Tessera Studios consiguió alzarse con el Premio PlayStation Talents al Mejor Videojuego del año 2016 con Intruders: Hide and Seek, un juego de terror y sigilo compatible con PlayStation VR y al fin, su proyecto se ve lanzado en la PlayStation Store para disfrute del público general.
Tuvimos la suerte de probar el videojuego en Madrid Games Week y hablar con sus desarrolladores, y su proyecto nos sorprendió mucho por su ambición y búsqueda de crear algo diferente. ¿Ha conseguido este Intruders: Hide and Seek lo que pretendían? Dentro análisis.
El terror en la piel de un niño
En Intruders: Hide and Seek, encarnamos a Ben, un jovencito de 10 años, en lo que en un principio parece un fin de semana en una casa de campo con sus padres y su hermana.
Pero su padre, un brillante científico, esconde algo más que una barbacoa en esta casa recién «reformada» y tres intrusos irrumpen durante la noche, secuestrando a sus padres para conseguir aquello que se esconde en nuestra casa.
Armados únicamente con una linterna y con la guía de nuestra hermana (escondida en la habitación del pánico) y su walkie-talkie, deberemos intentar encontrar ayuda a toda costa mientras evitamos que estos extraños nos cojan en nuestro periplo por la casa.
Gracias al mapa y a las sencillas instrucciones de nuestra hermana, Intruders: Hide and Seek nos obliga a movernos de habitación en habitación cumpliendo una serie de objetivos, tales como encontrar un libro que contiene una contraseña para un ordenador, o buscar un teléfono con el que intentar contactar con la policía.
Por supuesto, no será nada fácil, ya que constantemente tendremos a los tres intrusos buscándonos por doquier, atentos a cualquier ruido o movimiento que detecten en la casa, así que tanto el sigilo como la astucia serán esenciales para poder sobrevivir a la noche.
La IA de estos personajes es un tanto errática y tan pronto pueden obviarnos aunque pasemos relativamente cerca y sin mucho cuidado como detectarnos a una distancia demasiado lejana, no dejando que nos hagamos una idea clara de la distancia a la que podemos movernos de manera «segura», cosa que, aunque parezca que ofrece un grado extra de tensión, en algunas situaciones se vuelve algo molesto.
Para evitar que nos cojan tendremos a nuestra disposición todo tipo de escondites en los que despistar a nuestros perseguidores, en los que deberemos aguantar la respiración mediante un sencillo QTE para que no nos detecten.
Estos escondites también pecan de erráticos ya que a veces por mucha distancia que tomemos a nuestros perseguidores, acaban «viéndonos entrar» a los mismos y nos obligan a repetir el último tramo de nuevo, cosa que otros títulos como Outlast sí que han llevado a cabo de forma correcta, sobre todo si reseñamos que en este juego, el ser cazados implica el fin de la partida y vuelta a empezar desde el último checkpoint.
El miedo se vuelve Real
Intruders: Hide and Seek puede ser jugado tanto de manera estándar como en PS VR. En este último modo, este título gana enormemente en cuanto a inmersión se refiere, ya que, sobre todo si lo jugamos con unos auriculares, consigue introducirnos realmente en la piel del pequeño Ben, haciéndonos sentir cómo el silencio interrumpido por pasos o la constante sensación de peligro pueden llegar a agobiar a cualquiera en esa misma situación.
Por desgracia para los más «novatos» en la realidad virtual, este título puede llegar a ser bastante exigente con sus movimientos, sobre todo cuando toca huir de nuestros perseguidores, de manera que quienes no estén acostumbrados a jugar con este dispositivo pueden marearse con relativa facilidad.
Este modo es configurable, pudiendo cambiar tanto el modo de giro de la cámara como los grados que movemos con cada movimiento del joystick derecho, por lo que podemos amoldar la experiencia a nuestra manera de «soportar» esta inmersión en realidad virtual.
Si en cambio preferimos jugarlo a la vieja usanza, Intruders: Hide and Seek se convierte en un título de terror en primera persona al uso, por lo que sigue siendo totalmente disfrutable si carecemos de este dispositivo.
Gran parte de la sensación de inmersión se debe a la ambientación del interior de la casa (nuestro principal escenario). Luces apagadas, oscuridad en el sótano, destellos de los truenos que resuenan en el exterior… Estos elementos refuerzan la sensación de hostilidad pese a estar en nuestra propia casa y provoca una sensación de agobio constante.
El título tan solo dura unas tres o cuatro horas, en dependencia de lo «astutos» que seamos de cara a esquivar a nuestros enemigos, por lo que si somos pacientes y constantes, Intruders: Hide and Seek no presenta un mayor desafío.
No es un título rejugable, ya que pese a los distintos coleccionables que podemos encontrar repartidos por la casa, no ofrece ninguna compensación extra por volver a disfrutar de la historia que nos plantea.
Gráficamente, el título no pretende destacar, ya que al estar ideado para la PS VR, no se ha pretendido reforzar demasiado este apartado para centrarse en ser jugable de manera fluida.
Por ello, si lo jugamos sin este dispositivo, notamos que se queda atrás si lo comparamos con otros títulos del género, pero al ser un proyecto de PlayStation Talents no es valorable teniendo en cuenta la diferencia de presupuesto y personal que hay respecto a los grandes nombres del terror en los videojuegos.
Tessera Studios han sabido encontrar el equilibrio entre gráficos y jugabilidad para darle el toque que Intruders: Hide and Seek necesita.
Respecto al apartado sonoro, este título se divide en dos apartados: Por un lado, tenemos la banda sonora general, que simplemente acompaña a los menús y a los inicios del juego, y por otro, el conjunto de sonidos que acompañan al gameplay en sí.
Este último apartado es el más importante y cumple con su cometido, ya que a la hora de intuir la localización de los enemigos o de gestionar cuánto ruido nos podemos permitir hacer al cruzar una sala en función de dónde se encuentren los secuestradores, podemos confiar en el sonido de sus pasos, sus conversaciones y el abrir y cerrar de sus puertas.