma apresurada y con mucho trabajo de desarrollo aún por realizar.
Por otro lado, la banda sonora del juego es realmente deficiente y no logra dar la tensión y emoción necesaria en los momentos cumbres de la historia, quedándose corta en aspectos de orquestación e incluso composición, siendo excesivamente genérica desde el punto de vista armónico y de dinámicas musicales.
De lo poco que se puede destacar del apartado sonoro, es que han tomado los efectos de sonido originales de los ataques especiales de los personajes, así como también sus voces originales en japonés, con subtítulos que transmiten bien el humor que se planteó en el guión.
En conclusión, Jump Force es un título que se ahogó en su enorme potencial previo y nos presentó una experiencia de juego extremadamente simple y predecible, sin prácticamente ningún atractivo que no esté relacionado a los personajes del plantel y los escenarios, con fallas técnicas graves y una serie de errores que en un título de esta envergadura no se pueden permitir.