Juntar lo mejor de las mecánicas jugables de grandes colosos de los vídeojuegos como The Legend of Zelda, Dark Souls, algún Mario 3D y Crash Bandicoot puede sonar un poco osado. Sin embargo, esto es exactamente la propuesta que ofrece, o intenta ofrecernos, la desarrolladora independiente Sky 9 Games con A Knight’s Quest.
Los juegos de plataformas y aventuras en 3D han tomado un nuevo auge luego de casi 20 años y, entre tantas propuestas que podemos encontrar para la generación actual de videoconsolas, hay algunos títulos a los que vale la pena darles una probada y recordar lo mejor de la época dorada de los videojuegos. ¿Será A Knight’s Quest una de estas joyas modernas? Acompáñanos y toma nota de nuestras impresiones.
En busca de los caballeros espirituales
Cuando decimos que A Knight’s Quest es un juego que toma la esencia de varios juegos de distintas épocas y orientadas a diferentes públicos, no significa que éste carezca de esencia pura. Al contrario, la aventura que viviremos con Rusty, nuestro protagonista del título, nos hace saber que el juego no busca imitar a otros títulos emblemáticos como los mencionados hace poco.
No obstante, es justo decir que las fuentes de inspiración tomadas para este videojuego sí que están bien marcadas y son claras a leguas. Hay algo que nos queda claro con tan solo jugar cinco minutos al título, y es que todo apunta a que este se ha orientado principalmente a un público poco exigente y a los más chicos. La manera en la que nos percatamos de ello es bajo su simple, lineal y francamente poco interesante argumento.
Y es que la historia de A Knight’s Quest encaja perfectamente en el arquetipo de los títulos juveniles de los 90s: el mundo corre un terrible peligro y un joven poco habilidoso es el elegido para salvarlo, ¿Podrá lograrlo?
Así, sin más ni menos, transcurre el título, cosa que no es necesariamente mala, pero que resta un poco de valor a un juego que podría ofrecer más y satisfacer a jugadores más exigentes. Aun así, tampoco se puede dejar de lado que Sky 9 Games ha sabido incorporar muy bien la mecánica de progreso del título, inspirándose (como no podía ser de otra forma) en juegos como The Legend of Zelda: Ocarina of Time, pues toma la mecánica de buscar la manera de adquirir nuevas herramientas (en este caso, habilidades mágicas), para poder avanzar en el juego y afrontar mayor variedad de obstáculos.
¿Cómo se marca la linealidad, puzzles y desafíos en A Knight’s Quest?
Siendo honestos, cuando jugamos A Knight’s Quest teníamos la ilusión de encontrarnos frente a un título desafiante, uno que recordara precisamente a aquellos títulos que se marcaron como fuente de inspiración durante su desarrollo. Sin embargo, el resultado está muy lejos de la realidad.
A Knight’s Quest es un juego excesivamente líneal, y es que a pesar de que todo indica que sus creadores tomaron prestadas algunas cosas de otro Zelda –en este caso Breath of the Wild–, lo cierto es que muy pocas veces ni los escenarios ni el mapa nos permitirán disfrutar de una auténtica sensación de libertad y conexión con el entorno.
Algo similar ocurre con los puzzles y otros desafíos del juego, otra de las insignias del género. Serán muy escasas las ocasiones en las que no tengamos frente a nuestros ojos una obvia resolución para superar un obstáculo o un rompecabezas. De esta manera, se priva al juego de auténticos retos y deja cualquier propuesta de desafío en manos de nuestra habilidad.
El sistema de combate
Es imposible reseñar la jugabilidad de un título de estas características sin pararnos a hablar de cómo se desarrollan los enfrentamientos en el juego. En este sentido, al momento de toparnos con una horda de monstruos, nos damos cuenta que el sistema de combates de A Knight’s Quest está inspirado en títulos como Assasin’s Creed, Dark Souls o incluso los títulos de Batman de esta y la anterior generación. Sin embargo, esto se menciona solamente a modo de referencia.
Lo cierto es, que tal y como ha ocurrido con otras referencias de las que venimos hablando, nos da la sensación de que los desarrolladores han captado la esencia, pero no han sabido del todo en capitalizarlo como un acierto para el título.
Esto es algo de lo que nos damos cuenta al progresar en el juego. Y es que conforme vamos llegando a puntos de enfrentamiento contra hordas de enemigos, las peleas se vuelven repetitivas; los enemigos se tornan predecibles, y descubrimos que el sistema de inteligencia artificial de los mismos resulta pobre y no favorece en demasía la experiencia de combate.
De manera similar ocurre cuando nos enfrentamos a los jefes finales, donde nuevamente el guiño a la saga Souls está bien marcada. Jefes que atacan bajo patrones que debemos identificar, protegernos y movernos en el entorno apuntando hacia él. Todo esto esperando los momentos precisos para atacar y bajar la típica barra de vida del enemigo.
Gráficos y apartado artístico
Esta es quizás uno de nuestros elementos favoritos cuando reseñamos un videojuego en LaPS4. Y a pesar de que es uno de los aspectos que más disfrutamos de los videojuegos, también es preciso decir que por ello somos especialmente duros y exigentes en este sentido.
La industria de los videojuegos Indie nos ha traído títulos espectaculares de forma reciente y, a decir verdad, cuando ponemos en la balanza alguno de ellos frente a A Knight’s Quest nos damos cuenta que este tampoco es el punto fuerte del juego.
Queda claro que A Knight’s Quest marca su estilo gráfico de lo visto en Breath of the Wild, pero lo cierto es que el nivel de detalle y cuidado no está nada cerca de ser cierto. Desde los escuálidos diseños de los personajes hasta los modelados de entornos naturales casi totalmente estáticos. Son estos aspectos que no criticaríamos de un título de hace un par de generaciones, pero que resulta imperdonable en un juego lanzado para estas plataformas.
Y a pesar de que la fluidez de los movimientos de nuestro héroe y algunos enemigos luce bien, todo se ve opacado al acercarnos en demasía a algunos elementos del mapa y toparnos con evidentes faltas de textura.
Si bien un videojuego no se juzga por su apariencia, también es cierto que nuestras primeras impresiones del mismo nos darán una idea del producto final. Esto nos lleva a pensar que los desarrolladores podrían haber dedicado un poco más de esfuerzo a los detalles, ya que si bien un niño no presta atención a estos aspectos, otra parte importante del público sí que lo hace.
Su apartado sonoro cumple con la asignación, pero tampoco ofrece mayores virtudes al título.
¿Qué nos deja la aventura de Rusty?
Hemos desarrollado nuestra reseña basándonos en las virtudes y defectos del título, y desafortunadamente estos últimos predominan más que lo primero. Creemos que A Knight’s Quest es un juego orientado a niños y personas que recién estén explorando los videojuegos.
Queda claro que el juego sí aporta las dosis de diversión necesarias para permitir un buen rato de entretenimiento. No obstante, si esperamos más de su aventura, o queremos un juego que cumpla con los estándares de todo lo visto hasta el momento, probablemente nos llevemos una gran decepción.
Desde otra óptica, también es justo decir que algunos de los gamers nostálgicos no dejarán de ver este título como un homenaje espiritual a los juegos que marcaron los 90s, claro está, con todas las limitaciones y desaciertos que hemos mencionado en este análisis.