Existen juegos que encajan en el género de las aventuras, pero que realmente podrían clasificarse como un género único y cuya mejor definición sería la de “experiencia”. Títulos como Ico o el más reciente Rain son algunos de los representantes de éste pequeño y único subgénero. Brothers: A tale of two sons es un juego cuya mejor descripción sería precisamente esta, la de experiencia.
Se nos presenta una historia bastante usada ya, pero no por ello menos efectiva y sobre todo si se narra de la forma en que nos ocupa: un viaje en busca de la cura para una enfermedad, en éste caso para nuestro padre. Con éste planteamiento clásico, se nos presenta un juego que se desarrolla en gran medida como un plataformas, con pequeños puzzles que obstaculizan nuestro camino.
Esta mecánica que siempre da buenos resultados se ve mejorada con la manera de desarrollarla: al hermano mayor lo controlamos con el stick izquierdo y el botón L2 hace que interactúe con el entorno (sujetar una palanca, empujar una roca…) y al hermano pequeño lo controlaremos con el stick derecho y R2. Esto añade la necesidad de coordinar a los hermanos para llevar a cabo muchas acciones como resolver puzzles, distraer a un enemigo para caer en una trampa que activará el otro hermano…
El apartado visual del juego nos ofrece una imagen que podríamos definir como “plástica”, con un resultado muy satisfactorio en cuanto a los personajes, de unos colores bastante vivos. El propio mundo es al principio bastante colorido, para ir dando paso más adelante a un ambiente más grisáceo acorde con el desarrollo del argumento.
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Los puzzles del juego son por lo general bastante básicos, es muy complicado quedarse atascado y es que estos escollos son sólo una excusa para recordarnos que lo importante es saber coordinarnos con nuestro hermano para seguir avanzando, cosa que no les resta diversión ya que lo importante es el viaje en sí.
En cuanto a sonido, es quizás aquí donde vemos lo peor del título. No porque sea malo, sino escaso. Cabe destacar que el argumento se nos narra sin palabras intelegibles, ya que los personajes hablan en su propio idioma. Sin embargo, a la hora de ponernos en situación con música, el juego lo hace bastante bien… cuando hay música. Se echa en falta que los sonidos que acompañan a algunos de los momentos críticos del juego en las secuencias nos animen a seguir adelante durante el juego propiamente dicho.
En conclusión, estamos ante un juego en el que la experiencia consiste en coordinar a dos personajes con soltura con un sólo mando, con una historia emotiva y que, pese a no poder comprender en su totalidad, se nos narra de una forma que no deja a nadie indiferente, con un emocionante segmento final. Una presentación visual muy correcta teniendo en cuenta que no estamos ante un título de los que llamaríamos “grandes”, pero que adolece del mismo mal que todos los juegos únicos: su duración, que no llega a las 5 horas.