Análisis Castlevania: Lords of Shadow 2

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El Príncipe de las Tinieblas regresa para completar la trilogía de Mercury Steam
Por Manuel Gimeno 25 febrero, 2014

Si hiciéramos un repaso a lo que ha sido la anterior generación de consolas, poca duda cabe que el resurgimiento de la saga Castlevania tendría un lugar destacado en dicha rememoración. No sólo por lo que nos toca de cerca, y es la autoría de dicho trabajo a cargo de las manos de un estudio español como Mercury Steam, que ha crecido de forma paralela al éxito del proyecto; sino también a una occidentalización de una franquicia que ha experimentado un cambio sustancial que la ha vuelto a poner en el mapa del entretenimiento interactivo.

Con Castlevania: Lords of Shadow conseguimos descubrir de lo que era capaz el estudio capitaneado por Enric Álvarez. Manteniéndose fiel a los esquemas básicos de Castlevania, nos proponía una aventura en tres dimensiones en la que nos contaba la historia de Gabriel Belmont, personaje recurrente en la saga que aparecía de nuevo para vivir una nueva historia. Los puzles, las batallas hack & slash, la cámara estática y las luchas contras los enemigos más poderosos fueron las señas de identidad que colocaron al estudio en el centro de atención mediática y despertaron en el público las ganas por seguir una historia que continuaría en la portátil de Nintendo.

Y es que, después de hacer frente a los Señores Oscuros, Castlevania: Mirror’s of Fate cambiaba de registro para echar la vista atrás y volver a los orígenes en cuanto a mecánicas y estructuración de niveles, disfrutando de una jugabilidad en dos dimensiones que bebía directamente de muchas de las innovaciones que el género había experimentado en los últimos años, viviendo una primavera en sus títulos que Mercury Steam trató de aprovechar. Y vaya si lo hizo. La lucha contra Drácula y la continuación de la historia de Gabriel lo dejó todo preparado para esperar la última parte de la trilogía, el desenlace esperado de una historia de sangre, dolor y venganza. El final con Castlevania: Lords of Shadow 2.

Después de los acontecimientos acaecidos en Castlevania: Mirror’s of Fate, Drácula regresa con Castlevania: Lords of Shadow 2 para contar el último capítulo de su historia, o al menos así lo hace a manos de Mercury Steam. Muchas son las innovaciones que el estudio anunció con respecto a lo visto con la primera entrega, pues es de la que evoluciona directamente al volver a la mecánica de movimiento en tres dimensiones, y marcando un antes y un después entre lo que se pudo ver con Castlevania: Lords of Shadow y lo que se experimenta ahora.

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Pero no adelantemos acontecimientos, pues esta parte tan importante y a la vez tan controvertida tendrá su merecido espacio más adelante, justo después de un argumento que cuenta con, tal vez, las mismas luces y sombras que arroja el juego en la mayoría de sus facetas. Y es que, tras un inicio sobrecogedor y sorprendente que ya hemos podido disfrutar con los vídeos y las demostraciones difundidas, nos encontramos con un viaje al futuro para entrar en contacto con la reaparición de Drácula después de un letargo cuya duración se ha extendido hasta los mil años, provocándole una merma en sus capacidades de la que deberá reponerse poco a poco a lo largo de la historia.

Será algo necesario si quiere hacer frente al resurgimiento de Satán, cuyos seguidores tratan de traerlo al mundo de los vivos una vez más, encontrándose tanto a Drácula como a Zobek como grandes obstáculos para que tal terrible acontecimiento no llegue a ocurrir. El planteamiento en sí no es malo, ni mucho menos. La introducción de la historia, así como los primeros eventos que en ella se dan lugar parecen interesantes, pero rápidamente encontramos una dicotomía preocupante en los saltos de espacio y de tiempo que en el juego se dan lugar. Las fases actuales carecen del carisma que en cambio sí tienen aquellas que nos llevarán de vuelta al castillo de Drácula y al reencuentro con toda una serie de enemigos y motivos artísticos que cuadran perfectamente con la naturaleza del personaje.

