Análisis – Aeterna Noctis
El desarrollo de videojuegos en España sigue en alza y Aeterna Noctis es otra muestra fehaciente de la pasión que existe en el país por la industria de los videojuegos, creando una experiencia que puede ser fácilmente comparable, desde el punto de vista de su calidad, a lo que ya ha sido Blasphemous o Narita Boy, por citar un par de ejemplos.
Apostando por la fórmula del metroidvania, Aeterna Noctis es un título que atrae visualmente por su remarcable estilo gráfico, que es solo el preámbulo de una aventura que sirve para atraparte en una especie de divertido bucle de ensayo y error por aproximadamente 50 horas.
Sin más que añadir, nos adentramos a la ópera prima de Aeternum Game Studios, un título apoyado por la iniciativa PlayStation Talents y que busca ganarse su espacio dentro de los legendarios metroidvanias que han salido estos últimos años, como Hollow Knight o Ori and the Will of the Wisps.
Mezcla balanceada entre combate, plataformas y exploración.
En Aeterna Noctis controlamos al Rey de la Oscuridad, quien ha caído de los cielos y ha perdido todos sus poderes; por lo que al iniciar contaremos con las habilidades básicas de este tipo de títulos: saltar y golpear, para luego ir ensanchando nuestro arsenal de habilidades con el doble salto, dasheo, capacidad de disparar y más.
El mundo del juego es de una extensión considerable y se nos presenta a través de un mapa que, lejos de ser una guía 100% fiable de lo que nos encontraremos en el camino, es solo una referencia para saber en qué punto nos encontramos, ya que no indica rutas específicas y deja espacios ocultos que solo se revelan al pasar por allí o comprarle el mapa al mercader de la zona, al estilo Hollow Knight.
Y sí, ya he mencionado a Hollow Knight por primera vez, y es que el título bebe de varias de las mecánicas del juego de Team Cherry; como la capacidad de restaurar un indicador de vida ganando ‘puntos’ tras derrotar a los enemigos.
Continuando con el análisis, Aeterna Noctis nos propone una experiencia de juego balanceada entre combates, plataformas y exploración; incitándonos en todo momento a traspasar los límites del mapa, al menos hasta donde podamos, ya que varias veces nos encontraremos con barreras que no podremos superar porque nos falta alguna habilidad.
En tu camino, ya sea en los espacios abiertos del mapa o en los niveles, te encontrarás enemigos de todos tipos y tamaños; los típicos pequeños que puedes destruir con un par de espadazos y otros más complicados que vuelan, disparan y conseguirán tocarte las narices más de una vez.
Utilizando las habilidades que vas ganando en tu periplo podrás sacar partido de las debilidades de los enemigos; aunque en la mayoría de las cosas todo dependerá de tu precisión al esquivar sus ataques y al asestar tus golpes.
El Rey de la Oscuridad no es un personaje que se sienta del todo poderoso, sobre todo en las primeras horas de partida; pues sus ataques no cuentan con un muy largo alcance y tampoco se siente muy rápido o ágil, lo que aumenta aún más la dificultad, otro de los pilares del gameplay del título.
Esta constante sensación de incomodidad en los niveles hace que el juego se sienta algo repetitivo por momentos, al mantenerte ejecutando las mismas acciones, más que todo saltar, por largos plazos de tiempo; pero es algo que es arropado por otras virtudes de la fórmula jugable, aunque no deja de ser un defecto
Eso sí, el personaje va ganando poder y recursos a medida que avanzamos; mejorando un complejo árbol de habilidades que nos permitirá moldearlo según nuestro estilo de juego y combate, brindando una experiencia bastante personalizada y adaptable.
Sin embargo, esto no hace que el combate deje de sentirse básico y algo simple, sobre todo cuando nos enfrentamos a los enemigos ‘de serie’ de cada una de las zonas; ya que terminarás haciendo las mismas acciones para pasar lo más rápido posible.
Y claro, no se puede terminar esta sección sin mencionar las plataformas; que es el aspecto más desafiante del juego, obligándonos a tener precisión de cirujano a la hora de saltar, pues hay que medir el ímpetu, inercia, gravedad y diversidad de factores para lograr hacer un salto; siendo incordiados normalmente por algún enemigo, plataformas que se caen, fuego y otras amenazas.
