Análisis – Divinity: Original Sin 2

Sergio Alarcón · 18 enero, 2019
Analizamos la llegada a PlayStation 4 de uno de los mejores juegos de rol de la generación.
divinity original sin 2

Tras una excepcional primera entrega, Larian Studios vuelve a la carga adaptando su magistral juego de rol a las consolas de sobremesa. En LaPS4.com os contamos qué tal le ha sentado este cambio al juego original de PC.

La versión de Divinity: Original Sin 2 que ha llegado a PlayStation 4 ha sido la Definitive Edition, cargada de novedades, tales como la traducción al castellano del título, diversas mejoras en la historia de cada uno de los acompañantes que podemos reclutar en el juego, nuevas misiones e incluso un remodelado completo del Acto IV.

La definición exacta de la palabra Rol

No son pocos los juegos de rol que existen actualmente en el mercado. Juegos en los que moldear a un personaje y adaptarlo a nuestras preferencias en cuanto a estética, habilidades, poderes o funciones a la vez que lo utilizamos para sumergirnos en el mundo que nos rodea.

Pero pocos consiguen este objetivo como Divinity: Original Sin 2. Lejos de quedarse en el clásico sistema de misiones encasilladas y ruedas de diálogo sencillas en las que otros juegos se acomodan, el cRPG de Larian Studios va mucho más allá, ofreciéndote la oportunidad de realizar casi cualquier acción que te propongas.

Podemos interactuar con todo lo que nos rodea, desde animales domésticos (incluso entablar conversaciones con ellos, siempre que adquiramos la habilidad correspondiente) hasta soldados, mercaderes o campesinos que pueblan el mundo de Rivellon.

Cuidado con lo que decís, ¡o liaréis una buena en cualquier momento!

Gracias a un complejo sistema de diálogos, podemos ser exactamente como queremos ser en todas y cada una de las situaciones que se nos presentan. ¿Preferís la cautela y el sosiego a la hora de discutir con alguien, o sin embargo no tenéis pelos en la lengua y a la mínima nombráis a la progenitora de quienes os tocan las narices? Una conversación banal puede desembocar en una pelea de bar donde todos nuestros personajes pierdan la vida y tengamos que cargar la partida o bien puede terminar en una bonita amistad con el mercader del lugar para así ganarnos un descuento en su puesto de venta.

Como consecuencia de esto, todo el entorno adquiere una viveza y una complejidad que supera a muchos de los juegos de su generación, aumentando la inmersión en la historia y también la cautela a la hora de tomar cada decisión.

Héroes a la altura de su historia

La historia de Divinity: Original Sin 2 no dista mucho de la temática fantástica de su predecesor y de otros juegos del mismo estilo: Existen varias personas entre las distintas razas que pueblan Rivellon con un poder especial, capaces de canalizar y utilizar a voluntad una magia especial que proviene de La Fuente, pero esto a su vez atrae a unas malvadas criaturas que no cesan de asesinar y destruir todo a su paso, por lo que los maestres de la Orden Divina han decidido apresar a todos los Hechiceros de la Fuente y aislarlos del resto de la civilización mientras esperan la llegada del siguiente Dios.

Como viene siendo habitual en el género, deberemos crear a nuestro personaje antes de comenzar la historia. En esta ocasión vuelven las distintas razas a elegir (Elfos, enanos, humanos, hombres-lagarto y no muertos), cada una de ellas con sus peculiaridades.

Algunas razas tienen características que condicionan nuestra aventura desde el principio. Por poner algún ejemplo: Los no muertos no son muy queridos entre los vivos, así que si elegimos a esta raza, deberemos cubrirnos el rostro si no queremos “recibimientos hostiles” cada vez que interactuemos con alguien, cosa que condicionará nuestro equipamiento. Los hombres-lagarto pueden escavar sin necesidad de una pala en el inventario y los dedos de los no muertos son semejantes a ganzúas. Estos detalles enriquecen el título ya desde la pantalla de creación.

Por otro lado, deberemos elegir un Origen para nuestro personaje. Con esto le otorgaremos una historia, un pasado y un objetivo a seguir, desde ser un príncipe que lo perdió todo al cometer un error a resucitar eones después de nuestro tiempo en busca de respuestas. Cada personaje reclutable que encontremos durante la aventura también tendrá su historia, sus motivos y su personalidad, y deberemos andar con cuidado si no queremos ofender a alguien y que nos abandone o bien ser traicionados y perderlo todo por haber confiado demasiado en ese personaje que tan bien nos caía.

Dificultades en el camino

Divinity: Original Sin 2 es un juego original de PC y como tal, su sistema de control ha sido adaptado al mando de PlayStation 4 y a su “escasez” de botones, con todo lo que eso conlleva.

Con el joystick izquierdo recorremos Rivellon mientras que el derecho funcionará a modo de “ratón” de ordenador, permitiéndonos señalar objetivos e interactuar con nuestro entorno, mientras que el resto de botones cumplirán distintas funciones tales como abrir el inventario, guardar la partida o activar la Vista Táctica.

Cuesta adaptarse a los controles, pero no llega a ser desesperante

Pese al esfuerzo de sus desarrolladores por adaptar de manera útil y completa el sistema de control al mando de la consola, el control se nota un poco tosco y artificial, notándose la carencia de un teclado y un ratón con el que acceder fácilmente a los menús o navegar entre las distintas acciones disponibles. Aun con todo, el juego es muy disfrutable y tras unas horas de juego nos acostumbraremos a la disposición de los botones, por lo que no supone un problema grave.

