En febrero de 2012 se ponía a la venta junto con PlayStation Vita un juego indie que explotaba todas las características de la portátil en cuanto a lo que ofrecía. Bueno, todo no, de las cámaras que incorpora la pequeña máquina era de lo único que no hacía uso, pero sí del giroscopio o de ambos paneles táctiles.
Si bien la propuesta era bastante agradecida, curiosa y artísticamente preciosa, su jugabilidad fallaba en ocasiones al hacer un uso intensivo de dichas características antes nombradas. No sólo por abusar de ellas sino por su imprecisión, sobre todo con el panel táctil trasero. Por desgracia el salto al mando DualShock 4 de PlayStation 4 tampoco es que haya mejorado mucho esta experiencia.
En Escape Plan tomaremos el control de Lil y Laarg, dos curiosos personajes que por azar del destino se ven encerrados en una factoría de extrañas apariencias. Como ya habréis deducido, a sendos protagonistas no les gusta nada cómo se están poniendo las cosas así que deberemos de ayudarles a escapar del recinto a base de solucionar puzzles a lo largo de las más de 70 habitaciones que se compone la aventura.
El juego (y por si todavía quedaba alguna duda) es el mismo que ya apareciera en la portátil, incluida su escasa duración. El cambio más tajante es sin duda su jugabilidad y el uso del altavoz del mando de PlayStation 4. En esta versión el panel táctil trasero se sustituye por los botones L2 y R2 mientras que el delantero pasa a ser el equivalente al de DualShock 4.
El puntero que en la portátil manejábamos con dicho panel se sustituye ahora por una pequeña diana controlable con el stick analógico. El problema de realizar este cambio os lo podéis imaginar, una exagerada falta de precisión en el apuntado. Por desgracia los problemas no acaban ahí, ya que el panel táctil delantero es quizás algo más incómodo que el de PS Vita lo que facilita junto con los demás usos del DualShock 4, un manejo algo caótico en algunos momentos. Habrán muchos momentos en la aventura en la que tengamos que pulsar los botones traseros, el táctil, cruceta y stick, todo al mismo tiempo.
Por otra parte, y aunque lo herede del juego lanzado hace dos años, los puzzles tienen una factura impecable y en más de una ocasión nos hará sudar tinta china para resolver alguno de ellos. El mejor punto en este aspecto es quizás el marcador que aparece al finalizar cada una de sus fases. Sin duda un componente de lo más competitivo que hará mejorar nuestras habilidades en una segunda vuelta al juego.
Gráficamente, y como decimos, el juego no ha mejorado absolutamente en nada. Se ha adaptado la resolución a los estándares de PlayStation 4 y se ha optimizado un poco para esconder algún pequeño tirón que lastraba en la versión de su hermana menor.
El estilo gráfico ofrece una belleza única muy propia de los juegos indie y combina la creatividad con un exquisito trazado en los escenarios. De hecho una de las mejores cosas de esta conversión a PS4 es quizás la suerte de poder apreciar con todo lujo de detalles el mundo creado por Fun Bits en Escape Plan sin tener que dejarnos la vista en una pantalla de 5 pulgadas en formato panorámico.
La banda sonora que acompaña a estos escapistas aventureros tiene una calidad estupenda. Estamos hablando de música clásica de reconocidos intérpretes que, aunque no quede del todo acorde con el estilo visual de la aventura, sí es perfecta para esos largos minutos que dedicaremos a desentrañar los misterios que habitan en cada habitación.
Escape Plan es, para aquellos usuarios que no han disfrutado de la versión portátil, un muy buen juego de puzles por apenas 13 euros. No obstante su duración es bastante escasa, no más de 5 horas si somos duchos en el género. La nota negativa y como ya ocurriera en su día se basa en el control tanto de los personajes como de los distintos movimientos a realizar en cada habitación, llegando incluso a ser muy desesperante en según qué condiciones.