Alta dificultad, pero sin generar frustración.
Como mencioné anteriormente, la dificultad es uno de los pilares del gameplay de Aeterna Noctis; pues el diseño de niveles está pensado para que los jugadores mueran, y no solo una vez, pues el ensayo y error es el método principal de aprendizaje para ir avanzando por cada una de las zonas.
Para ello, los desarrolladores han establecido puntos de respawn en distintas áreas de las zonas; para que volver a intentarlo sea relativamente rápido y no alcances a frustrarte, pues ya tienes que pensar de qué forma harás tu próximo intento para completar ese salto o superar ese enemigo.
Eso sí, el más mínimo error de cálculo puede significar todo el reinicio de un tramo; y si mueres tu alma se quedará en dicho lugar, por lo que tendrás que ir a buscarla en algún momento, pues no tenerla te priva de poder curar tu salud, siendo aún más vulnerable a los enemigos.
No obstante, más allá de que el juego penaliza gravemente los errores, despierta ese instinto de superación en el jugador que hace que cada intento sea mejor al anterior; hasta que logras dar con la solución de tu problema y todo se vuelve más fácil, hasta que te encuentres un nuevo escollo.
En cuanto a los jefes, estos cuentan con una serie de patrones que tendrás que aprenderte al pie de la letra para derrotarlos. ¿Y cómo los vas a aprender? Pues intentando y muriendo las veces que sean necesarias, hasta ser lo suficientemente fuerte mentalmente y hábil como para superarlo.
La curva de dificultad es constante durante toda la aventura e incita al crecimiento del jugador durante todo el proceso, no solo del personaje; por lo que te sentirás un mejor jugador a cada hora que pasa, adquiriendo experiencia para los próximos desafíos que te enfrentarás.
Por suerte, Aeternum Game Studios lanzó un parche que nos permite elegir un modo fácil que recomiendo abiertamente si estás teniendo muchas dificultades con las plataformas; ya que resta dificultad pero sigue siendo desafiante en comparación a muchos otros juegos de la actualidad.
Apartado gráfico y sonoro de ensueño.
La dirección artística de Aeterna Noctis es un espectáculo total y, para mí, el punto más alto de toda su fórmula. A medida que avanzas por los escenarios no haces más que maravillarte con los detalles de cada uno de los variados entornos del juego, que nos llevará desde el mismísimo infierno hasta al cielo, pasando por enormes archivos, pantanos y más; todo con el mismo nivel de detalle.
Con un estilo artístico dibujado a mano, Aeterna Noctis logra atraparte desde lo visual y lo jugable, creando una perfecta mezcla que calza con el género y le hace justicia a cada una de sus locaciones.
La paleta de colores nos somete a un ambiente oscuro acorde a la historia del enfrentamiento eterno entre la Luz y la Oscuridad que poco a poco iremos resolviendo a medida que avanza el juego, con un desarrollo argumental muy sólido y que merece totalmente la pena.
Por otro lado, el apartado sonoro también es de altísima calidad, con melodías principalmente protagonizadas por el piano capaces de transportarnos directamente a los entornos del juego.
Nostalgia, rabia, tristeza, esperanza, ímpetu y rebeldía, son solo algunas de las emociones que te hace sentir la banda sonora a lo largo del juego; haciendo una mención aparte al gran trabajo de Nuria Mediavilla como narradora de las cinemáticas.
¿Luz u Oscuridad? Descubrirlo vale absolutamente la pena.
Si bien, Aeterna Noctis no significa una revolución dentro del género de los metroidvania, la forma en la que los desarrolladores han explotado su fórmula y ha añadido sus toques originales le sirven para ubicarse en las esferas más altas de este género, por la capacidad que tiene de atraparnos con su gameplay, historia y apartado artístico.
No cabe duda de que es un comienzo con el pie derecho para Aeternum Game Studios en la industria; y otra demostración más de lo importante que es apoyar el talento nacional para que alcance sus picos más altos.