Con la lógica exclusividad de la saga Pokémon para las consolas de la casa Nintendo, la compañía japonesa se marcó sin ningún tipo de duda un tanto impresionante. Pero su espejo y rival directo, pese a que no haya sido capaz de conseguir la gran relevancia del primero, es lógicamente Digimon. Se trata de dos productos muy similares, pero que al final no podrían ser más diferentes y la llegada de uno de estos juegos siempre es una buena noticia para aquellos que disfrutan en el mundo digital. Tal ha sido el caso de nosotros, los jugadores occidentales, que este pasado viernes podíamos por fin hacernos con la versión para tierras más allá de Japón de Digimon World Next Order. Después de pasar un par de días con estas criaturas, podemos por fin comentaros qué impresiones nos ha dejado el título.
La historia de Next Order, como os podéis imaginar, no es su punto más fuerte, ya que no es precisamente un título centrado en ofrecer una gran narrativa o tenernos pendientes de grandes traiciones y villanos carismáticos. Simplemente, nuestro protagonista (se nos da a escoger entre uno masculino y uno femenino) se ve arrastrado nada más empezar la aventura a un combate con nada menos que un Machinedramon. Aunque nuestro personaje tiene dos compañeros del mismo nivel, la cosa no termina especialmente bien. Así que acabamos en la habitual aldea con Jijimon, que nos explica que por algún motivo, los Machinedramon están apareciendo por diversos lugares del Mundo Digital. Nuestra misión es obvia: averiguar por qué estos poderosos monstruos están sembrando el caos y detenerlo.
Por el camino, tenemos que ir recuperando, como siempre, a tantas criaturas como podamos para ir ampliando las instalaciones de la aldea, que también irá cambiando de aspecto a medida que vayan apareciendo nuevos habitantes. Pasamos de tener una choza y una pequeña cabaña de entrenamiento a un gimnasio de verdad, un hospital, un servicio de búsqueda de tesoros, campos de labranza (de carne)… No esperéis guiones de Óscar ni nada por el estilo, los que conozcáis estos juegos ya sabéis que se centran en darnos diversión por otro camino, no con una gran narrativa.
Ya desde el principio del juego, tenemos acceso a zonas como el típico bosque, cuevas, volcanes, montañas, tundras e incluso el «Cabo MOD». Este último lugar tiene barcos. Barcos piratas. Cabo MOD. Barcos piratas. Chiste malo. En cualquier caso, al poco de empezar a avanzar veremos que los enemigos suben de nivel, calidad y cantidad bastante rápido, así que toca hacer lo obvio: digievolucionar.
Contaremos siempre con dos Digimon a nuestro lado y cuando cambien de forma, esta será permanente hasta que fallezcan o vuelvan a evolucionar. Como es lógico, no es posible introducir la mecánica de la serie de evolucionar sólo de forma temporal. Aquí muchos, sin duda, tendrán los odiosos recuerdos del Digimon World original, que te obligaba a dedicar horas de preciso entrenamiento si no querías que siempre acabaran convertidos en Numemon. Por suerte, en este caso la situación es infinitamente mejor. Cada Digimon, dependiendo de su nivel, tiene varios caminos posibles, cerrados, que seguir a la hora de digievolucionar y lógicamente alcanzar una u otra dependerá de nuestros stats al llegar el momento.
Una vez pasa un determinado tiempo, nuestra criatura fallecerá, dejando un digihuevo detrás de sí. Cada vez que esto suceda podremos escoger el digihuevo, lo que nos permite intentar mejorar las cosas con respecto a cómo las hemos hecho la vez anterior, o bien probar suerte con otro tipo de Digimon. Por la experiencia que hemos tenido, cuanto mejor tratas a tu Digimon más tiempo dura y una vez llega a la categoría definitiva (Cuerpo Supremo por estos lares), durarán bastante tiempo y nos pondrán las cosas fáciles en combate. Aunque estos no sean especialmente interesantes.
A la postre, para cuando tienes dos Digimon de nivel Mega o Definitivo, te limitas a dejar que las cosas simplemente avancen por su cuenta en los combates. Si acaso, de vez en cuando y cuando alcanzas los Puntos de Órden necesarios, usas la habilidad especial de la criatura, cosa que no pasa con frecuencia porque en términos generales, los combates suelen terminar antes de llegar a ese punto.
Pero al final, lo único que te encuentres es que la dificultad de los jefes es un escalón simple y llanamente brutal con respecto a cualquier otro enemigo que te vayas cruzando hasta llegar a él, lo que resulta enormemente frustrante desde el punto de vista del jugador. No hay una progresión, sólo un muro con el que te darás una y otra vez hasta que tengas suerte.
La gran ventaja de Next Order para muchos será, sin ninguna duda, la traducción al castellano. En algunos casos casi esperas que digan «Ahora déjame enseñarte cómo cambiar tu fiesta de compañeros», porque algunas de las localizaciones chirrían, pero es decente en términos generales. El sistema de digievolución, cuando llevas tan sólo unas cuatro o cinco horas de partida, empieza a resultar bastante cómodo al ir desbloqueando condiciones de cada posible camino a seguir por tus compañeros.
No obstante, el para nosotros horrible sistema de combate es un error que puede hacer que más de uno lo abandone. Para empezar, le resta muchísima espectacularidad. Después de haber visto otros títulos de la marca Digimon en consolas y que apostaban por los turnos, ver estos combates semiautomáticos es un poco decepcionante.