Análisis Devil May Cry 4: Special Edition

75
Nero, Dante, Vergil, Trish y Lady a 1080p y 60fps
Por Adrián Suárez 3 julio, 2015

PlayStation 4 tiene muchos vacíos en muchos de los géneros predilectos por sus jugadores. Si Square-Enix aprovechó la carencia de JRPGs con su enésimo remake del maravilloso Final Fantasy X, Capcom hizo lo propio con la lucha a través del terrible port de Ultra Street Fighter IV, con el terror a través de su Resident Evil HD Remaster y el beat’em up, hack and slash o el yo contra el barrio (que cada uno lo llame como quiera) a través de una nueva edición de Devil May Cry 4.

Este cuarto capítulo de las aventuras de Dante no es el mejor de todos; de hecho cuenta con un puñado de decisiones nefastas de diseño. Las secciones de plataformas son más frustrantes que divertidas y la combinación de cámara libre con fija deja muchos espacios sin filmar, lo que significa golpear a ciegas rezando para que no te lleves ninguna torta. Lo de tener que caminar sobre nuestros pasos a media aventura tampoco es que sea muy celebrado, pues le añade un motivo más para dejar el título a medias pese a lo chulo que es su sistema de combate

Este Devil May Cry 4 Special Edition no hace el más mínimo esfuerzo en corregir las secciones ajenas al combate o la mismas secuencias repetitivas del título. Lo que hace esta reedición es ofrecernos el mismo título a 1080p y 60fps, a Nero, Dante, Vergil, Trish y Lady para jugar, modos de dificultad y otro más para los más valientes y masocas: el modo caballero oscuro legendario.

La auténtica gracia del título es reforzar lo mejor que tiene este: la experiencia jugable. Devil May Cry 4, pese a todo lo malo que se ha comentado aquí, es una máquina de entregarnos placer a través de la ejecución de combos y más combos. Aquel descubrimiento por azar de Kamiya de mantener al rival en el aire a golpe de espadazos, y bautizado como juggle, es la clave de un sistema de juego fascinante. Pocas cosas hay mejores que iniciar una cadena de golpes, mandar al rival a las nubes, volar a por él, seguir dándole caña y aplastarlo contra el suelo; yendo a continuación a por otro enemigo mientras evitas sufrir daño de otro rival cercano.

Que jugar a Devil May Cry 4 Special Edition es divertidísimo es incontestable; precisamente por ello el plataformeo y la exploración son tan poco celebradas: no están al nivel y nos impiden pelear; algo que Bayonetta comprendió a la perfección a la hora de formalizar su diseño. Devil May Cry 4 Special Edition exprime ese marco jugable a través de los personajes que podemos seleccionar para pasarnos la campaña.

Entre todos destaca Vergil; por algo lleva katana. Vergil es un ciclón de matar, es rápido y su técnica de trasportarse convertido en una bala de luz azul a por su rival da mucho juego. De todos modos, la campaña no está adaptada para él, nos tocará jugar una revisión de la de Nero muy empobrecida en lo que se refiere a su narrativa. El plantel femenino lo forman Lady y Trish, dos personajes muy distintos en lo jugable. Mientras que Trish es rápida y cuenta con habilidades muy divertidas de ejecutar, Lady es lenta y una amante de las armas. Lo habitual en un Devil May Cry es emplear las pistolas para continuar combos o cortar acciones enemigas, pero para Lady son la base de su combate; eso y el empleo de una bayoneta pesada y rotunda para el cuerpo a cuerpo. El uso de este personaje es la antítesis de la fórmula de Devil May Cry pero es cierto que le otorga variedad al asunto.

Con estos personajes a seleccionar, los distintos modos de dificultad y con ligeras variaciones de la campaña principal, la gracia de este Devil May Cry 4 Special Edition radica en completar la aventura jugando con los distintos personajes, subirlos de nivel y recorrer con ellos los distintos niveles de la aventura. En todo momento podréis alternar de personajes, misión a misión, de aspecto y de nivel de dificultad. Lo cierto es que es divertido experimentar cada sección concreta de Devil May Cry 4 Special Edition con cada personaje; el juego cambia mucho con cada uno de ellos. También es verdad que Vergil es el mejor de todos y se nota un poco el bajón al controlar a otro personaje.

Con esto, Devil May Cry 4 Special Edition, más que como una remasterización o un remake, se nos presenta como una manera de acentuar su carácter arcade. Aquí la cosa va de afinar al máximo nuestras capacidades encarnando a uno u otro personaje, llegar a las puntuaciones más altas y luego atrevernos con un nivel más de dificultad. Las plataformas y las secciones sin batallas siguen siendo aburridillas, pero el combate, con esta premisa, es impecable.

Técnicamente el título combina unos escenarios un tanto vacíos y unos diseños de enemigos normales regulares con unos enemigos finales colosales. Estos bosses llenan tanto la pantalla que se te olvida que estás jugando a un título de 2008. En ellos, las mecánicas jugables que aporta el sistema de juego tradicional de Devil May Cry con lo que trae el cuarto capítulo brillan; y también el empleo de distintos personajes. Sin embargo, aquí también hay puntos negros puesto que se pierden las cinemáticas de presentación de los mismos, y hay que comprender que parte de la gracia de Devil May Cry es lo chulos que se ponen sus personajes durante estas secuencias.

Devil May Cry 4 Special Edition ofrece lo mismo del original pero con más variedad, siendo una oportunidad perfecta para profundizar en el título original a través de las variaciones de jugablidad de los personajes y los modos de dificultad. Hace falta ser capaz de pasar por sus decisiones de diseño reguleras y anticuadas a día de hoy, pero si se consigue superar eso se tiene un beat’em up completito; perfecto para los amantes del género y para los que quieren más y más retos entregados de manera continuada y con dificultad creciente.

75
Jugabilidad: 8
Gráficos: 7
Sonido: 7
Satisfacción: 8

Análisis

Devil May Cry 4 Special Edition le da a los amantes del beat'em up lo que más quieren: distintas maneras de explotar la jugabilidad del título, revisitándolo para obtener mejor puntuaciones. Ellos son los que apreciarán las bondades de este retorno y a los que va dirigido esta remasterización.