Análisis Drakengard 3

César Rebolledo · 29 diciembre, 2018
El dragón vuelve a alzar el vuelo

Ocho largos años han pasado desde que la última entrega de la trágica saga Drakengard viese la luz. Si bien tuvimos en 2010 Nier, ambientada en un universo que comenzaba en el Final E de Drakengard, no era una continuación de la saga, pese a los innumerables detalles que los conectaban.

Sin embargo, a finales del año pasado llegaba a Japón Drakengard 3 y poco después se confirmaba su lanzamiento occidental, que tuvo lugar la semana pasada tanto en territorio americano como en Europa. Pese a que los amigos del desaparecido estudio Cavia nos ofrecen de nuevo una historia sencillamente adictiva cargada de tragedia, el juego nos plantea diversos problemas que hacen de éste un juego sólo para los fans.

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Esta nueva entrega de la saga, si bien se presentó como precuela, es algo que sucedió antes. Es decir, no está tan conectado con la primera entrega como podría entenderse de una precuela, pero sienta los cimientos para el primer Drakengard y además se enlaza de forma directa con Nier.

Tenemos un mundo, dividido en cinco regiones, gobernadas por cinco despiadados señores que oprimen su pueblo. Pero de un día para otro, aparecen cinco mujeres, cinco hermanas, llamadas One, Two, Three, Four y Five. Evidentemente, no son sus nombres reales, nadie sabe de dónde han salido (su origen es un detalle oculto tras el argumento, que sólo descubrirán aquellos que presten atención). Estas cinco hermanas tienen el poder de generar magia con su voz, por lo que se las llama Intoners (Entonadoras), que derrocan a los cinco crueles señores sin problemas y rápidamente, tomando el control del mundo y dando lugar a una época de paz para sus habitantes.

Sin embargo, un personaje malvado busca acabar con ellas y terminar con éste período de paz, aniquilando todo lo que se interponga en su camino. Se trata ni más ni menos que de nuestra protagonista, Zero, la hermana mayor de las Entonadoras. Acompañada de Michael, el más poderoso de los dragones, se enfrenta al grupo de pacificadoras. Tras un desenlace inesperado de los acontecimientos, pasará un año, en el que Zero ha perdido un brazo, tiene una flor en su ojo derecho y ahora está acompañada de Mikhail, que prácticamente es una cría de dragón.

¿Por qué nuestra protagonista buscaba aniquilar a sus hermanas? El motivo aparente es que busca ser la única Entonadora y acumular el poder de las otras cinco, convirtiéndose en la más fuerte de todas con un fin desconocido. No obstante, esto no es ni de lejos lo que parece, el argumento sólo puede calificarse de tragedia y todo se complicará hasta niveles insospechados que harán que la historia gire muchas veces.

Esta aventura cuenta con cuatro finales que se basan en las singularidades, los “y si..”: un primer final que nos deparará una interesante sorpresa y que podríamos considerar el más básico y canónico, un segundo final evidentemente más alternativo, un tercer final total y absolutamente desconcertante y un cuarto final, que sólo podrán ver los jugadores más hábiles y nos revela absolutamente toda la verdad tras el argumento, además de un llamativo easter egg.

Queremos quitar cuanto antes los tres principales puntos que afectan a un juego en el que la calidad podría haber alcanzado un nivel bastante alto, pero que restan muchos puntos al resultado final al que tenemos acceso y entiendo que importan a la mayoría de nosotros, los jugadores.

Para empezar, el propio formato del juego. Si lo queremos físico, tendremos que recurrir a la importación, ya que a Europa sólo llega en formato digital. Después, el título sólo está disponible con los textos en inglés o francés y voces en inglés o japonés, vía contenido descargable. Teniendo en cuenta la importancia capital de la historia, esto convierte al juego en algo sólo accesible a gente con un nivel medio-alto en el idioma.