De hecho, la debilidad justificada que pueda sentir Drácula queda mitigada entre las paredes del castillo, o al menos no se hace patente tan claramente que el Príncipe de las Tinieblas atraviesa por horas bajas. Es difícil de entender que, pese a la necesidad de recuperar su potencial poco a poco, Drácula tenga que huir en ocasiones de ciertos enemigos y seguidores de Satán que se encontrará en las zonas de la actualidad, teniendo que recurrir a ciertas fases de sigilo muy básicas, sencillas y algo rudas que romperán fuertemente con la ambientación de la historia y el carisma que desprende el personaje.

[break=Página 2]Por este motivo, será habitual encontrar altibajos a lo largo de la aventura, correspondiéndose muchas veces a los momentos en los que tengamos que trasladarnos al castillo y el regreso a la época actual en la que se desarrollan los hechos más importantes y relacionados directamente con el argumento de la historia. Sin embargo, y por igual, los momentos más interesantes serán sin duda aquellos que nos llevarán a enfrentarnos con los enemigos más poderosos, algunos viejos conocidos, otros no tanto, pero que estarán siempre envueltos en un halo de espectacularidad que podemos decir que es ya marca de la casa.

Si hay algo que cambia radicalmente en esta última entrega de Mercury Steam es la estructura de niveles y el movimiento que Drácula realiza con respecto a la nueva cámara disponible. Por todos es sabido que Castlevania: Lords of Shadow contaba con una cámara estática que, pese a estar bastante bien implementada, no daba la libertad de acción suficiente para disfrutar de la agilidad que debe tener un hack & slash. Este asunto se soluciona en Castlevania: Lords of Shadow II, pudiendo controlar la cámara a nuestro antojo, pero también contando con cierta predicción que hará incluso que sin tocarla podamos disfrutar de buenas perspectivas en batalla. El único “pero”, tal vez, la cercanía de la cámara con el protagonista, que en momentos puntuales puede generar algún que otro problema.

Dejando este asunto de lado, Castlevania: Lords of Shadow II contará con una libertad relevante a la hora de explorar. Podríamos decir que es una aventura en toda regla, pues el planteamiento que se establece permite que el jugador pueda llegar a niveles de exploración que requerirán echar la vista atrás y desandar lo andado para recoger todos los coleccionables o mejoras que nos hayamos dejado por el camino al requerir de cierta habilidad que nos poseeremos hasta más adelante. Similar a estructuras vistas en Batman: Arkham Asylum o Tomb Raider, Drácula podrá ir y venir de una zona a otra libremente, sin perder de vista las misiones principales, pero permitiendo explorarlo todo de arriba a abajo.

Con dicho propósito volveremos a hacer uso de los cadáveres de los soldados que nos desvelarán mediante sus desdichadas historias pistas para encontrar las mejoras de poder necesarias, la búsqueda de coleccionables o de un extra de experiencia. En este punto, pero también en el desarrollo normal de una aventura que nos ha llevado cerca de 20 horas completar, hemos encontrado ciertas dificultades con el sistema de plataformas de juego, notándolo demasiado guiado la mayoría de veces, errático en otras y con diferencias de funcionamiento dependiendo de las fases.

Tanto es así que, lo que de normal viene siendo la indicación casi total de qué punto a qué punto saltar (dejando poco espacio para una profundización más elevada en esta faceta), en algunas fases desaparece para encontrarnos con pequeñas frustraciones en la aventura. No abundan en exceso, pero desconciertan sobremanera. Acostumbrados a acercarnos a un bordillo y chocarnos con una pared invisible que nos impide caernos al vacío, descubrir que en ciertas zonas estas facilidades no están disponibles frustra, no porque suponga un reto -ojalá- sino porque rompe con una tendencia que se sigue a lo largo de toda la historia.

Otro punto negativo a nuestro modo de ver es la carencia de puzles a lo largo de la aventura. Hay, evidentemente, pero ni con la frecuencia esperada ni con la dificultad que debería. Castlevania ha sido una saga caracterizada por los puzles planteados, y en esta entrega se dejan de lado en favor de la exploración y del reto de alcanzar las zonas ocultas que guardan tras de sí mejoras para Drácula y coleccionables varios.

Una de las mayores virtudes que atesora Castlevania: Lords of Shadow 2 se encuentra en su sistema de batalla. La profundidad que gana el juego con el uso de las hasta tres armas que sustituyen la Cruz de Combate es elevada pues, además, cada una de ellas tiene una función determinada que deberemos emplear para mantenernos vivos en batallas que no serán sencillas, a no ser que aprovechemos al máximo su uso conforme vayamos evolucionando a lo largo de la partida.

