Análisis Journey

Jose Pedro Jaluff Diaz · 29 diciembre, 2018
Embárcate un viaje mágico, una auténtica experiencia para los sentidos.

Nombre del juego: Journey
Desarrolladora: thatgamecompany
Distribuidora: Sony
Género: Aventura
Número de Jugadores: 1 (Online para 2)
Textos: Castellano
Fecha Lanzamiento: Ya Disponible
Código PEGI: 7
Instalación: 591 Mb
Precio recomendado: 12,99 €

Introducción

A estas alturas pocos son los que no hayan oído hablar del pequeño estudio independiente thatgamecompany, fundado en Norteamérica por Kellee Santiago y Jenova Chen en mayo de 2006. Desde entonces han dado a luz a grandes tres grandes obras para el bazar digital de Sony, PlayStation Network: Flow en 2007, Flower en 2009 y el título que hoy requiere nuestra atención, Journey disponible desde el pasado día 15.

En sus dos primeros juegos thatgamecompany se ha salido de los cánones establecidos por un mercado saturado de juegos de acción, apostando por crear algo totalmente diferente e innovador. La principal propuesta de la compañía es la de provocar al jugador respuestas emocionales, transmitiéndole sensaciones a través de sus obras mediante un sistema de juego poco convencional.

La gran aceptación del público y las alabanzas de la crítica no tardaron en llegar, sobretodo con Flower que, hasta la salida de Journey, fue el mejor juego de la compañía, otorgándole a thatgamecompany un enorme prestigio, y haciendo que se ganaran el respeto de las grandes compañías.

Con Journey, como no podía ser de otra forma, han seguido el mismo camino, trazando un rumbo que se desvía de los juegos convencionales para crear una obra maestra única. Journey nos depara un emocionante viaje a lo largo de seis niveles distintos que nos obligará a atravesar un árido desierto, explorar una misteriosa cueva submarina o realizar un arduo ascenso en una montaña nevada, viaje que emprenderemos solos, pero que podremos completar acompañados por otra persona anónima, gracias al original modo multijugador muy bien implementado por thatgamecompany.

Pero antes de continuar con el análisis hay que dejar claro que, pese a ser un gran juego, no está destinado a contentar a todo el mundo. Puede que su escasa duración o su pausado desarrollo no convenzan a los fans de los géneros de acción frenética o shooters en primera persona a no ser que tengan una mente abierta y ganas de probar algo diferente. Journey es la alternativa ideal para los que están cansados de “lo mismo de siempre”.

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Journey, la experiencia

Analizar un juego como Journey, que rompe con los esquemas básicos y estereotipos de los videojuegos convencionales, no es tarea fácil. Puede que sea osado por mi parte, pero creo que para entender mejor la obra de thatgamecompany hay que partir de la afirmación de Journey no es un producto para ser jugado de la forma a la que estamos acostumbrados, sino que es una experiencia diferente para ser vivida y disfrutada.

El control de nuestro personaje es muy sencillo. Nos moveremos por los amplios escenarios con el stick analógico derecho y contaremos con dos botones de acción. Empezaremos hablando del círculo, comando con el que emitiremos unas notas musicales que serán el único método de comunicación del que dispondremos para tratar con nuestro compañero de viaje.

Es cierto que es una forma de comunicación muy rudimentaria, pero en ello radica su especial encanto. A pesar de su simpleza cumple de sobra con las necesidades comunicativas básicas del juego, y es que una simple nota musical nos servirá para expresar gratitud. Felicidad o angustia, para solicitar ayuda o para instar a nuestro compañero a que nos siga. Eso si, nunca tendremos la certeza absoluta de que nuestro compañero haya captado nuestro mensaje, pero lo cierto es que cuanto más tiempo pasemos con el mismo viajero, más aumentará la compenetración.

La intensidad de la nota dependerá de cuanto tiempo presionemos el botón. Estas notas también nos servirán para interactuar con el entorno. Algunas acciones, como liberar o activar las piezas mágicas de tela que nos encontraremos por el camino requerirán una nota de máxima potencia. Mediante estas acciones se rellenará nuestra “barra de energía”, que no es más que una especie de bufanda, o mejor dicho, una prolongación de nuestra capa.

