El 14 de febrero, como un regalo de San Valentín especial, llegó a nuestras manos For Honor. El juego fue presentado en el E3 de 2015 por Jason Vandenberghe, que ejerce en esta ocasión labores de dirección, como antaño hiciera con títulos como Red Steel 2 o James Bond 007: Todo o Nada. Casi dos años después, con una Alpha y dos Betas por el camino, entramos en el campo de batalla virtual que nos ha preparado la compañía francesa. Una propuesta original y fresca que comete algunos errores por el trayecto, como su poco contenido de lanzamiento.
Si tuviéramos que ponerle etiqueta a su género, For Honor entraría dentro del mundo del multijugador. Sí, incluye una campaña, de la que hablaremos más adelante, que a resumidas cuentas es un largo tutorial. En su historia pasan por nuestro control los diferentes personajes que guarda el juego, por lo que podemos prepararnos para lo mejor: batirnos en la arena virtual.
Guerra de facciones
Quiero comenzar hablando de sus protagonistas. For Honor desprende magia, sí. Dibuja unos bellos escenarios que dan vida a la fantasía en la que tres facciones, Caballeros, Vikingos y Samuráis, reparten estopa con su acero. Tres civilizaciones bien diferenciadas, aunque con algunas cosas en común. Cada una cuenta con cuatro guerreros de lo más personalizables. Guardián, Conquistador, Pacificadora y Justiciero para los Caballeros. Kensei, Shugoki, Orochi y Nobushi para los Samuráis e Invasor, Adalid, Bersérker y Valkiria para los Vikingos. Cada personaje posee sus propias habilidades, tanto en movimientos especiales como en la propia jugabilidad.
Por ejemplo, Justiciero machaca cráneos a base de fuerza bruta acompañado de un buen contraataque, mientras que Pacificadora exhibe una envidiable agilidad para esquivar golpes, convirtiendo al enemigo en un colador. Sospecho que muy pronto recibiremos algún tipo de parche para nivelar la acción, ya que ciertos héroes están descompensados. Nobushi, Orochi, Pacificadora o Valkiria hacen mucho mal a nuestro querido mundo y, si te encuentras con ellos en un callejón oscuro de una aldea vikinga, más te vale que sepas rezarle a Odin. Bromas aparte, estos guerreros son los más letales en For Honor, así que ya podéis entrenar para enfrentaros a ellos.
Nuestros guerreros suben de nivel individualmente, lo que hace que podamos desbloquear muchas nuevas opciones, tanto en materia de habilidades como ejecuciones, poses de victoria o derrota, efectos, etc. Tenemos dos formas de conseguir “comprar” todo este tipo de cosas. Con nuestra auténtica y formidable billetera repleta de Mastercards o con la moneda virtual del juego “Acero”, algo similar a lo que ya pudimos ver en Rainbow Six Siege. La “trampa”: si a Conan el Bárbaro le costó la vida de su pueblo poseer el secreto del acero… imaginad a nosotros. Tendremos que dedicarle muchas horas para conseguir nuestro dinero virtual y canjearlo para desbloquear guerreros y dejarlos a nuestro gusto.
La campaña está dividida en tres bloques, cada uno protagonizado por un bando. Es cierto que ofrece ciertos momentos interesantes que no veremos en su multi, como persecuciones a caballo, uso de ballestas u otros instantes espectaculares con cierto toque cinematográfico, algo que intenta endulzar todo el diseño de su trama que, insisto, me ha parecido algo sosa. Hay diversos coleccionables repartidos por el mapa, algunos de ellos con voz en off que añaden información a la historia que tenemos en pantalla. Los niveles nos invitan a pasar por caminos o pasillos hasta llevarnos a una arena final. En esa arena nos veremos las caras con los clásicos jefes finales duros de matar y que, con algo de imaginación, pueden llegar a recordarnos en apariencia a Dark Souls (salvando las distancias). Aunque insisto, es un tutorial de larga duración, una interesante forma de aprender las habilidades de nuestro personaje sin que la frustración del multijugador caiga sobre nuestras espaldas. Jugando la campaña es como nos haremos con el maravilloso sistema de combate que ha diseñado Ubisoft para aplicarlo en su vertiente online.
Sangre y acero
Es de rigor explicar cómo funciona el combate en el juego para entender su magia. Guiamos nuestro ataque o defensa con tres posiciones: izquierda, derecha y arriba. A la hora de atacar contamos con ataques fuertes y veloces, de menor potencia. Para defender basta que coincida la dirección de nuestro stick con la dirección del ataque rival. Fácil, ¿no? Si a eso le añadimos esquivas, bloqueos, stunts, destrozar defensas, agarres… la cosa se complica. El sistema es fácil de entender, pero complicado de llevar a la práctica. Posee un conjunto de combos y movimientos especiales que en muchos casos no se pueden bloquear y suelen ser muy letales. Todo esto le da identidad a For Honor, cuyo sistema de juego me tiene enamorado. Mención especial al campo de batalla, lleno de trampas y precipicios, siendo posible caer al vacío, acabar atravesado en una pared de estacas o servir como ingrediente principal de una barbacoa.
Otro modo de juego, Escaramuza, premia acabar con nuestros oponentes para llegar a los 1.000 puntos y convertir el derramamiento de sangre en una Muerte Súbita. En esta ocasión sí nos acompañarán nuestros minions, al igual que en Dominion. Sin embargo, aquí no se conquistan zonas. Ya en estos modos de juego tan multitudinarios podréis comprobar que en muchas ocasiones nuestra técnica «no sirve». Te alcanzarán palos por todos lados si vigilas mal tu zona o no controlas a tu nuevo mejor amigo: el radar. Siempre he afirmado que estas modalidades premian el juego en equipo, por lo que si tenéis amigos con los que jugar, la experiencia se multiplicará.
Por último encontramos Dominion. Clásico modo de conquista de las zonas A, B y C. Los escenarios son diferentes a nivel visual, aunque mantienen una misma estructura. A y C en laterales, con B en la zona central, donde tendremos que ayudar a nuestros soldados a dominar el área. Llegar a los mil puntos y convertir la partida en Muerte Súbita para acabar con nuestros cuatro adversarios será nuestro objetivo. A medida que he ido jugando a Domion he ido encontrado más interesante los modos más pequeños del juego. La conquista de zonas es un grandísimo reclamo para atraer la atención del jugador, pero bajo mi humilde punto de vista, la magia de For Honor reside en el combate 1 vs 1 donde de verdad ponemos a prueba nuestra pericia a los mandos.
En definitiva, un excelente apartado artístico que queda algo manchado por el actual e inestable Netcode. Durante mis sesiones de juego para este análisis habré sufrido al menos diez caídas mientras jugaba a la campaña y algunos problemas de lag mientras le afeitaba la barba a algún vikingo desgraciado en el multijugador. Confío plenamente en que Ubisoft está trabajando para estabilizar el tema de los servidores, pieza fundamental en el funcionamiento de For Honor.