Análisis – PES 2019
Un año más, vuelve a nuestras consolas una de las sagas más emblemáticas en lo que respecta a los juegos de simulación de fútbol. Hablamos de nada más y nada menos que de Pro Evolution Soccer 2019. La apuesta de Konami para este año, que compite en un lado de la cancha frente a Fifa 19, que se estrenará en unos pocos días.
Philippe Coutinho es la portada de PES 2019 este año
Pro Evolution Soccer 2019 y su cita con la historia de los videojuegos de fútbol
Pro Evolution Soccer siempre ha mantenido un toque personal que lo hacía diferente de FIFA, ya sea por su toque tan marcadamente Arcade o porque fue el primero de los dos en poseer los derechos tanto de copa libertadores como Champions y Europa League.
Incluso en jugabilidad, Pro Evolution Soccer ha buscado desde sus inicios expresar la simulación de fútbol de una manera más realista y fluida que su más próximo competidor. Y este año no ha sido una excepción.
PES 2019 se intenta caracterizar este año por ser algo más allá que un juego de fútbol. Quiere demostrar que el balompié es algo más que llevar la pelota dentro de la portería rival, si no de que hay unos jugadores y su colocación, su capacidad de reacción, comportamientos y técnicas personales son los que marcan la diferencia.
Podemos decir que PES, desde hace un tiempo venía siguiendo esta senda y en PES 2019 ha conseguido realizar su aproximación más fiel y más enfocada al cómo se crea el fútbol. Ya no es un campo masivo en el que piezas genéricas se mueven sobre el campo, los jugadores son importantes, son piezas únicas y conocer sus características puede hacerte cambiar partidos.
El cambio distintivo que hace de esto algo impresionante es la inclusión de una función llamada “momentos mágicos”. Esto se refiere a un set de 39 habilidades al más puro estilo RPG, que se encuentran distribuidos en cada jugador, combinados de manera que otorga a cada uno, una personalidad especial que repercute también en el resto, tanto compañeros como rivales.
Por poneros algunos ejemplos, Kevin De Bruyne, medio centro del Manchester City puede golpear disparos lejanos como si los teledirigieras, mientras que los cabezazos de Cristiano Ronaldo son como una bala que siempre acierta.
El juego se hace más estratégico, en un campo que luce fantástico respecto a ediciones pasadas.
Pero estos momentos mágicos no se quedan en simplemente unos movimientos especiales para los jugadores. También hay de otros tipos que afectan de manera indirecta al juego, como por ejemplo el espíritu de lucha, el cual otorga a los jugadores que lo tienen la capacidad de jugar mejor cuando están cansados, o la capitanía, que hace que los compañeros del jugador que la posea, se vean menos afectados por el cansancio con el transcurso del partido.
Lo mejor de los momentos mágicos, es que ocurren de manera automática. En el momento en el que un jugador se encuentra en la posición idónea y la situación, la animación ocurre por sí sola, ya sea, por ejemplo, un recorte frente al portero como finalizador, o un despeje acrobático a boca de gol.
Por poner otro ejemplo divertido, Neymar es más que conocido por su notoria capacidad de irse al suelo muy fácilmente en la vida real, en el juego está representado por el atributo de astucia, lo cual le permite tener éxito cuando un rival va a quitarle el balón de crear una falta directa. Esto otorga una dosis de realismo bastante importante.
PES 2019 destaca sobretodo por su libertad en el juego de ataque y en el interés que se le ha otorgado a la estrategia.
Para que todo esto fluya, es necesario tener unos conocimientos de fútbol, ya que cómo vas a saber que un solo jugador puede cambiar completamente la capacidad de resistencia de todo el equipo y con esto hacer que tu equipo funcione mucho mejor.
Pero no es sólo para esto es necesario el conocimiento de ciertos aspectos del juego. También para poder sacar el máximo partido estratégicamente. Si ya en PES 2018 se notaba una diferencia más que notable en el apartado táctico en comparación a FIFA 18, este año promete ser aún más fuerte.
