Dentro de cada jugador hay un héroe dispuesto a salvar el mundo. Quien dice el mundo dice una princesa secuestrada por un dragón acorazado, recuperar una reliquia familiar robada por un villano que resulta ser un maligno ente del pasado o vengar la muerte de un ser querido. El problema es que dentro de cada héroe suele haber un enorme vacío donde debería estar la compasión por el enemigo y no tienen ningún inconveniente con segar la vida de cientos o incluso miles de criaturas por el camino. Un buen ejemplo de esta clase de héroe, en este caso de anime adaptado a videojuego, es Guts, protagonista de Berserk y personaje principal de Berserk and the Band of the Hawk.
El manganime original del que toma sus referencias Berserk and the Band of the Hawk comenzó en 1988 (el manga, el anime tardaría aún una década en comenzar a emitirse), cuenta con cuatro arcos argumentales, películas que recapitulan y reinterpretan puntos argumentales y videojuegos. Con esta trayectoria, es de esperar que cualquiera interesado en el título conozca su historia perfectamente.
Berserk and the Band of the Hawk comienza con el arco La Edad Dorada y concluye con El Halcón Milenario. Esto significa que cubre casi en su totalidad la historia de la serie, con la excepción de Fantasía, el último arco que aún está en curso. En La Edad Dorada, donde comienza el juego, conocemos la historia de Guts, un joven que sólo conoce el campo de batalla. Desde pequeño, acostumbrado a blandir un enorme mandoble, acaba ligando sus futuras luchas a las de la Banda del Halcón, liderada por Griffith y Casca. En torno a este trío de personajes se centra una historia que comienza siendo una historia de épica medieval para acabar mezclándose con lo sobrenatural, cuando los demonios más temibles campen a sus anchas sobre el mundo.
El modo Historia no podría estar mejor relatado, la verdad. Voces en japonés (con diálogos en inglés, todos los textos están en este idioma) y lo que es más importante, los puntos más relevantes del argumento se cuentan mediante secuencias sacadas directamente del anime. No basadas en, ni reproducciones, ni creadas para, sino directamente del anime. Y no hablo de unos segundos, en ocasiones he llegado a ver casi capítulos enteros, fragmentos de diez o quince minutos para contar la historia como fue pensada en su momento. De hecho, si alguna vez habéis sentido curiosidad por este manganime, es una buena forma de disfrutarlo, alternativa a la lectura o visionado del anime por supuesto, pero interesante a su manera.
Y ya está, no es más que eso, un sistema de combate de lo más simple que no aporta absolutamente nada. Ojo, no lo critico negativamente. Es decir, no aporta absolutamente nada nuevo, pero funciona. Le habrían venido bien más combos, porque lógicamente al final te limitas a buscar la cadena que más área cubre para alcanzar el mayor radio posible, subir los medidores de especial cuanto antes y dejar salir tu mala leche en un golpe capaz de acabar con docenas y en ocasiones cientos de enemigos de un golpe.
Omega Force, gracias a Tecmo Koei, sigue demostrando tras los juegos basados en One Piece y en especial, Attack on Titan: Wings of Freedom que saben adaptar series japonesas al mundo de los videojuegos. Berserk and the Band of the Hawk es precisamente uno de estos títulos que aprovechan al máximo la licencia a su alcance y sin tener que perder la dignidad por el camino.
Por razones obvias y a las que sin duda el jugador más habitual de musou está acostumbrado, el diseño de los escenarios y los enemigos regulares está por debajo de los estándares actuales, claro. No vamos a recurrir al exagerado «esto ya lo hacía PS2» porque no sería justo, pero el nivel de detalle desde luego se centra en los personajes protagonistas y jefes a los que enfrentarnos.
El propio género no permite una gran variedad de modos de juego y el sistema de combate es simple, entretenido pero corre el riesgo de volverse monótono a las pocas horas. El idioma, con voces en japonés y textos en inglés puede echar para atrás a más de uno, lo que no ayudará a popularizar el musou por estos lares.