Estas tres armas serán el Látigo de Sangre, la Espada del Vacío y las Garras del Caos. La primera será el arma principal con la que contará Drácula, siendo además la canalizadora de los poderes del Vacío y del Caos necesarios para alimentar las otras dos armas. Y es que, al igual que hacía Gabriel, Drácula podrá concentrarse para rellenar dichas capacidades, teniendo para ello que usar el Látigo de Sangre de forma variada, contundente y sin recibir ningún tipo de daño.

[break=Página 3]Con todo esto, iremos alternando con la Espada del Vacío y las Garras del Caos para rellenar la barra de vida en el primer caso y para romper los escudos y las protecciones de los enemigos en el segundo. Además, proporcionarán ciertas magias que permitirán interactuar con el entorno, permitiendo superar algunas fases en las que serán necesarias congelar ciertas corrientes de agua, apagar fuegos o destruir algunos elementos para pasar a otra zona.

Cada una de estas tres armas contará con sus propias combinaciones que, enlazadas con la capacidad de bloquear y contraatacar -que se torna fundamental en el desarrollo de las batallas- harán que cada enfrentamiento sea diferente, apoyándose para ello en las debilidades que cada monstruo exponga y que deberemos explotar para sobrevivir en todo momento.

Evidentemente, y además de mejorar las barras de los poderes del Vacío y del Caos, iremos desbloqueando combinaciones con el acopio de experiencia que vayamos llevando a cabo, eligiendo cuáles queremos usar primero en un árbol de habilidades determinado para cada una de las tres armas que tendremos. Además, el uso reiterado de ciertos movimientos hará que alcancemos niveles de maestría en el arma que despertarán todo el potencial posible de Drácula.

Seguramente la parte más controvertida de Castlevania: Lords of Shadow II. De nuevo, encontramos una dicotomía en lo que supone la parte del presente y la del castillo de Drácula, sobre todo a nivel artístico. Qué duda cabe que el encanto y el mimo realizado en el diseño de la ambientación de la morada del Príncipe de las Tinieblas no tiene comparación posible con lo visto en la época presente, algo que se extrapola además al impacto visual de los enemigos en una y otra etapa.

Pero tanto en un lugar como en otro encontraremos imperfecciones visuales en forma de dientes de sierra que estropearán bastante la experiencia visual. Es algo frustrante estar disfrutando de un buen acabado artístico en alguna de las fases del castillo de Drácula y ver, de repente, cómo la aparición de la niebla o de la bruma hace resaltar los dientes de sierra en los personajes y en el entorno. Una verdadera lástima, porque rompe con una ambientación que en determinados momentos llega a ser excelente, pues el diseño de los personajes más relevantes está ciertamente trabajado y en conjunción con el escenario puede llegar a encandilar sobremanera, de no ser, repetimos, por las imperfecciones que acuden de forma recurrente en muchos momentos de la aventura.

Por otro lado, si hay algo en lo que Castlevania: Lords of Shadows 2 roza casi la excelencia es una banda sonora que nos ha dejado boquiabiertos, y que se coordina perfectamente con todo lo que ocurre en el transcurso de la historia. El trabajo que Óscar Araujo realiza en este aspecto es fantástico, con melodías que ganan fuerza y que nacen poco a poco, con transiciones bien medidas y muy coordinadas que suponen el mayor activo de inmersión con el que cuenta el juego de Mercury Steam.

Decir que Castlevania: Lords of Shadow II decepciona no sería lo correcto. En líneas generales es un buen juego que puede llegar a divertir a todo aquel que lo pruebe, con una historia interesante -a pesar de los altibajos en el ritmo de la misma- y un sistema de combate muy divertido y bastante profundo. Sin embargo, no se pueden pasar por alto los problemas visuales que encontraremos, incongruencias en el apartado jugable con las fases del presente, la ausencia de puzles o la poca fuerza de los momentos de plataformas.

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Jugabilidad: 7.5
Gráficos: 6.5
Sonido: 9
Satisfacción: 6

Análisis

Castlevania: Lords of Shadow 2 expone un montón de buenas intenciones, mejora aspectos de la primera entrega, pero descuida otros. Los altibajos en la historia y los defectos gráficos lastran la experiencia, a pesar de que cuenta con un buen sistema de combate y una gran banda sonora.