Análisis – Nickelodeon Kart Racers
Nickelodeon Kart Racers u otro hijo y clon de Mario Kart que fracasa en su intento de alcanzar a un juego tan mítico que ya parece anclado en ser el único en su estilo con cierto carisma.
El juego se presenta como el clásico juego de Karts en el que corremos por un circuito estrambótico, con diferentes obstáculos y cubos que al chocar nos otorgan diferentes bonificaciones y bufos para conseguir nuestro objetivo, que no es otro que ganar la carrera, claro.
Con una mecánica muy sencilla, en un esquema de control casi calcado al Mario Kart, aceleramos, frenamos, derrapamos y conseguimos así más potencia de aceleración, miramos atrás y utilizamos las bonificaciones.
Con un catálogo de vehículos sencillo, pero que se vale para lo que el juego necesita, el título presenta un conjunto de personajes del catálogo de Nickelodeon como Bob Esponja, Patricio Estrella, Estrellita, Los Rugrats y las Tortugas Ninja.
Y no te voy a engañar, me reí mucho al ver por primera vez a Donatello encima de un kart, sin embargo, después de esta primera impresión fascinante, empezó a llegar la desilusión y la verdadera cara de un juego que carece de carisma e imaginación para hacernos llegar a ser los primeros en cruzar la línea de meta.
Con 3 modos de juego clásicos, uno de carrera rápida, otro de campeonato, en el que podemos hacernos con el típico premio de Grand Prix, y luego un modo de retos sin ninguna gracia y contrarreloj. Los menús son muy austeros también, coloridos, psicodélicos, diría que junto a poder llevar a Bob Esponja y Donatello encima de un Kart es lo mejor del juego.
Y es que Nickelodeon Kart Racers carece de circuitos con un mínimo de personalidad, parecen calcos los unos de los otros, lo cual acaba siendo también muy pesado, debido a la gran cantidad de estos, la cantidad de circuitos por jugar no necesariamente te cre hype por saber cuál es el siguiente. Gráficamente estancado en la PlayStation 2 y ninguna clase de tutorial que te explique para que sirve cada bonificación que conseguimos. Los Karts se mueven toscos, hay muy poca fluidez en el gameplay. Tenemos un turbo que utilizamos en función de cuánto slime recojamos, un líquido viscoso verde. Lo cual es una idea fantástica, si no hubiera 45 litros de slime y conseguirlo tuviera alguna pequeña dificultad.
No digo que haya que cruzar una odisea para lograrlo, pero sí que ese turbo genere una verdadera ventaja o desventaja en función de cómo sabemos utilizarlo.
Toda esta manera de enfocar el título funcionaría mejor si Nickelodeon Kart Racers ofreciera suficientes personajes para sostener el juego y garantizar al menos cierta variabilidad. Desafortunadamente, el juego al incluir solo doce personajes, las opciones de selección de personajes son decepcionantes para un juego con Nickelodeon en el título.
Correr como estos personajes individuales nunca es realmente satisfactorio, ya que todos los karts esencialmente tienen una sensación de conducción similar, aunque tengan diferentes estadísticas entre ellos.
Esto difiere mucho de los juegos como Mario Kart, donde cada kart tiene debilidades y fortalezas a las que los jugadores deben ajustar su estilo de juego. Nickelodeon Kart Racers acaba creando una atmósfera de juego que rápidamente envejece y se siente francamente monótona.
A pesar de todo lo malo, Nickleodeon Kart Racers acaba encontrando su punto, sobretodo cuando se juega en pantalla dividida, jugar solo es casi un suplicio y al carecer de modalidad on-line no llama mucho a echarte unas carreras tu solo para mejorar el material.
Sin embargo, si en la familia son muy salaos y hay varios mandos, es muy recomendable para familias de niños pequeños que si ven este juego en oferta por menos de 8 euros pueden comprarse sin ninguna clase de arrepentimiento.