Si queremos clasificar el género del terror, podemos dividirlo en dos tipos, el basado en sustos rápidos, fuertes y efectivos (los «benditos jumpscares»), y el basado en la atmósfera y en la ambientación, capaces de helarnos la sangre solamente con pulsar el botón de inicio.
A este último tipo de terror se aferra Darkwood, la propuesta de Acid Wizard Studio y Crunching Koalas, ambientada en un tenebroso bosque de la Polonia de los años ochenta, en el que nuestro protagonista está atrapado, y todo ello utilizando una vista cenital.
¿Consigue Darkwood transmitir todo lo que promete? Dentro análisis.
Todos los caminos conducen al bosque
Darkwood deja una cosa clara: Nadie nos va a ayudar a sobrevivir. Por ello, tras un misterioso prólogo que nos enseña la base jugable, despertamos en un refugio en medio de un gran bosque, sin recursos, sin nada más que el recuerdo de que alguien nos ha robado una llave, vital para salir de esta pesadilla.
Al explorar el refugio, nos damos cuenta de que el refugio es de vital importancia, ya que es nuestra única manera de sobrevivir aquí.
En él, tenemos luz, habitaciones cerradas en las que montar barricadas, una cocina y una mesa de trabajo. Todo ello funciona gracias al generador de electricidad que debemos alimentar con gasolina si no queremos quedarnos vendidos.
Así pues, Darkwood comienza así, con un pequeño mapa vacío y un refugio como punto de partida. Los recursos con los que disponemos son finitos así que debemos adentrarnos en el bosque para explorar en busca de víveres para sobrevivir, y con ello descubrir qué ocurre en este bosque maldito.
No somos los únicos supervivientes en este bosque polaco de manera que en nuestra búsqueda de preguntas y vituallas nos encontraremos a distintas criaturas, algunas amistosas, como los mercaderes, y otras no tanto.
Gracias a los distintos objetos que encontramos, a las conversaciones y pistas que nos dan los NPC´s y a las propias elucubraciones de nuestro personaje, poco a poco vamos descubriendo más acerca de este infierno en la tierra en el que estamos atrapados.
Nada de ayudas, nada de tutoriales, puro crafteo y superviencia. Esta es la base de Darkwood, quien no se corta un pelo a la hora de mostrarnos la crueldad y hostilidad de su mundo y el precio que tiene la impaciencia y la falta de planificación.
Explora, craftea, lucha, sobrevive
Ante todo, Darkwood es un survival horror basado en la gestión y crafteo de recursos, de manera que todas sus mecánicas están basadas en este punto.
Para ello, tenemos a nuestra disposición tres espacios de acceso rápido con el que intercambiar los objetos más importantes, tales como antorchas o armas y una mochila en la que guardar los recursos que encontremos.
A su vez, podemos utilizar estos recursos para crear otros nuevos, de manera similar a lo visto en otros juegos de este género. Trapos, palos y gasolina para crear antorchas, clavos y madera para crear armas cuerpo a cuerpo o alambres y tornillos para crear ganzúas son algunas de las composiciones más básicas que podemos crear, para luego ir complicando las fórmulas hasta poder obtener armas de fuego más letales o refuerzos para nuestros refugios, tales como trampas o barricadas.
Para ello, durante el día debemos explorar concienzudamente las zonas que vayamos encontrando, gestionando nuestro limitado inventario para recoger tan solo lo que nos haga falta en este momento, sin olvidarnos dónde dejamos ítems y dónde hemos arrasado con todo, ya que nada es ilimitado y el racionamiento y la planificación son esenciales si queremos sobrevivir.
Algunos de los materiales más complicados de obtener podremos comprarlos a los mercaderes que encontremos por el bosque, con quien podemos intercambiar objetos a modo de trueque, para así obtener ítems de mayor calidad.
Por desgracia, la curva de dificultad inicial en este aspecto es bastante elevada incluso en dificultad normal, y al morir perdemos parte de nuestro inventario (siendo esta penalización aún mayor conforme aumentemos la dificultad de la partida), de manera que si no calculamos bien hasta donde podemos llegar, podemos perder parte de nuestros logros, e igual volver a por ellos resulta un nuevo suicidio, por lo que estamos obligados a cambiar nuestra ruta de exploración, esta vez con menos de lo que teníamos en un principio.
