En 2016, id Sotware volvió a resucitar una de sus franquicias estrella, Doom, con un reboot que se ha convertido en uno de los shooters más queridos y aclamados de los últimos tiempos.
Cuatro años después y tras algún que otro retraso, el estudio vuelve a las andadas de la mano de Bethesda para pulir esta fórmula y convertirla en lo que podría ser el mejor shooter de esta generación.
¿Es Doom Eternal la mejor entrega de la saga o en cambio se queda en un simple «más de lo mismo»? Dentro análisis.
El Infierno en la Tierra
La premisa en la que se basa Doom Eternal es una vez más, el intento de conquista de la Tierra por las huestes del Infierno, lideradas por tres sacerdotes encargados de gestionar esta invasión a gran escala.
Como buen Doom Slayer, nuestra misión será pararles los pies de manera «poco delicada», viajando a distintos lugares de la tierra repletos de demonios a los que aniquilar mientras tratamos de localizar a estos generales.
El juego vuelve a distribuirse en distintas misiones, tras las cuales volveremos a nuestra nave base, llamada La Fortaleza del Destino, repleta de zonas ocultas y mejoras que nos permitirán reforzar nuestro equipamiento, cosa de la que hablaremos más adelante.
Como podéis observar, la historia de Doom Eternal no es ni la más profunda ni la más enrevesada, pero cumple con su papel y se ve enriquecida por la multitud de papiros que vamos encontrando y entradas en nuestro glosario, cargadas de datos, anécdotas y relatos que amplían nuestros conocimientos acerca del universo en el que se desarrolla la acción.
El Gunplay más satisfactorio de la industria
Doom no sería Doom sin este apartado: El Gunplay. Con esta palabra nos referimos a la forma de disparar en un shooter y todo lo que esto implica, y Doom es el rey de reyes en cuanto a soltar plomo en nuestros enemigos se refiere.
Siguiendo las mismas directrices que el reboot original de 2016, volvemos a tener entre manos un shooter frenético y visceral, en el que no existen las coberturas ni el tacticismo, puesto que su principal premisa se basa en obligar al jugador a moverse y atacar continuamente.
Por ello, recorrer el escenario en busca de munición, salud y armadura a la vez que intercambiamos nuestro armamento para atacar a los puntos débiles de los demonios que pretenden rodearnos es su pilar principal.
Para ello disponemos de distintas herramientas, algunas de ellas ya vistas con anterioridad, como las brutales ejecuciones que nos otorgan salud o los asesinatos con motosierra, que nos ofrecen munición, y otras nuevas como el lanzallamas, que nos permite incinerar a nuestros enemigos para obtener armadura al dañarlos.
Pese a su imponente tamaño, el Doom Slayer es ágil moviendose por el escenario, y dispone de habilidades como dobles saltos o dashes en todas las direcciones de movimiento para que cada batalla sea un baile continuo de sangre y balas.
El contacto de las balas con los enemigos es una auténtica delicia, sintiendo cada impacto y permitiéndonos elegir con qué arma enfrentarnos a cada tipo de enemigo según sus características, ya que todos ellos tienen puntos débiles que debemos aprovechar para reducir su agresividad y darnos algo de respiro.
Por supuesto, el variado arsenal del que disponemos de forma gradual en esta aventura nos ofrece la posibilidad de afrontar cada situación a nuestro gusto, ya que a su vez, cada arma dispone de distintas mejoras de combate que cambian completamente su uso, ampliando todavía más nuestras capacidades destructoras y tácticas.
De esta manera, la escopeta de combate básica nos permite hacer daño a corta distancia, pero con la mejora del lanzagranadas se convierte en un arma explosiva a distancias medias, mientras que la dificultosa precisión del lanzacohetes se ve solventada gracias a la mejora de los misiles teledirigidos, permitiéndonos destrozas a enemigos concretos en un breve periodo de tiempo.
Mención especial a la escopeta clásica del Doom Slayer, que en esta ocasión viene con un añadido muy especial, llamado el gancho de carnicero, el cual nos permite agarrarnos y lanzarnos hacia un enemigo, lo que en principio puede parecer una mecánica muy simple pero que ofrece un sinfín de posibilidades de cara a movernos por los escenarios y esquivar el fuego enemigo.
Estas mejoras pueden reforzarse gracias a los puntos de arma que recibimos al terminar con hordas de enemigos, y cuando hayamos desbloqueado todas las mejoras de un arma en concreto podremos acceder a un Desafío de arma con el que acceder a una mejora oculta si conseguimos los requisitos adecuados, desbloqueando así todo su potencial.
