Epic Games ha sido crucial en la historia de los videojuegos tridimensionales. Fue la compañía que parió el popular motor gráfico Unreal Engine y de su grupo de creativos y programadores podemos quedarnos con joyas como Unreal Tournament o Gears of War. Sin embargo, su brazo de desarrolladora hoy no es lo que fue, no tiene aquel músculo, debido sobre todo a la fuga de talentos a estudios como People Can Fly o idSoftware, que se ha venido produciendo últimamente. Y un juego como Fortnite demuestra, como también su Paragon, esta nueva Epic Games más centrada en generar negocio que en revolucionar los géneros que toca, como sí hacía antaño. Ahora bien, todo en términos de gameplay está tan bien llevado como siempre, efectivista a más no poder. Fortnite ha sabido promocionarse a través de YouTube y youtubers, y puede ser el siguiente fenómeno de masas, todavía calificado de Early Access pero que ya se ve bien terminadito y pleno.
Supervivencia zombi, oleadas y trampas a construir mediante sistema de crafting, cooperativo online a cuatro imprescindible y recompensas y misiones medidas con bastante poco atino, ciertamente. El juego prácticamente terminado ha salido, en su pack más recomendable, a 39,99 euros en todas las plataformas, pero los planes son llevarlo a un modelo free-to-play el año que viene cuando esté terminado del todo. ¿El problema? Que ya está tan abarrotado de micropagos y triquiñuelas sacacuartos como el más sucio free-to-play, solo que costando lo que valen sus diversos packs que nos llegan ahora al mercado y que han sido un auténtico éxito de reservas y ventas que ha sorprendido hasta al director del título. Ya os digo aquí, mejor esperar a la versión gratuita prometida, que esperemos que no cancelen con estas abrumadoras ventas iniciales.
La apuesta visual desenfadada de Fortnite va muy en sintonía con su jugabilidad, de ésas de corte arcade que funcionan radicalmente bien al principio, pero se desgastan un poco pasadas las 15 o 20 horas, y a las que hay que saber aceptarle su repetición. La diversión y el vicio están en que cada partida, al ser cooperativo a cuatro, es totalmente imprevisible y cambiante, aunque respondas a misiones previsibles y muy simples en encargo. Éste es un título bastante extenso en contenidos, misiones, un mapa grande y abierto con múltiples puntos de aparición, y un perfecto funcionamiento y ejecución de sus mecánicas, divertidas a rabiar ya que los zombis parecen no fallar nunca. Monstruos y no muertos de todo tipo irán apareciendo por oleadas alrededor de los campamentos que montamos con otros tres jugadores, amigos o desconocidos. Y no importa que sean desconocidos ya que la coordinación y comunicación no son estrictamente necesarias, como sí ocurre en otros co-op survival. Fortnite llega a ser un sálvese quien pueda, aunque, lógicamente, con amigos con los que charlar mediante el chat de voz es la risa.
La variedad de personajes jugables es óptima, además de que parece claro que Epic añadirá nuevos héroes, cada uno con sus especializaciones y árboles propios que los hacen totalmente diferentes y adaptativos a todo estilo de juego, desde distancias cortas con escopeta a distancias largas con francotirador, con habilidades que suelen ser apoyo para todo el grupo y hacen que, cuando se lanzan, sean bendicición para todo el mundo. No obstante, no se sienten como “clases” estos héroes, se podría haber ido un poco más lejos en sus particularidades. Sí hay equilibrio, de momento todos me han parecido igual de buenos, aunque no es necesario formar equipo con diferentes roles y fortalezas. Cuatro de tipo tanque lo harán igual de bien que cuatro francotiradores.