Esto se hace bastante frustrante, ya que, aunque el juego nos otorga la posibilidad de craftear armas rudimentarias con relativa facilidad, el sistema de combate es muy tosco y poco efectivo, de manera que los enfrentamientos con las criaturas más inocuas pueden resultar un verdadero fastidio, muriendo con relativa facilidad al mínimo encontronazo.
Sí, quizás esto forma parte de la experiencia, dando a entender que no somos más que un miserable ser humano en medio de una pesadilla hostil, pero con unos controles mejor implementados, muchas situaciones podrían solventarse gracias a habilidad y paciencia, sin obligarnos a huir cada vez que nos topamos con un peligro para no morir aunque vayamos bien equipados.
En la cocina de los refugios podemos refinar distintos alimentos para obtener una sustancia misteriosa con la que mejorar a nuestro personaje, obteniendo habilidades con este proceso, a la vez que desventajas, ya que nada en Darkwood es fácil y sencillo.
Como ya he comentado, las «fases» de exploración y crafteo de recursos se desarrollan durante el día, porque al caer la noche moriremos irremediablemente si no nos resguardamos en nuestro refugio.
Es fundamental haber llenado de gasolina los generadores de energía a la vez que los protegemos adecuadamente, para a continuación parapetarnos dentro de la casa, con la luz encendida y fortaleciendo nuestras defensas con trampas u obstáculos, ya que la noche es larga y el peligro nos acecha.
Sin duda estos son los momentos de mayor tensión del juego, ya que no vemos nada más allá de nuestra habitación, pero el peligro se siente y se oye de manera continua, de manera que tan solo nos queda rezar porque no consigan superar nuestro perímetro, ya que en ese caso, la muerte es casi segura.
Enciende la luz y agudiza el oído
Sin duda, el aspecto más relevante de Darkwood es todo lo relacionado con su ambientación.
Su vista cenital nos muestra una persectiva de lo que nos rodea totalmente distinta a lo que estamos acostumbrados en el género, y para aplicar ese gran punto de tensión, el título utiliza la visión de cono, con la que únicamente vemos lo que tenemos delante de nuestras narices, de manera que todo lo que se interponga entre nuestra visión y el peligro que nos acecha más allá nos obligará a pensárnoslo dos veces antes de seguir avanzando.
Su apartado gráfico recoge ejemplos tan intensos y grotescos como los de Silent Hill y los adapta a la perfección a su estilo, ofreciendo un diseño de los escenarios, los NPCs y los enemigos brutalmente terrorífico.
El juego de luces y sombras provocado por nuestra linterna y el ciclo día-noche crea un ambiente tenso y tétrico, haciéndonos dudar e imaginarnos las peores monstruosidades cada vez que una luz se apaga o notamos algo moverse en la oscuridad.
Por otro lado, el apartado sonoro crea el tándem perfecto con esta maravillosa ambientación, pues consigue literalmente helarnos la sangre en todos sus aspectos.
Mitad de una noche, todo cerrado y apuntalado, con la única compañía de una mísera lámpara (la cual es a su vez nuestra mejor aliada), y tan solo escuchamos nuestros propios pasos por la habitación, hasta que oímos una puerta de la casa abrirse sin motivo aparente, pues no tenemos visión, a la vez que en el exterior, pasos, sollozos, gritos, susurros, comienzan a acercarse… Os garantizo que en pocos juegos he estado tan en tensión como en las noches de Darkwood.
En definitiva, Darkwood consigue crear un terror basado en la tensión provocada por la luz, el sonido y los elementos que disponen el escenario sin tener que utilizar gráficos realistas para lograrlo, dando una sensación de indefensión e impotencia ante el horror que nos rodea que consigue asustar y enganchar al jugador al mismo tiempo.
Darkwood no es un juego para todo el mundo, ya que requiere una gran dosis de paciencia, de ganas de entender cómo funciona su mundo, y es «necesario» morir varias veces para darnos cuenta de que sobrevivir no será tan sencillo como pensamos, pero una vez que se le ha dedicado el tiempo suficiente, se convierte en un título con una interesante historia, llena de posibilidades y de rejugabilidad, en la que pasar muchas horas intentando escapar del infierno que plantea.