Campo Santo llega dispuesta a hacerse un hueco destacado dentro del panorama independiente del desarrollo de videojuegos. Con un ex de Telltale como Sean Vanaman haciendo las funciones de cofundador del estudio nos llega una propuesta largamente deseada, con una historia cuidada hasta el detalle más insignificante y centrada de manera casi exclusiva en la narración. Firewatch no gustará a todos los jugadores que lo prueben, pero tampoco es que ese sea el objetivo principal de sus responsables.
Podríamos enmarcar Firewatch dentro de ese género tan de moda durante los últimos meses en el que la exploración del entorno es todo lo que ofrece en términos jugables, pero sería injusto hacia el magnífico guión del propio Vanaman centrarnos únicamente en ese aspecto. Los diálogos entre sus protagonistas son el eje de toda la narración y la parte más importante de un título que presenta algunos inconvenientes técnicos que terminan por restarle algunos puntos en su nota final, al menos en la versión para PlayStation 4.
Firewatch nos mete en la piel de Henry, un hombre que busca huir de la terrible realidad que le rodea y decide aceptar un puesto de trabajo como guardia forestal en el Bosque Nacional Shoshone durante el verano de 1989, un año después del terrible incendio que asoló Yellowstone. Su tarea será la de vigilar el entorno natural en el que pasará tres meses, atento a posibles incendios, con un walkie talkie como único vínculo con otro ser humano, Delilah, su supervisora.
Aunque puede que a estas alturas tengáis más datos sobre la trama de Firewatch, consideramos imprescindible llegar al juego sin tener demasiada información al respecto. La narración y el guión son los puntos fuertes de una propuesta que asienta toda su experiencia jugable en los diálogos y en la exploración, por lo que entrar en más detalles puede quitarle gracia al asunto y restarle puntos a lo que propone Campo Santo. Hay algo de misterio, soledad casi absoluta y una relación entre dos personajes que iremos moldeando según las palabras que escojamos.
El planteamiento jugable de Firewatch nos permite escoger entre diferentes opciones de diálogo cuando charlamos con Delilah, cuestión que forja el tipo de relación existente entre ellos. El guión presenta a dos personajes solitarios separados por kilómetros, con un acontecimiento fortuito que da pie a toda la trama y nos mantiene pegados a la pantalla y al mando durante cinco o seis horas, la duración total de la propuesta. Durante todo el tiempo nos limitaremos a ir de un punto a otro, cumpliendo con las tareas que nos solicite Delilah y desentrañando el misterio en el que ambos protagonistas se ven inmersos casi desde el minuto uno.
Además de en su guión, Firewatch se basa en un escenario salvaje y natural que Campo Santo ha diseñado con mucho cariño. El trabajo artístico resulta notable, aún cuando el título se aleja del realismo que posibilita la actual generación de consolas. Los juegos de luces y sombras, la iluminación, los amaneceres y atardeceres se convierten en personajes estáticos que hacen las veces de contexto ideal o de misteriosa excusa para que el bueno de Henry se vea obligado a salir de su torre de vigilancia. Todo ello a través del motor gráfico Unity.
Durante nuestros paseos por el bosque nos encontramos con baúles de suministros que nos permiten actualizar el mapa y conocer mejor las rutas por las que podemos caminar, en una labor que Campo Santo realiza de manera encomiable, presentando una historia lineal camuflada bajo la sensación de un gran entorno. Falla, y mucho, que la propuesta resulte inestable en su tasa de fotogramas por segundo, con tirones realmente preocupantes y pantallas de carga más largas de la cuenta, algo negativo en un título de corte digital que ocupa poco más de 6,5GB. Puede que la versión para PC no adolezca de estos aspectos negativos, pero la de PS4 llega a causar molestias más puntuales de lo que nos gustaría.
Por suerte, esos tirones de la imagen a los que hacemos referencia no suponen el final de la partida, por lo que la experiencia narrativa de Firewatch se salva del desastre. A poco que la historia nos resulte interesante, terminamos la trama del tirón, en una única partida, algo casi imprescindible para degustar como es debido la opera prima de Campo Santo. Por desgracia, Firewatch se estrena únicamente con opciones de audio y subtítulos en inglés, por lo que su disfrute en estos momentos depende del nivel de comprensión que se tenga del idioma de Shakespeare. Por suerte, está previsto que el juego cuente con subtítulos en otros idiomas, incluyendo el español, por lo que es una cuestión de tiempo que esta cuestión quede solventada.
En lo que no falla Firewatch es en la elección de las voces de sus protagonistas. Rich Sommer y Cissy Jones realizan un trabajo sobresaliente, emotivo por momentos y muy convincente a la hora de reflejar las emociones de sus personajes. La experiencia de Jones con los videojuegos (fue la voz de Katjaa en la primera temporada del The Walking Dead de Telltale) conjuga a la perfección con la candidez de Sommer (visto en Mad Men y unos de los muchos actores que participaron en L.A. Noire), logrando que el jugador sienta empatía total y absoluta hacia ambos personajes. Algo imprescindible para un videojuego que basa buena parte de su experiencia en los diálogos.
En resumidas cuentas, Firewatch reafirma que un videojuego puede tener un guión a la altura de las circunstancias y presentar diálogos que nos hagan sentir una evolución clara en sus personajes, aunque éstos no lleguen a verse las caras en ningún momento. Puede que el precio de la propuesta sea algo elevado teniendo en cuenta la duración del juego, pero nadie puede quitarle mérito al trabajo de Campo Santo. Falta que el estudio ponga a disposición de los usuarios los subtítulos en español a la mayor rapidez posible y que se solucionen los problemas de caída de frames por segundo que lastran la experiencia, así como deberían ser capaces de reducir los tiempos de carga. Por lo demás, Firewatch da lo que promete, con un poco de misterio, muchos paseos por el bosque y un trabajo artístico notable que deja buenas sensaciones y marca el camino a seguir para un estudio nuevo e independiente.