La interacción con el entorno es enorme, ya que casi todos los elementos en pantalla están a merced de ser investigados, lanzados o almacenados, entre muchas otras opciones. Además, no faltan “baches” a nuestro alrededor que nos harán dar más de un rodeo si queremos acceder a todas las zonas del lugar. Elementos como el fuego, el veneno y el agua están repartidos por todo Rivellon, y podremos utilizarlos a nuestro favor para ganar una posición táctica frente a nuestros enemigos o nos pondrán en un aprieto si no somos capaces de gestionarlos con seguridad.

Acciones como prender fuego a una mancha de aceite para calcinar a nuestros enemigos, electrocutar un charco de agua o meter a nuestro no muerto en veneno para que se cure mientras que los enemigos enferman son algunas de las posibilidades que Divinity: Original Sin 2 nos ofrece a la hora de combatir utilizando todo cuanto nos rodea.

Combates épicos de sabor clásico

El sistema de combate de Divinity: Original Sin 2 está basado en turnos dinámicos entre ambos bandos. A cada turno obtenemos varios PA o Puntos de Acción, que podemos utilizar para movernos por el entorno y así ganar una posición ventajosa frente a los rivales o simplemente para atacar sin piedad a nuestros enemigos con nuestras armas o habilidades.

Cada elemento cuenta, altura, agua, fuego… El entorno es clave para obtener la victoria

Gracias a la Barra Rápida, tenemos acceso a todas las acciones, habilidades y objetos que cada personaje lleva equipados, para así gestionar bien cómo gastamos nuestro turno. ¿Es mejor tener a un personaje en la vanguardia y a otro apoyándolo en la retaguardia, o mejor ir con todo a por un enemigo y así no darle tregua para atacar? Cada decisión puede suponer perder a uno o varios miembros del grupo, por lo que debemos tener cuidado a la hora de elegir.

La IA enemiga está muy lograda, de manera que leerá nuestros movimientos y se adaptará a ellos, aprovechando las ventajas del entorno para ocasionarnos más daño o mermar nuestras fuerzas de manera estratégica, cosa que en los niveles más elevados de dificultad resulta un verdadero suplicio (o una delicia para los jugadores más “hardcore”).

Vive la historia como desees

Otro punto fuerte de Divinity: Original Sin 2 es la posibilidad de elegir varios modos de jugar su historia, además de distintos modos de juego.

En cuanto a la historia principal, podemos elegir jugarla al modo Clásico, con una aventura equilibrada y desafiante, apta para los y las jugadoras que ya estén familiarizadas con el juego, o bien podremos jugar de manera que el sistema de combate no sea muy exigente y disfrutar así de la historia y su desenlace.

Por supuesto no faltan los modos en los que todo se complica hasta tal punto de permitirnos grabar la partida tan solo una vez en toda la aventura o activar la muerte permanente, de manera que si un compañero del grupo es abatido en combate, no tengamos la posibilidad de resucitarlo y lo perdamos para siempre.

No falta el modo cooperativo en esta secuela de Divinity: Original Sin, y además se convierte en uno de sus apartados más disfrutables, ya que en esta ocasión podremos jugar hasta con 4 amigos en la misma partida. Esto ofrece un sinfín de posibilidades, desde planear una estrategia de combate antes de comenzar el ataque hasta a provocar que detengan o masacren a todo el grupo por robar inocentemente una manzana sin que los demás se den cuenta.

Además, el juego consta de un Modo Arena, en el que podremos elegir entre distintos héroes del universo de Rivellon para luchar en combates por equipos, ya sea contra la consola o contra otros jugadores en el modo PvP. En este modo, todo lo aprendido en la aventura toma forma de manera que tendremos que saber leer el entorno y a nuestro rival a la perfección si queremos triunfar en cada batalla.

Por desgracia, esta entrega no cuenta con el modo Dungeon Master, en el que podemos personalizar cada partida hasta el punto de poder escribir nuestros propios diálogos o las escenas provocadas al tomar una decisión, lo que ofrecía muchas más horas de juego al título original.

La belleza de estar vivo

Rivellon es sinónimo de vida. Tanto su paleta de colores como el diseño de sus escenarios está cargado de detalles y de elementos que provocan la sensación de estar realmente en un mundo lleno de seres vivos. Desde selvas tropicales a la orilla del océano hasta grandes ciudades o cubiertas de barcos, todo ello está plagado de detalles con los que podremos interactuar. No solo los enemigos o los lugareños pueblan el mundo, si no que encontraremos todo tipo de flora y fauna con la que interactuar.

Tumbarnos en una cama, apagar una vela, pasar al Modo Sigilo para escuchar una conversación que no deberíamos oír disfrazados de barril… No faltan cosas que hacer ni que probar, y todo tiene su consecuencia. Si decidimos robar a escondidas algún objeto personal, dejaremos huellas en la escena del robo, y más tarde su dueño quizás nos interrogue en busca de pruebas, y si no sabemos responder correctamente o nuestro nivel de persuasión no es suficientemente alto, el entorno y la situación pueden pasar de ser un agradable paseo por una calle de la ciudad a convertirse en un sangriento combate con los guardias de la zona.

Todo el entorno está vivo y a nuestra merced

Todos estos cambios alimentan la curiosidad de los jugadores más aficionados al género, ya que sus opciones son casi ilimitadas y ofrece más variedad que otros juegos del estilo, pero quizás los jugadores más “casual” que decidan darle una oportunidad a Divinity: Original Sin 2 se encuentren abrumados por tal cantidad de elecciones y todo lo que ello conlleva.

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