Análisis FIFA 18
Arranca La Liga, el balón empieza a rodar y la cuenta atrás para que el nuevo FIFA salga a la venta empieza en ese mismo momento. A estas alturas, las ansias de todos los aficionados y aficionadas al deporte rey desbordan cualquier tipo de recipiente, y las ganas de poner las manos sobre un DualShock 4 y jugar con el equipo de toda la vida escapan a todo control. Las dudas, claro, son las de siempre: ¿Tendrá suficientes novedades? ¿Un año es suficiente para mejorar el resultado del anterior? ¿Las novedades justifican de nuevo pasar por caja? Y las respuestas, generalmente, también las mismas, pues recaen en la necesidad final que tenga cada usuario.
FIFA 18 se presenta este año con la difícil tarea de causar un impacto tan grande como sí logró el anterior juego. La entrega del año pasado tuvo elementos que permitieron catalogarla como “revolución”, siendo el motor Frostbite y la implementación del modo de juego El Camino las más importantes. Sin duda, ahora toca asentar las bases y pulir las imperfecciones, con lo bueno y lo malo que ello conlleva: mejora de todo lo presente, pero ausencia total del factor sorpresa.
El Camino sigue en línea ascendente
Y como era evidente, uno de los aspectos que se iban a ver potenciados con respecto al año anterior era el modo de juego El Camino. Aunque no supuso ninguna sorpresa al ver visto ya cosas similares y más desarrolladas en propuestas de 2K Sports, fue una excelente noticia que EA SPORTS FIFA optará por ofrecer un modo de juego más cinematográfico, con una historia que contar y una narrativa atractiva. El problema fue, evidentemente, que se quedó corto en su primera intentona. Algo que no pasa en esta ocasión.
Alex Hunter vuelve al terreno de juego con una nueva historia que sigue el curso de los acontecimientos acaecidos en la temporada pasada, y lo hace con vistas a cambiar el gris ambiente británico por el color que ofrecen ciudades como Madrid, País o Los Ángeles. De esta manera, FIFA 18 amplía horizontes en este modo y le quita el corsé que este año tenía para convertir esta aventura en algo tan global como lo es el propio deporte.
Sin embargo, las novedades más importantes vienen de la mano de la personalización y las decisiones. Aunque no se puede cambiar la cara o el físico de Hunter, sí es posible añadir ciertos retoques a su apariencia con el peinado y los tatuajes, haciendo del futbolista un persona más personal. Por otro lado, EA SPORTS FIFA demuestra el saber escuchar al aficionado haciendo que las decisiones o respuestas a preguntas que se plantean en este modo tengan más trascendencia que antes. El año pasado servían poco más que para ver la reacción de los seguidores en las redes sociales del jugador. En esta ocasión pueden incluso llegar a alterar el futuro de su carrera durante los seis capítulos que dura.
FIFA Ultimate Team sigue siendo el principal estandarte
Pese a todo, FIFA 18 sigue teniendo en Ultimate Team su principal baza a la hora de seducir a los usuarios para que, de forma recurrente, entren en este modo juego día tras día. No es que haya experimentado muchos cambios con respecto al año pasado, pero es que tampoco hace excesiva falta. Las múltiples posibilidades a la hora de confeccionar diferentes plantillas y los encajes de bolillos con la afinidad siguen teniendo el componente adictivo necesario para que este juego siga triunfando. Esta modalidad propone al jugador durante este año retos y misiones para que siempre tenga algo que hacer en el momento introduzca el juego en la consola, satisfaciendo con recompensas a aquellos que las logren completar.
Pero la novedad más importante en este apartado viene de la mano de Squad Battles, que es ni más ni menos que la solución que propone EA SPORTS FIFA a un modo competitivo que el año pasado esclavizó casi a toda aquella persona que quería avanzar en FIFA Ultimate Team Champions (y que sigue presente en la propuesta). Este Squad Battles, de un solo jugador, permite que los usuarios creen plantillas para que se enfrenten entre ellas con control de la inteligencia artificial. De esta manera se pone a prueba la habilidad, se ganan recompensas y se escalan posiciones en los marcadores.