Los jugadores, al ser más únicos, también responden diferente a las demandas tácticas generales, el videojuego se torna mucho más táctico, con la capacidad de hacer cambios de formación en función de si tienes el balón o no, también la función de marcajes individuales le da varias vueltas a la de FIFA, ya que podemos emparejar a nuestros jugadores de la manera más eficiente posible.
En general, se nota muchísimo el personalizar la forma de jugar del equipo con nuestro estilo. La adaptabilidad se nota y también con qué equipo jugamos a qué, los equipos reaccionan también y mejoran su eficiencia en una simbiosis entre el conjunto y la individualidad de los jugadores.
Hay más movimientos y comportamientos distintivos, los llamados “Estilos de juego”. Por ejemplo, Harry Kane va a tender a jugar muy cercano al área, mientras que Manuel Neuer va a frecuentemente salir rápidamente a interceptar balones y a sacar la bola jugada con un pase.
Evidentemente, estos comportamientos son mucho menos reseñables cuando están bajo nuestro control que cuando está con la IA. Todas estas mecánicas otorgan mejores y más formas de estrategia, por lo que al final un partido se siente como un conjunto compuesto de individuos, cada uno con sus punto fuertes y débiles.
Aquí tenemos a Leo Messi y cómo su estilo es el de creador de juego, lo que le dotará de un abanico de posibilidades grande en ataque, tanto como influencia para sus compañeros como para poder realizar acciones más prolíficas y espectaculares.
Todo esto te tiene que acabar llevando a la situación de marcar un gol y aquí el juego luce en cada ocasión tremendamente único, como si la animación fuera creada para ese momento exacto. En una jugada contra el portero, estando con Benzema, al amagar hacía un lado, el portero se tambaleó levemente, mientras corregía su posición respecto a la de mi delantero para evitar que le sobrepasara.
Sigue habiendo, sin embargo, algunos errores en las repeticiones, tales como el clásico de que el pie de un jugador atraviese a otro.
En cuanto a los disparos, el juego aquí se desmarca de su fluidez, ya que los chutes en PES 2019 se perciben artificiales y toscos. En el momento en que sale el balón de la bota del jugador, no sabes si realmente va a ir a gol o no, hay muy poca sensación de control al respecto de los disparos.
Por no hablar de los remates imposibles, ya que las chilenas invaden el juego de una forma epidémica, lo que le rebaja sus dosis de realismo. No es normal que, al mandar un centro al área, Sergio Ramos marque un gol de chilena con un efecto de vaselina sobre el portero.
En el aspecto defensivo, PES 2019 muestra una carencia de posibilidades y de libertad, además de que el arbitraje es excesivamente sensible
En el aspecto ofensivo, PES 2019 consigue más o menos sus propósitos de presentarnos un juego fluido, táctico y divertido. Sin embargo, en el ámbito defensivo, Pro Evolution Soccer 2019 pierde algunos puntos. Esto es debido a la poca capacidad de control que hay sobre el jugador que lleva el balón.
La única mecánica que hace que le robes el balón es correr hacia él mientras mantienes pulsada la X, no hay casi forcejeos, y ojo si los hay, ya que los árbitros son especialmente y molestamente sensibles ante suaves choques y pocas veces dejan ley de la ventaja. Y no sólo eso, sino que además, ante situaciones suaves o en el comienzo de partidos, pueden expulsarte a un jugador por una entrada en el medio campo que casi no llega a tocar la pierna del rival.
Por lo que acabas dependiendo completamente del botón que hace que un compañero tuyo vaya también a presionar al balón o pulsar X mientras corres como si fueras un enfermo. Las pocas opciones estratégicas son notablemente inferiores al compararse con la libertad que llegamos a sentir en ataque.
Con el juego más estratégico, las jugadas a balón parado cobrán mas protagonismo. En el aspecto de las celebraciones, el juego se queda algo corto ¿Quién va a estar mirando las más de cien celebraciones después de haber marcado un gol de la victoria en el minuto 90?