El medidor se indica mediante unas runas luminosas, que irán desapareciendo a medida que consumimos estos poderes arcanos mediante el comando de salto, que podremos ejecutar con el botón equis. Podremos saltar y planear durante un tiempo que estará delimitado por el tamaño de la prolongación de nuestra capa. Podremos incrementar el tamaño de la misma recogiendo los objetos brillantes que estarán esparcidos a lo largo de todos los niveles, esperando ocultos nuestra llegada.

También podremos sentarnos para encontrar un momento de paz espiritual mediante la meditación, pulsando el botón select. A efectos prácticos esta acción no nos aportará ningún tipo de beneficio, simplemente es algo que está ahí, a modo de ornamento.

Nuestro viaje comenzará en un árido y caluroso desierto, tras las mínimas explicaciones del funcionamiento de los controles toca ponerse en marcha. Nuestro objetivo será alcanzar una montaña que desprende un misterioso rayo de luz, montaña que visualizaremos tras ascender la primera duna.

Este largo camino nos llevará a través de seis niveles distintos, donde para avanzar, ya sea caminando, deslizándonos sobre la arena, saltando o planeando, deberemos resolver unos sencillos puzzles para sortear los obstáculos que encontraremos a lo largo del camino. La narrativa del juego también es bastante peculiar, en nuestro viaje nos iremos encontrando con una especie de ser superior que será el encargado de transmitirnos la historia mediante una sucesión de imágenes.

Su duración, sin duda el aspecto más criticado del juego, ronda las dos o tres horas. Pero la duración no es sinónimo de calidad, ni mucho menos, ya que en el mercado podemos encontrar títulos que triplican la duración de Journey, pero que no llenan tanto como esta joya de PlayStation Network, y acaban dejando una sensación de indiferencia, cosa que no sucederá con esta obra de thatgamecompany.

Y es que estamos hablando de dos horas, que a pesar de antojarse escasas, suponen una experiencia de lo más intensa. Es muy recomendable jugar con tiempo para pasárselo del tirón, para no interrumpir la magia. El cúmulo de sensaciones que experimentaremos durante el juego es de lo más variado, comenzando con la paz y tranquilidad que transmite el desierto, o el temor que sentiremos en los espacios cerrados, pasando por la desesperanza, o la alegría en otras fases.

El afán de superación es otro de los elementos que aparecen muy marcados en el juego, que nos pondrá constantemente a prueba. Superar feroces tormentas de nieve o realizar duros ascensos supondrán un desgaste muy grande, desgaste que notaremos en el personaje y este intenta transmitirnos, pero en los momentos en que sentimos que vamos a desfallecer o arrojar la toalla siempre encontramos un impulso que nos ayuda a seguir adelante.

Y, en parte, el gran responsable de esto será nuestro compañero de viaje. El modo multijugador que ha implementado thatgamecompany es tan original como genial, siguiendo la tónica general del juego. Se trata de un sistema aleatorio y anónimo que unirá a dos jugadores que se encuentren relativamente cerca en el juego. Supondrá una alegría encontrarnos por primera vez con otro viajero errante y a pesar de que podemos seguir nuestro camino sin hacerle caso a este segundo jugador, es muy poco probable que lo hagas, ya que es muy agradable tener a alguien con quien compartir y superar las penurias de un viaje tan duro. Yendo incluso más allá, nos acosará cierto sentimiento de soledad si este nos abandona.

Con todo esto podemos decir que, pese a su corta duración, Journey ofrece una experiencia muy intensa y atractiva, con una jugabilidad sencilla y satisfactoria. Cuenta con un gran modo online y resulta, en todos sus aspectos jugables, una autentica maravilla.

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Gráficos y sonido

El apartado audiovisual de Journey es una auténtica maravilla, un deleite para ambos sentidos que deja en evidencia a otros títulos de grandes compañías con presupuestos astronómicos. thatgamecompany en este apartado ha demostrado ha demostrado una vez más que con poco se pueden hacer cosas muy grandes.

Y es que una apuesta tan innovadora como Journey no podía funcionar sin un apartado artístico que estuviera a la altura. thatgamecompany ha contado para la creación de esta magnifica obra con el motor gráfico PhyreEngine y, entre otras cosas, han conseguido crear un desierto que compite sin complejos con el del aclamado Uncharted 3, de Naughty Dog.

