Análisis | Final Fantasy XVI

José D. Villalobos · 26 julio, 2023
Square Enix nos muestra la evolución de su célebre franquicia.

Tras lanzamientos controvertidos que se apartaron de los cimientos jugables de la saga de Square Enix, la desarrolladora nipona nos presenta Final Fantasy XVI como una evolución de la franquicia, que pretende subir al siguiente nivel, pero sin olvidar de todo lo que le engrandeció desde los años 80.

Además, el título llega exclusivamente a PS5 y en un año repleto de grandes joyas, por lo que tenía la obligación de estar a la altura.

La historia de Clive Rosfield emocionó a todos los fans de la saga desde su anuncio y se generó una gran expectativa alrededor del juego a medida que se acercaba su lanzamiento.

¿Logró el juego cumplir las grandísimas expectativas que orbitaban a su alrededor? Dentro análisis.

Una historia más sobria y seria dentro del universo Final Fantasy.

Si bien, el género de RPG y fantasía está plagado de tramas cliché con historias ‘para todos los públicos’, un factor altamente destacable de Final Fantasy XVI es que no nos cuenta la típica historia que nos esperamos en la saga.

El juego se luce al mostrarnos el desarrollo de personaje de Clive a través de varios eventos importantes a lo largo de su vida.

Su linaje, que tiene una altísima importancia en el organigrama político de Valisthea, no le hace justicia desde su nacimiento y la relación que sostiene con su madre, desde las primeras horas, se muestra turbia y complicada.

Al ser el renegado de la familia, el jugador verá como Clive crece a cada minuto durante su aventura, no solo en su poder como Portador de Ifrit; sino también desde su determinación y confianza.

Todo esto a la sombra de Joshua, su hermano, Portador del Fénix y preferido por su madre, Anabella Rosfield.

El poder en Valisthea se rige alrededor de los portadores de los Eikon. Los Portadores son las figuras de poder de cada región para enfrentarse a otras, por lo que tienen una alta relevancia política y un poder de autoridad enorme, aunque también existen sus excepciones.

Los problemas políticos y una guerra por el control de los territorios de Valisthea desatan conflictos épicos entre las distintas regiones, con combates espectaculares y giros argumentales que emocionan a cada minuto.

Eso sí, se debe destacar que el juego cuenta con una primera mitad que roza la excelencia, con un ritmo de juego bien establecido y que engancha muchísimo al jugador.

No obstante, desde cierto punto de la historia, se siente que el juego pierde ese punto de dinamismo y originalidad, haciéndose un poco más predecible y menos sorprendente que en sus inicios.

Aunque esa sensación también tiene que ver con su combate, apartado que repasaremos en la siguiente sección.

Un combate frenético y muy divertido a todos los niveles.

Uno de los puntos altos de Final Fantasy XVI es su combate. Desarrollado por Ryota Suzuki, el apartado de combate se inspira en lo visto en Devil May Cry V, con mecánicas muy parecidas al del hack & slash de Capcom.

Aquí nos olvidamos por completo de los pausas y vamos directo a golpear frenéticamente a los rivales, con cierta estrategia, pero sin poder pausar la pantalla como sí ocurre en Final Fantasy VII Remake, por ejemplo.

Existen diversos combos que va aprendiendo Clive a lo largo de la aventura y que le añaden dinamismo a cada combate, haciendo que el jugador se familiarice con las mecánicas y vaya desarrollándolas a profundidad con el tiempo.

Además, los combates también varían muchísimo cuando Clive se transforma en Ifrit y se enfrenta a otros portadores.

En estos combates todo se sentirá más grande y épico. Cada golpe es un soplo de espectacularidad gráfica y sonora que cautiva al jugador como ningún otro juego de la saga lo ha logrado.

Los combates de relevancia histórica cuentan con cinemáticas que suben el nivel de dramatismo de la pelea, dejándonos postales únicas y que definen al juego como parte de su identidad.

Sin embargo, que el combate tenga todas esas virtudes, no quiere decir que no tenga defectos.

El gran problema del combate de Final Fantasy XVI es que en cierto punto se puede comenzar a sentir repetitivo. Los enemigos, desde el principio del juego, dan la sensación de que tienen muchísima vida y que los combates se alargan innecesariamente por decisión de diseño.

Este problema, sumado a que no existen tantas variantes como en los juegos anteriores, hace que el combate contra enemigos simples se pueda sentir tedioso después de la primera mitad del juego.

Otro aspecto negativo a destacar son los Quick Time Events. Aunque no están mal planteados visualmente, el juego te deja un espacio de aproximadamente 10 segundos para accionarlos.

Esto le quita todo tipo de dificultad al QTE y los hace un mero trámite que va en contra de la altísima acción de los combates.

No obstante y más allá de todo, el combate en Final Fantasy XVI es satisfactorio en la mayoría de los momentos del juego y el camino que la saga debería seguir tras alejarse de los turnos que la hicieron grande hace décadas.

Un apartado artístico y sonoro de alta factura.

El aspecto más resaltante y puntero de Final Fantasy XVI es su banda sonora. La plantilla orquestal ideada por Masayoshi Soken crea ambientes espectaculares en torno a los combates del juego y cada rincón de Valisthea.

La partitura de FF XVI es el ejemplo perfecto de que una buena banda sonora es capaz de llevar al siguiente nivel las experiencias de juego.

Y es que no palidece en ningún aspecto, las pistas que deben sonar enormes y épicas por su emoción, lo hacen; y aquellas que le deben dar identidad al juego en los pueblos y situaciones tranquilas, también lo hacen y sin problemas.

Por otro lado, el apartado artístico es otro de los puntos altos del juego, con una estética y un diseño de personajes con muchísima identidad y que hace que cada frame pueda ser identificado con el juego.

Entornos enormes y llenos de vida, pueblos que se sienten orgánicos y pequeños detalles que muestran el mimo de Square Enix a la hora de crear esta nueva entrega.

Sin embargo, de salida el título contó con problemas de rendimiento que perjudicaban el disfrute total de la experiencia. Un altísimo motion blur al mover la cámara perjudicaba la fluidez del juego, aunque ya lo han arreglado con un parche.

Además, las caídas de FPS también afectaban la experiencia en ambos modos de rendimiento. De no haberse presentado estas fallas, estaríamos hablando de uno de los ejemplos del portento gráfico que representa PS5 actualmente en la industria.

El camino a seguir en la franquicia.

Más allá de que Final Fantasy XVI tiene sus ciertas falencias como hemos comentado, el juego es una muestra del camino que debe seguir Square Enix para regresar a la saga a sus días mozos.

Eso sí, deben aplicarse sin dudas a mejorar el diseño de las misiones secundarias y hacerlas sentir más importantes tanto para el lore del juego como para sus mecánicas jugables. También, el desarrollo de algunos personajes también deja que desear y, de uno en concreto, llega a sentirse hasta como un desperdicio el lugar que le terminan otorgando en la aventura.

Pero quitando esos puntuales fallos y puliendolos para una próxima entrega, no cabe duda que Square Enix podría acercarse a la perfección que tanto ha buscado para Final Fantasy.

Sin duda alguna, Final Fantasy XVI es un título divertido e imprescindible para los fans de la saga y los videojuegos en general. Su espectacular mundo abierto y su historia te atraparán, apoyándose en personajes carismáticos y eventos inesperados que generan grandes sensaciones en los jugadores.

Desde LaPS4.com, ya estamos a la espera de Final Fantasy VII Rebirth y del próximo juego numerado de la IP que, aunque cada año más longeva, se mantiene vigente en la industria actual; y lo hará por muchos años más.

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