El resto de modos de juego sigue presente para garantizar la mayor variedad posible, aunque apenas se encuentran novedades reseñables. El modo Carrera añade escenas de vídeo para escenificar los traspasos, como detalle más importante de todo lo que se ha retocado en las demás modalidades.
Pura jugabilidad Frostbite
Por otro lado, el que tiene que ver con la jugabilidad, las mejoras tienen más o menos la misma dimensión. Se nota que el control del Frostbite es mayor, reflejándose en los movimientos de los jugadores o las físicas del balón. Ahora por ejemplo, hay una sensación de imprecisión generalizada en la mayoría de las acciones que escenifica la ligera subida de la dificultada a la hora de dar un pase preciso o ejecutar un remate a portería. Da la sensación de que el juego está menos automatizado, y esto genera más situaciones posible que enriquecen el conjunto de las jugadas.
Además, los regates se han vuelto más útiles que estéticos, y eso es una buena noticia para todos aquellos que nunca se han sentido cómodos con cómo ha tratado EA SPORTS FIFA esta faceta del juego durante muchos años. Aunque queda mucho camino aún por recorrer, se empieza a palpar el cambio de enfoque al ver que ya no hace falta hacer una combinación de botones digna de un juego de lucha para zafarse de un defensa. Analizar la situación, optar por un recorte, un cambio de dirección o de ritmo son opciones mucho más sensatas para avanzar en el terreno de juego.
Es interesante también comprobar que la adición de una forma de asegurar un disparo potente y raso funciona bien y aporta más posibilidades de hacer un gol. Era algo que se había dejado de lado tal vez durante mucho tiempo, y que completa un poco más la variedad a la hora de rematar. Los pases también se han modificado para beber también de la acción del chute raso, pero colocando también el centro a media altura como opción por defecto a la hora de pasar el balón desde las bandas.
La inteligencia artificial sigue poniendo las cosas demasiado complicadas en los niveles de dificultad más altos, pero al menos los ajustes en los regates sirven para paliar de alguna manera este problema. Se nota también la intención de EA SPORTS FIFA de hacer que la IA no juegue siempre igual y se adapte al estilo de juego de cada equipo. Se consigue en parte, pero sigue habiendo mucho camino por recorrer en una de las carencias clásicas de esta franquicia.
Ambientación de Champions
Pero no solo el Frostbite se nota en el aspecto jugable, sino también en el gráfico. Gracias al Motion Technology System ciertos jugadores están animados reproduciendo los mismos movimientos reales gracias a una captura de movimiento que aumenta en número. Inmersión y realismo para tener la sensación de estar realmente ante un partido de fútbol, sobre todo en tacto y sensibilidad. Las caras, en cambio, siguen sin convencerme año tras año. Si uno se dedica a ver jugadores menos conocidos, cualquier parecido será pura coincidencia.
Aunque es en los estadios donde el motor gráfico saca verdadero músculo. Es impresionante, por ejemplo, adentrarse en la presentación de un partido en el Santiago Bernabéu o el Wanda Metropolitano, con todo el público aclamando a sus jugadores y los efectos de luces y partículas sincronizandose para hacer de esos instantes algo memorable. FIFA 18 exprime esos detalles al máximo para encandilar al usuario, y que también en esta vertiente disfruta al máximo.
Por supuesto, las licencias son uno de los puntos fuertes de la saga siempre. Cualquier equipo dentro del juego tendrá escudos y nombres de jugadores correctos. Hay exclusividad con la Bundesliga y la MLS, competiciones de 28 países diferentes y 50 estadios reales de los 79 disponibles. Manolo Lama y Paco González vuelven a ampliar repertorio de frases, aunque no hay grandes cambios a señalar en este sentido.