Análisis Amnesia: Collection
La llamada «generación del refrito» tiene una ventaja, sea cual sea la plataforma en la que estéis jugando. Como la aparente falta de ideas afecta a todos por igual, aprovechar éxitos exclusivos en otras plataformas, ya sean portátiles, PC o consolas, al final es algo que nos viene bien, siempre que estemos hablando de exclusivos que dejan de serlo, claro. Tal es el caso de la franquicia Amnesia de Frictional Games, que con Amnesia: The Collection nos trae Amensia: The Dark Descent y su expansión Justine, además de la secuela Amnesia: A Machine for Pigs. ¿Cómo ha envejecido este juego y qué tal le sienta el factor remaster?
De forma incomprensible, antes de nada, al lanzar el juego escogemos entre Dark Descent, Justine y A Machine for Pigs. Es una tontería, pero si quieres jugar a uno de los otros, tienes que cerrar la aplicación y volver a lanzarla. Recalcamos, es una tontería, pero en pequeños detalles como estos es en los que consideramos que hay que prestar mucha atención a una remasterización.
En general podemos decir que, a nivel técnico, el juego no ha envejecido especialmente mal. Pero claro, es que realmente tampoco había tanto que mejorar ya que la inmensa mayoría de escenarios son pasillos de piedras en los que la tónica es la piedra, los escombros y la oscuridad completa. Pero cuando nos damos con alguna figura… digamos «orgánica» la sensación que transmite, teniendo en cuenta el tiempo que ha pasado desde su lanzamiento, tampoco es de que sea algo cutre por así decirlo.
Obviamente, por mucha remasterización y puesta a punto que se haga, desde la primera entrega han pasado seis años y eso pasa factura. No esperéis gráficos de última generación ni nada por el estilo. Donde más se nota el desfase visual es, como resulta obvio al jugar un rato, en la iluminación. Un buen ejemplo lo tenemos por ejemplo en el efecto de luz que se cuela por algunas (las pocas que hay) ventanas en alguna de las primeras zonas del castillo, en las que la luz es una simple textura plana. Por supuesto estos pequeños defectos técnicos son más notorios en Dark Descent y mucho menos llamativos en A Machine for Pigs, claro.
Pero dos de las principales virtudes con las que cuenta esta experiencia siguen intactas y son lo que realmente consigue mantener el máximo nivel de tensión en conjunto con esa oscuridad opresiva de la que hablábamos. Por un lado el factor de Cordura, que es lo que más miedo nos va a dar, muchísimo más que los monstruos. Aunque depende de en cuál de los tres juegos estemos, en general la Cordura empeora al ver cosas especialmente desagradables o permanecer en la oscuridad. Empezamos a ver cosas, insectos corriendo por la pantalla, oímos ruidos, llegamos a escuchar cómo nos castañetean los dientes, la visión se vuelve borrosa, hasta que finalmente nos caemos al suelo y nos arrastramos de forma bastante patética hasta recuperarnos un poco. Ojito porque como nos pase esto con monstruos cerca somos carne de tumba.
Por otra parte, el apartado sonoro. Perfectamente implementado y con un efecto bastante intenso. Más de una vez nos detendremos pensando en qué es lo que hemos escuchado, hasta que nos acostumbremos a que muchas veces no es más que el sonido que hacemos nosotros al caminar o movernos, o debido a las alucinaciones, podemos oír cosas que realmente no están ahí. Pero otras veces no será tal cosa y entonces más te vale correr.
Aunque las bases del juego (el no poder combatir con los monstruos, la luz y la cordura) son en general las mismas, entre Dark Descent, Justine y A Machine for Pigs hay ligeras diferencias. Por un lado, Dark Descent al ser el primero ofrece la experiencia por así decirlo más «pura». La aparición de monstruos se acrecenta cuando llegamos más o menos a la mitad del juego pero apuesta más por las amenazas indirectas y el miedo a lo que creemos estar viendo que a monstruos propiamente dichos. Es curioso, porque realmente la aparición de los monstruos tiene lugar siempre con un efecto sonoro y visual inconfundible, pero eso se te olvidará cuando no sepas si eso es un candelabro o un bicho esperándote.
Tenemos que decir, eso sí, que aunque nos hemos encontrado sólo con dos congelaciones (el famoso CE-34878-0), una de ellas nos ha estropeado la partida completamente estando ya en la zona de la cisterna (para los que no terminaran el original, esto viene siendo como 2/3 del juego superados) y quitándonos todas las ganas de volver a empezar de cero, la verdad. Los interesados en los trofeos deben saber que no podemos asegurar que no haya sido más que una mala casualidad, pero hay algún trofeo que parece estar bugueado.
Justine es una expansión del Dark Descent original y aunque se mantienen las mecánicas generales, el conjunto cambia bastante. Esta vez de lo que trata la cosa es de realizar una serie de puzles o no y es que es ahí donde radica principalmente lo interesante. Puedes resolver un puzle y salvar a una persona de una muerte horrible, o puedes, en varios de los casos, simplemente accionar una palanca un par de veces para matar a la víctima y abrir una vía rápida. Ahora bien, la ausencia de una opción de guardado sigue siendo absurda, más cuando los enemigos se te pueden llevar por delante con un sólo golpe. Más una curiosidad que algo que vayáis a disfrutar como parte de la saga.
A Machine for Pigs es más parecido al primer Amnesia, pero nos ha dejado la impresión de ser más luminoso, por decirlo de alguna forma. La principal ventaja de esta secuela y que consideramos un acierto es la diferencia a la hora de contar la historia. En Dark Descent es todo demasiado opcional, podrías terminar el juego sin tener apenas idea de lo que está pasando si no recoges las distintas notas repartidas por el escenario. En A Machine for Pigs la historia es algo más fácil de seguir. Eso sí, elimina algunas mecánicas y lo hace más fácil, con un farol que no se agota frente a aquel que tan rápido se gastaba del primer juego y entornos no tan oscuros. No desmerece a la experiencia agobiante y de terror, pero no es exactamente lo mismo y parece intentar alcanzar a un espectro de jugadores algo mayor, sin llegar a ser casual.
Amnesia es la saga responsable en los últimos años de que tengamos algo más que el horror más básico de otros títulos. Pero el hecho es que han pasado tres años desde el juego más reciente y eso se nota. Es de agradecer que, gracias a la aparente ausencia de nuevas ideas en el sector de los videojuegos, las exclusividades sean cada vez menos exclusivas y títulos como este lleguen a consolas.
Sin embargo, el precio no nos parece muy acorde a lo que se ofrece. La rejugabilidad de estos juegos, con la excepción de Justine, es más bien escasa salvo por la obtención de documentos y básicamente nada más. 29,99 € nos parece un precio muy excesivo por un título que creemos que cualquier fan del género del terror debería disfrutar, pero que no dura tanto como para ese coste. En cuanto lo veáis de oferta eso sí, es una compilación a tener muy en cuenta.