En definitiva, movernos por los escenarios mientras descargamos toda nuestra artillería por la gran multitud de demonios que quieren acabar con nosotros nunca ha sido tan exigente y satisfactorio como en Doom Eternal, de manera que el balance entre ponernos las cosas realmente difíciles (incluso en los niveles medios de dificultad) y ofrecer un gameplay satisfactorio y adictivo está genialmente implementado.
El equipamiento de un Asesino de Demonios
No todo son armas en la lucha contra las huestes del infierno, por lo que en Doom Eternal se han añadido algunas mecánicas con las que reforzar a nuestro Doom Slayer.
Por un lado tenemos las Runas que podemos gastar para adquirir nuevas habilidades pasivas, tales como ejecutar más rápidamente, que los enemigos se queden aturdidos más tiempo o planear en el aire.
Por otro tenemos los Cristales de Centinela, canjeables en distintos campos de mejora para reforzar cosas como la exploración, el armamento pesado como el lanzallamas o las granadas o la movilidad por el entorno.
De esta manera se nos «facilita un poco la vida» sin llegar a afectar al gameplay en sí, otorgándonos más posibilidades en cuanto a afrontar las distintas situaciones se refiere.
Matar en compañía es matar mejor
El añadido principal de esta saga fuera de la campaña es el Battle Mode, en el que la saga Doom se vuelque en el componente online, ofreciendo luchas encarnizadas entre un equipo de demonios y el Doom Slayer, todos ellos controlados por jugadores/as.
En este modo podemos elegir a distintos demonios con los que derrotar a este adalid de la Tierra o mejor ser el encargado de derrotar a estos bastardos infernales, cada uno con sus propias habilidades y ataques.
Con un sistema de rondas, nuestra misión es sencilla: acabar con el equipo contrario. El Doom Slayer tiene la desventaja de pelear en solitario, pero también tiene la capacidad de obtener salud y armadura con los enemigos pasivos del escenario, haciéndolo un hueso duro de roer.
Los demonios en cambio deben pelear con sus propias habilidades, pudiendo crear equipos compenetrados con los que poner en jaque al jugador rival, pero limitados en cuanto a interacción con el escenario se refiere.
Entre rondas, cada jugador puede desbloquear distintas habilidades pasivas con las que reforzar su actuación en el siguiente escenario, otorgando algo de variedad a cada partida.
Este modo no llega a solapar ni mucho menos al Modo Campaña, pero ofrece una distracción alternativa y una manera de disfrutar del mundo de Doom con tus amigos y amigas.
El Infierno en su máximo esplendor
Doom Eternal separa su gameplay en dos partes bien diferenciadas: Gunplay y plataformeo.
Por ello, el diseño del mapeado ha sido realizado con mimo y detalle para reforzar estos dos pilares fundamentales, de manera que cuando toca darse de tortas con los demonios, solemos disponer de amplias salas llenas de recovecos, portales de teletransporte o lanzaderas para no parar de correr y movernos en ningún momento.
Por otro lado, cuando la acción se relaja y nos toca desplazarnos a la siguiente zona, el título se transforma en un plataformas que, sin ser exigente, nos permite hacer gala de nuestra habilidad gracias al añadido de trampas y saltos imposibles con las que ponernos a prueba, dejando de lado la congruencia narrativa para seguir ofreciendo una excusa con la que mantenernos enganchados a nuestros mandos.
Algo que refuerza mucho este apartado es el sistema de secretos y desbloqueables que hay repartidos por todo el mapeado, de manera que se nos incita continuamente a explorarlo todo de manera exhaustiva.
Gracias a esto descubriremos desde simples Easter Eggs a distintas herramientas importantes como las Baterías Centinela, que nos permiten acceder a nuevas zonas de nuestra nave en las que obtener nuevas mejoras para nuestro equipamiento o desbloquear nuevos trajes para el Doom Slayer.
La guinda del pastel en este apartado la pone la espectacular banda sonora que siempre ha caracterizado a la saga, y que en esta entrega vuelve en su máximo exponente, convirtiendo su gameplay en una maravilla audiovisual cargada de sangre, balas y música frenética.
En definitiva, Doom Eternal consigue mejorar todo lo visto en el reboot original, puliendo su gameplay y ofreciendo distintas mejoras que llevan su experiencia al máximo exponente.