La Liga Master prometía mucho más de lo que ha acabado siendo
Con respecto a algunos modos de juego. Empecé una carrera en Liga Master y me di cuenta de que uno de los aspectos que más impacto crea sobre el juego son los roles de equipo. Hay hasta 22 roles de equipo diferentes.
Desde Creador, que potencia el crecimiento del equipo, hasta otra función que permite aumentar la resistencia y la energía del equipo.
Todo esto encaja dentro de los roles de Héroe, super estrella y leyenda; los cuales atraen a patrocinadores, merchandise y fans al club. Por lo que puedes perder a Cristiano Ronaldo y te aseguro que te llevarás un golpe financiero de los duros.
Que haya aumentado la riqueza individual para cada jugador, ha repercutido en los traspasos. Ahora puedes buscar jugadores con una capacidad especifica o un atributo personal especial, como una estrella emergente o un chico malo. También filtrar por habilidades como la capacidad explosiva y poder elegir entre diferentes estilos de juego.
Los menús tan grises no invitan nada a seguir jugando, y tonelada de información por cada pantalla que es difícil de gestionar de primeras.
Los contratos también te permiten más libertad a la hora de negociar, tanto con bonus por actuaciones destacables y ventas por cláusula de rescisión, y lo que más me ha llamado la atención, que ha sido cuánto está dispuesto el club en aceptar la oferta. Por ejemplo, si quieres vender a tu jugador promesa por Messi podrás ver como la probabilidad de conseguir un acuerdo es de un 0 por ciento. Sin embargo, esto se ve aumentado con futuras negociaciones.
Además de estos añadidos, la Master League es algo decepcionante. Los menús son aburridos, sosos (en general todos los menús del PES son así, no transmiten nada, parece que no han cambiado nada en todos los años que llevan haciendo juegos.)
La Liga Master no funciona por el hecho de las licencias. La única licencia importante es la de la liga Italiana, el resto son todos equipos con el nombre cambiado y algunos jugadores también diferentes.
Hay algunos derechos por algunas ligas que, en general, importan más bien poco, como por ejemplo la Liga Australiana, la escocesa o la rusa. En comparación a la liga Española, Francesa o la Premier League. Tampoco hay casi estadios importantes incluidos, la mayoría son predeterminados.
Aunque hay que decir a favor de PES que las animaciones de comienzo del partido, con las visiones antes del estadio son espectaculares, al igual que el césped que luce mucho más realista que en la edición pasada.
Por no hablar ya de la pérdida de las licencias de La Champions y la Europa League, que deja al juego más que vacío en cuanto a elecciones jugables.
Gráficamente es un juego muy digno. El modo MyClub, sin embargo, no pasa como algo más que un intento de Ultimate Team de FIFA
Gráficamente Pro Evolution Soccer siempre ha ido un paso por delante de FIFA en cuanto a representación fiel de los rostros y movimientos de los jugadores, y este año no es menos. Las caras de los jugadores lucen en general bien, aunque hay alguno que se queda algo amorfo, pero vamos, tampoco se nota al jugar.
La iluminación en los estadios ha mejorado muchísimo, lo que se podría mejorar mucho, en mi opinión, son las animaciones con el balón, el tiempo de reacción entre que pulsas el botón de pasar o chutar es mucho y en ningún momento sientes seguridad de que has hecho el movimiento de forma correcta.
Los rostros de los jugadores están conseguidos de una manera genial, como podemos ver en esta imagen a Dybala
Y para acabar, el modo MyClub se ha convertido un mal intento de llevar el Ultimate Team de FIFA a PES. No tiene ninguna clase de sentido de que a la semana y media de lanzarse el juego, ya hubiera varios jugadores con Messi en el equipo. La facilidad con la que se consiguen sobres de jugadores fuertes es inverosímil. Además de lo sosos que son los menús y las interacciones con el jugador, que genera cero atractivo para permanecer en el modo aumentando de nivel.