Nos encontraremos una estética minimalista, sin florituras ni excesivos detalles y con unas estructuras bastante sencillas, pero está todo tan bien hecho que no echamos en falta nada más. Además de las magníficas dunas y cataratas de arena veremos también templos, torres, puentes y restos de edificaciones derruidas pertenecientes a una civilización antigua. Pero sin duda alguna el punto fuerte del apartado gráfico de Journey son las físicas y la iluminación.

Todos los movimientos del juego están muy trabajados y tan cuidados que incluso nosotros sentiremos el cansancio del personaje cuando se enfrenta a la dura tarea de ascender una empinada duna. La sensación de nuestro propio peso sobre la arena y la resistencia de la misma se aprecian notablemente, lo mismo podemos decir de la fluidez de movimientos al deslizarnos sobre la arena, al realizar piruetas mientras saltamos o en el movimiento de la prolongación de nuestra capa.

Los resultados obtenidos con la nieve y el feroz viento de las montañas es igual de sobresaliente. Por otra parte, thatgamecompany ha mostrado también una gran maestría en el arte de la iluminación, creando unos juegos de luces y sombras fantásticos y, destacando sobretodo, el impresionante nivel de realismo conseguido en la incidencia del sol sobre la arena.

En cuanto a la banda sonora de este gran título hay que decir que no se queda atrás, es un apartado tan brillante y sobresaliente como la jugabilidad y los gráficos. Un juego que busque evocar emociones tiene que prestar especial atención a su banda sonora, ya que juega un papel fundamental en dicha tarea.

La banda sonora de Journey tiene un nombre propio Austin Wintory, quien también estuvo a cargo de la premiada banda sonora de Flow. Los resultados de este compositor norteamericano son espectaculares, las obras encargadas de deleitar a nuestra capacidad auditiva acompañan al juego en su desarrollo a la perfección, sin desentonar en ningún momento.

Estos temas transmiten con una absoluta perfección el mensaje, las sensaciones y emociones que thatgamecompany quiere que percibamos en cada momento. Así es que, cuando la ocasión lo requiera, las melodías nos harán sentir el miedo, la alegría o la tristeza del personaje, o nos inspirará el valor necesario para seguir avanzando.

Por último hay que hacer una mención especial a la nota musical que emite nuestro personaje con el botón círculo. Al principio de este viaje será de un tono agudo, lleno de vida, energía y alegría. Pero la dureza y las penurias del duro camino que hemos de recorrer irán curtiendo a nuestro personaje, y el tono de esta melodía se irá apagando en el transcurso del juego.

En definitiva, estamos ante un apartado audiovisual espectacular, increíblemente bueno para ser un juego de la Store, con unas físicas e iluminación que nos dejarán con la boca abierta, y con una banda sonora inspiradora, que se adapta perfectamente a la situación en cada momento. Un trabajo soberbio por parte de thatgamecompany.

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Conclusiones

Llegamos al final de nuestro particular viaje a través de los distintos apartados que veremos en Journey, no ha sido un periplo tan espectacular como el que realizará nuestro peculiar protagonista dentro del juego, pero nos ha servido para ver que nos ofrece este título de thatgamecompany.

Journey cuenta con una jugabilidad sencilla y fluida, unos gráficos bellísimos y una banda sonora que es una auténtica delicia, todo esto ha sido mezclado con la gran maestría y buen hacer de este pequeño, pero gran estudio. Journey es, sin duda, un juego sobresaliente en todos sus aspectos.

Su principal punto negativo, la duración, es a la vez una virtud, ya que nos permite completar el juego del tirón y vivir la experiencia como se merece. De todas formas si de verdad has disfrutado de este viaje, lo más probable es que lo repitas, por lo que podemos hablar de un juego bastante rejugable. Además, siempre servirá como vía de escape cuando quedamos olvidarnos de los juegos “de siempre”.

Journey no es un juego para todos los públicos, eso está claro. Puede que para apreciarlo correctamente sea necesario un grado de madurez o sensibilidad, o simplemente tener una mente abierta y ganas de probar cosas nuevas. Si estás cansado de los juegos clónicos que saturan el mercado actual y quieres probar algo nuevo y diferente, Journey está hecho para ti.

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