Su funcionamiento solo online aquí aporta una ventaja jugable que sí me ha parecido más que interesante dentro del género survival, con tantísimos exponentes actualmente. Y esa ventaja es el árbol de investigaciones, a ir desbloqueando a medida que pasan las horas -jugando o sin jugar- y se van obteniendo más y más recursos y créditos. Esto facilita que el personaje vaya subiendo sus cifras y atributos, rápido al principio pero demasiado lento a partida avanzada, donde acabaremos dejando pasar las horas para tener más recursos de desbloqueo. El juego tiene muchísimos árboles y campos, muchísima variedad, muchísimo contenido al final. Pero, ¿es eso suficiente para que hablemos de algo imprescindible? También debe funcionar y crear adicción, por encima de duración, desde mi punto de vista…
Su parte de shooter en tercera persona de supervivencia y aguante queda redonda, con armamento que se desgasta y mejora, no demasiado variado ni innovador a estas alturas, pero cuyo gunplay es más que digno y utiliza el sistema de puntos de daño visibles visto en Destiny o Borderlands para hacer aún más satisfactorio y gustoso el disparo, que es puro vicio. Ahora bien, entremos en materia de por qué no está bien medido. Fortnite deja todo el tiempo la sensación de que se requieren demasiadas horas y misiones para hacerse con equipamiento muy levemente superior, o para subir niveles y desbloquear habilidades poderosas. Esto supone un formato de recompensas traído del free-to-play en su faceta más salvaje. Es decir, League of Legends o Hearthstone casi son más generosos que Fortnite en el tiempo de juego necesario para desbloquear, y ya es decir…
No ocurre esto, por otra parte, con el crafting. Conseguir recursos es muy sencillo y rápido, con la mecánica habitual de talar árboles, metales, rocas, y todo lo que está desperdigado por el escenario, variado en zonas y bastante rico. Y aunque los menús y parrillas de inventario no son todo lo amigables o convencionales que me hubiera gustado para una navegación por ellos más ágil y acostumbrada, sí que se siente muy veloz que todo lo que queramos fabricarnos, se puede fabricar y modelar a los pocos minutos de juego.
Esto es lo mejor de Fortnite, las posibilidades que da a la hora de construir y modificar estructuras y hasta edificios de varias plantas, incluso con la mano bien tendida a la creatividad o a la eficacia contra oleadas diseñando espacios pensados para la trampa o el avance más lento de los enemigos. Crear un pasillo angosto y anguloso, colocar una ventana más alta de la cuenta o preparar con explosivos esquinas que no se vean bien son trucos que dan la victoria contra oleadas potentes, y eso requiere ingenio y creatividad por parte de los jugadores, no necesariamente coordinación concentrada.
Es muy vasto el repertorio de paredes, salas, torretas, minas, torres y demás aspectos de una fortificación típìca de un tower defense que tiene el jugador a disposición, aquí sin el intrusismo constante de incitar al micropago para ahorrar tiempos, aspecto que sí está en la progresión de personaje, armamento y equipo. Epic Games quiere que paguemos algo más por tener un personaje chetado, y esa avaricia acaba rompiendo este saco que es Fortnite y que, metidas unas 10 o 12 horas no tarda en sentirse desequilibrado hacia el que paga y que deja sus peores vergüenzas demasiado al descubierto. Una lástima, porque como juego es totalmente divertido, directo, cachondo y que, en cuanto sea gratis, debes probar, a poder ser con amigos. No inventa nada, pero la suma de sus partes ya conocidas lo hace único y muy eficaz.
Tampoco desluce la parte técnica, importante en estos juegos online, o cómo funciona el matchmaking, rápido y óptimo con amigos y con desconocidos. Fortnite está repleto de sonidos y ambiente de audio, de frases de los protagonistas, bien presentado como producto comercial real y no early access, y estable en materia de framerate y unidades en pantalla -muchas a rondas avanzadas y con todas las trampas haciendo bien su trabajo-. Quizá en este aspecto le sobran los largos tutoriales iniciales, demasiado básicos y repetitivos, que no hacían falta ya que las mecánicas de este género nos las conocemos todos de sobra. Así como otros títulos prefieren soltarte en medio de todo y que vayas aprendiendo con las horas de juego ya online, en Fortnite se han obsesionado por explicar cada detalle y posibilidad. Y no, no era en absoluto necesario. Al principio tienes la sensación de impaciencia, de querer pasar rápido toda esa casi hora de juego para empezar ya a divertirte de verdad.