Considerado por casi todos los fans como el assassin más reconocible e interesante de toda la Hermandad, Ezio Auditore revisita en PS4 y Xbox One sus tres influyentes juegos, los que plantarían las bases de lo que la saga Assassin’s Creed ha sido posteriormente y dieron, con todas las letras y sin las medias tintas del rudo Altair, éxito a la marca. The Ezio Collection es el pack imprescindible para quien descubrió la saga tarde y no jugó en su momento a AC II, AC: La Hermandad y AC: Revelations, sumando así tres juegos largos y muy grandes, que se hacen más reiteraitvos y continuistas al estar uno al lado del otro, pero que son ya pura historia de los videojuegos sandbox y una proeza de ambientación y carisma como los mejores tiempos de la marca supieron dejar hacer a los distintos estudios de Ubisoft implicados.
Desde mi punto de vista de seguidor absoluto de esta licencia, la trilogía de Ezio contiene las tres mejores entregas si miramos con perspectiva del tiempo pasado y las aguantamos en la historia. Obviamente, en gráficos o en profundidad, Syndicate o Black Flag -con sus dichosos barquitos- dejaban atrás aquellos viajes de Ezio por Venecia, Roma o Constantinopla, pero ahora que han pasado los años y toca tirar de recuerdos y presencia en el tiempo, carácter influyente e ideas, revisitarlos en PS4 o Xbox One viene a demostrar que fueron tres juegazos, dinamita para su época y sin igual en su estilo e identidad. Se notan como títulos de la serie tempranos, cuando aún se estaban empezando a decidir ideas que aguantarían en sucesivas entregas, o se quedarían solo como experimentos de éstas. Y eso con el mando en la mano se siente bastante bien, se juega como hacía años que no jugábamos y remonta a otros tiempos, aunque «solo» haga ocho años, señal de cómo se ha avanzado.
Assassin’s Creed II llevó -y vuelve a llevar- a Ezio a las Florecia y Venecia del Renacimiento italiano, su tierra natal, aprovechando las máquinas de Da Vinci, infiltrándolo en el Duomo bajo asedio o las calles de máscaras del carnaval de la ciudad de los canales, reenfocando el viaje de Desmond Miles por Abstergo ahora viendo a través de los ojos de otro de sus antepasados desde un nuevo Ánimus con nuevos doctores. En La Hermandad, que disponía la mismísima Roma de los Borgia ante nuestros ojos, se introdujeron mecánicas básicas que se han quedado ya para siempre en la serie, como la posibilidad de contar con socios y otros compañeros, o mejor navegación por las calles y escalada más diagonal. Y Revelations fue el que introdujo, entre otras muchas cosas, las misiones de estilo tower defense y un más profundo sistema de progresión del personaje y su equipo que hemos seguido viendo en los Ánimus de entregas posteriores hasta el último Syndicate del año pasado. En definitiva, juegos de peso que, además de carisma y buenas historias dentro de este universo, han sido cruciales para su evolución y siguientes episodios. ¿Lo serán para el siguiente renacer de la marca en el cada vez más claro Antiguo Egipto?
Hablamos aquí de una remasterización muy notable en algunos aspectos, como reajustes de algunos controles para adaptarlos a los comandos frecuentes de hoy, distancias de dibujado bastante más lejanas, iluminadas y nítidas que dejan organizarse mejor desde encima de las atalayas o gráficos 1080p que dejan a mayor definición todos los detalles y las texturas de rostros de los personajes. A esto sumemos agradecidos tiempos de carga muy recortados. Pero, al mismo tiempo, veo triste conformismo de remozado y actualización en el tearing que sigue estando, los acabados de los ropajes con clara apariencia de la generación pasada, que no se haya querido subir el framerate a 60 fps o algunos efectos como las explosiones y el movimiento y reflejos del agua, revisada pero no en exceso. Es el precio a pagar en la mayoría de remasters, hay pulido pero son juegos antiguos. Por tanto, ésta es una puesta al día que no va tan lejos como otra muy remarcable que hemos visto recientemente, Call of Duty: Modern Warfare Remastered, pero que al menos hace cómodos y muy jugables obras que ya tienen siete años a sus espaldas y un completo salto generacional enmedio, que se dice pronto.
The Ezio Collection incorpora en su interesante menú cronológico del principio los tres juegos del personaje remasterizados y con algunos extras comprensibles pero todavía de agradecer, como el DLC de historia de Assassin’s Creed II, el de Assassin’s Creed: La Hermandad y el de Assassin’s Creed Revelations. También tenemos la mini serie de acción real Lineage, que expone muy bien la vida del padre de Ezio, Giovanni, y el emotivo cortometraje animado Embers, para conocer los últimos soles de la vida del protagonista. Están bien estos aditivos, pero se notan metidos rápido y con prisas, sin botón de rebobinado ni menú demasiado elegante. Lástima que no se haya incluido algo más para dejar aquí escrito también cómo acaban los pasos de Desmond Miles y sus compañeros en los laboratorios, que los vimos cerrar en Assassin’s Creed III. O una introducción de alguna manera a la historia de Altair, que es principal en Revelations y que no terminará de entender quien no jugara al primer Assassin’s Creed de todos.
Al menos con algún documento de texto, presentación o imágenes estáticas, tipo el tercer juego de cada uno de los Kingdom Hearts HD remasterizados, por ejemplo. El que se haga con este pack como su primera toma de contacto con la saga Assassin’s Creed, se va a sentir bastante perdido argumentalmente en el hilo contemporáneo, el de Abstergo. Eso convierte a este paquete casi más bien en un remaster para fans absolutos dispuestos a pagar por estos juegos otra vez, o para quienes saben de qué va todo el universo de Assassin’s Creed pero se perdieron esta sub-trilogía, original de PS3, Xbox 360 y ordenador. Han envejecido bien y remontan a otra época de la saga bien distinta a Unity y Syndicate.
La Hermandad y Revelations tenían multijugador, aquí eliminado como en otras remasterizaciones que han optado por no dividir comunidades ni mantener servidores (Uncharted: The Nathan Drake Collection), hasta el punto de que los trofeos de aquellos modos online ya no están y para conseguir el Platino de cada uno de los juegos solo es necesario meterle horas y horas a las campañas y los interminables coleccionables. Por suerte, aquellas recreaciones de ciudades imperiales como la actual Estambul en pleno florecimiento multi religioso o la Roma de sus mejores años son todavía una delicia jugable.
Estos tres Assassin’s Creed, si les perdonamos que son tempranos y algo más toscos por ello, y no incorporan aspectos que en los últimos juegos ya vienen de serie, siguen manteniéndose fuertes y divertidos, muy satisfactorios y que, cuando te quieres dar cuenta y aunque recuerdas aquellas misiones y asesinatos sigilosos con la hoja oculta maestra de Ezio, te hacen perder toda una tarde con su gameplay tan característico y buen ritmo narrativo, con una IA de los enemigos de otra época o detalles ya hoy poco vistosos, pero que los mantienen sólidos técnicamente, también, por supuesto, con el doblaje en castellano que tuvieron entonces, con voces conocidas como la del actor Juan Diego Botto en el rol de Da Vinci de joven.