Gearbox sorprendió a propios y extraños hace ya unos años con la primera entrega de su franquicia, hoy asentada y respetada, Borderlands. La compañía tejana vuelve a la carga con una propuesta que parece la evolución lógica de la saga que los catapultó a la fama, estrenando un género que ellos mismos han bautizado como hero shooter y que parece haberse puesto de moda de la noche a la mañana, con otros lanzamientos similares a la vista. Battleborn llega a PS4 con ganas de sorprender y, aunque no son pocos los aspectos positivos de la obra, también descubrimos algunas cuestiones irregulares que terminan por posicionarlo como una obra notable pero, quizás, poco carismática.
Aunando elementos propios de los modos competitivos que todos conocemos, ingredientes reconocibles por los usuarios habituales de los denominados MOBA, características indiscutibles de Gearbox y una campaña que se disfruta bastante al ser jugada en cooperación con otros jugadores, Battleborn llega con un buen puñado de personajes disponibles, tres modos de juego competitivos y un apartado artístico que nos recuerda en todo momento que nos encontramos ante una propuesta ideada por los creadores de Borderlands.
Battleborn nos lleva hasta un universo en el que se han apagado todas las estrellas menos una, Solus. Nuestra misión, como parte del escuadrón Battleborn no será otra más que protegerla, aunque suponga unir nuestras fuerzas con un grupo de personajes a cada cual más extravagante y chiflado, en lo que sin duda es el punto fuerte de la propuesta a nivel artístico, puesto que cada uno de los personajes disponibles cuenta con sus propias características y habilidades. Aunque pueda parecer algo anecdótico, la campaña de Battleborn aporta a la propuesta de Gearbox un componente jugable que otros títulos similares han decidido obviar, por lo que nos encontramos con un extra de lo más interesante.
El principal inconveniente de la campaña la encontramos en algunas decisiones arriesgadas que ha tomado Gearbox de cara al planteamiento jugable de la misma. La repetición de objetivos termina por agotarnos como jugadores, lo que sumado a la necesidad de realizar la misión desde el principio si fallamos, sin ninguna posibilidad de reiniciar en algún punto de control una vez acabadas todas las vidas (compartidas si jugamos con más gente), hacen de Battleborn una apuesta densa, de una dificultad que cambia según el número de jugadores, que puede ocasionar frustración cuando creíamos tenerlo todo bajo control y nos vemos obligados a empezar de cero un capítulo de la campaña. Puede que esta dificultad sea un aliciente para determinado tipo de jugadores, pero muchos otros encontrarán en este aspecto un punto de lo más negativo. Tampoco ayuda el hecho de que ocho misiones parecen pocas, por lo que hay diversos aspectos que podrían haberse pulido con más detalle.
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Combinaciones que también afectan al equipo, que podemos cambiar en una pantalla de gestión de inventario accesible y sencilla de comprender, con su propia tienda ingame en la que gastar los créditos que conseguimos en cada partida. Objetos que mejoran nuestro porcentaje de daño crítico, que aumentan nuestra salud o que nos permiten recuperar más rápido los escudos son algunos ejemplos de lo que podemos adquirir para mejorar a nuestro personaje favorito, cuyo rango también podremos subir. También conseguimos equipo dentro de las partidas, por lo que no siempre es necesario gastar créditos en la tienda, con un sistema de apertura de «sobres» que ya hemos visto en otros títulos y que nos recuerda que estamos ante un juego que toma prestados muchos elementos del género MOBA.
Los esbirros, la simetría de los mapas, el tiempo de juego y otros ingredientes que se descubren rápidamente nos recuerdan que Gearbox ha tomado prestados muchos aspectos de propuestas como LoL, aunque llevándolos al terreno de la acción en primera persona. Lamentablemente, estos tres modos de juego se antojan escasos para un título que pretende hacer del juego online su gran estandarte (de hecho, es necesario estar siempre en línea), por lo que terminamos por echar en falta más modalidades competitivas. En el lado opuesto del espectro encontramos un sistema de matchmaking eficaz y funcional, aunque algo lento en ocasiones, que al menos durante las horas de juego que dedicamos a este análisis no presentó problemas graves, lo que sin duda merece reconocimiento en estos días de servidores caídos y errores desde el día uno.
A pesar del buen funcionamiento de los sistemas en línea, Battleborn presenta el mal endémico de las producciones enfocadas en su vertiente online. Cuando un jugador pierde el interés en la partida o, simplemente, pasa de las reglas del juego y decide abandonar, el equipo se queda cojo, en clara desventaja, algo que afecta tanto a la campaña como a los modos competitivos. Desconocemos si Gearbox tiene pensado castigar de alguna forma el abandono de partidas sin motivo aparente, pero es una cuestión que podrían poner sobre la mesa ya que afecta a la experiencia de su propuesta. Por lo demás, estas partidas competitivas pueden durar hasta 30 minutos, por lo que vamos a estar entretenidos durante bastante tiempo si optamos por respetar las normas del juego.
La propuesta no alcanza los deseados 60 FPS en PS4, aunque se mantiene estable en casi todo momento a 30 y no presenta tirones o problemas más que cuando hay una acumulación terrible de personajes en pantalla o nuestra conexión se resiente. Battleborn no gustará a todos por su acabado gráfico, pero la valentía de Gearbox a la hora de apostar por un look diferente al del resto merece su reconocimiento, de forma muy especial por el trabajo artístico que se puede apreciar en cada uno de los personajes disponibles. En lo sonoro, como viene siendo habitual en las producciones distribuidas por 2K Games, Battleborn llega completamente localizado al español, con un doblaje divertido y notable, muchos chascarrillos y ese sentido del humor tan propio del estudio norteamericano. La música y la biblioteca de sonidos no destaca, pero cumple con su cometido con solidez.
Aceptar las reglas del juego resulta imprescindible para poder disfrutar de las opciones competitivas de Battleborn, por lo que librar cada uno la guerra por su cuenta puede terminar con un pésimo resultado durante las partidas 5 vs 5.
Battleborn es el primero de muchos hero shooter que están por llegar. Gearbox ofrece un título notable en lo audiovisual, con un planteamiento jugable variado y rico gracias a los 25 personajes disponibles y la necesidad de desbloquearlos cumpliendo determinados objetivos, tanto a lo largo de la campaña como de las opciones competitivas. Aceptar las reglas del juego y dejarse llevar son requisitos indispensables para poder disfrutar de la propuesta, que adolece de falta de contenido y de repetición de objetivos en su modo historia, cuestiones que le restan puntos de cara al consumidor final. Es muy posible que muchos encuentre en Battleborn un juego sin excesivo carisma, pero lo cierto es que divierte casi desde el primer instante, aún cuando resulta obligatorio estar siempre conectado, con un sistema de matchmaking sólido, aunque algo lento (como siempre decimos, al menos durante nuestras sesiones de juego).
Gearbox y 2K Games ampliarán la experiencia Battleborn con personajes extra, misiones de campaña adicionales y más modos competitivos, por lo que aún tendremos tiempo de hacernos a la propuesta hasta que todos estos añadidos se vayan lanzando. Puede que tras Borderlands, lo nuevo del estudio tejano descoloque a sus seguidores, pero lo cierto es que se siente como una evolución bastante sensata con respecto al multijugador cooperativo para hasta cuatro usuarios que todos conocemos. La suma de elementos competitivos lo acercan a un público diferente, aunque la esencia del trabajo en equipo se mantiene como elemento de unión entre ambas marcas.