Cabe destacar que esta historia no es algo al alcance de un jugador superficial. Hace falta navegar por la extensa base de datos, descubrir la historia de las armas y los personajes para abarcar en toda su extensión una historia de una complejidad muy por encima de lo normal. Esto, evidentemente, es un punto a favor.

Por último, el apartado gráfico. Caídas de frames tristemente frecuentes, sobre todo cuando nuestro dragón ataca a los enemigos en tierra, además de unos escenarios que si nos paramos a admirar el paisaje, veremos no están muy trabajados. Si bien las cinemáticas son bastante espectaculares y los personajes de la historia en general presentan un buen trabajo, el apartado gráfico es sin duda lo más mejorable del título.

Ahora que nos hemos quitado de en medio las partes trístemente deficientes del juego, vamos al meollo del asunto,a lo positivo.

El juego se desarrolla mediante una serie de escenas de avance lineal, en las que tendremos que ir eliminando enemigos con una miríada de armas. Podemos tener hasta cuatro armas a la vez, una de cada una de las categorías en las que se dividen: espadas, lanzas, chakrams y garras. Cada una tiene sus pros y sus contras: las espadas son un arma todoterreno, el chakram es un arma para ataques de área pero débil, la lanza es poderosa y atraviesa defenesas pero es lenta y las garras un arma de ataques rápidos y contundentes, pero de cortísimo alcance.

En cualquier momento de nuestro ataque podremos pulsar un botón, para ralentizar la acción un instante y cambiar a cualquiera de nuestras otras tres armas, adaptando nuestro estilo al enemigo al que hacemos frente. Además, cuando se llene un medidor, podremos entrar en el peligroso modo Intoner, durante el cual seremos invulnerables, más rápidos y más veloces.

Esto en cuanto a la parte a pie, aquellas en las que vamos a lomos de Mikhail se dividen en secciones sobre raíles, en las que tendremos que derribar enemigos en vuelo y otras en las que combatiremos contra enormes jefes finales, en las que podremos posarnos en el suelo o remontar el vuelo para atacar desde el aire. Nuestro dragón también puede ser invocado en ciertas secciones a pie para barrer a nuestros enemigos.

La pega es que se echan en falta las espectaculares secciones de combate aéreo en las que nos movíamos con libertad sobre Angelus, que muchos realmente recordarán del primer Drakengard y aquí son una clara ausencia. Tenemos también numerosas misiones extra en las que cumplir una serie de desafíos con las que conseguir dinero para mejorar nuestras armas y subir de nivel.

El desarrollo del juego no es apto para todos los públicos. Principalmente por la violencia y la alta carga sexual del argumento: las hermanas cuentan con «discípulos», que son básicamente amantes que llevan con ellas a todas partes y protagonizan momentos realmente escabrosos, como la profanación de un cadáver o numerosos chistes de dudoso gusto relacionados con el tamaño de… bueno, podéis imaginaros el resto.

En cuanto a la banda sonora, sólo se puede decir una cosa: impresionante. Sencillamente espectacular, atractiva y perfecta. Desde la intro hasta los combates contra los jefes, pasando por la encantadora música del campamento (apuesto a que muchos se quedarán simplemente escuchándola) y la increíble guinda que supone la música en el atípico, espectacular y complicadísimo combate final del juego.

No pueden pasarse por alto un montón de detalles que son los que hacen de éste un juego indicado especialmente a los fans de la saga, en concreto a aquellos que disfrutasen de Drakengard y tuviesen el privilegio de hacerse con una copia de Nier.

Situaciones como el primer Pacto, el inquietante parecido de One con Manah, el desconcertante final D, comenzar el juego en una ciudad muy semejante a la que se nos presentaba al principio de Nier y la aparición de un personaje que conecta su universo con Drakengard 3 de forma totalmente directa… son todo detalles que hacen del juego, principalmente, algo que ha sido creado para los fans que necesitaban una nueva dosis de tragedia, sufrimiento y autosacrificio.

Ya puedes descargar Drakengard 3 desde aquí

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