Análisis – Shadow of the Colossus
Tras el éxito total que cosechó Activision con su decisión de rehacer los tres primeros Crash Bandicoot, era difícil no prever que otras compañías exploraran opciones similares al mirar en su particular baúl de los recuerdos.
Sin embargo, pocos esperaban que el siguiente juego destinado a rejuvenecer fuera Shadow of the Colossus, pues las ensoñaciones estaban protagonizadas en ese momento por obras tal vez menores como las relacionadas con Medievil o Spyro; más en la línea del famoso marsupial de Naughty Dog.
Pero lo cierto es que pocos ejemplos de juegos susceptibles de ser rehechos encuentro mejores que la obra de Team ICO. Por lo que supuso en su momento en el último tramo de vida de una exitosa PlayStation 2; por la inmensidad de unos escenarios y colosos que quitaban el hipo; y por los problemas en la tasa de imágenes por segundo que suponían la nota amarga que no permitía redondear por completo semejante obra maestra.
Un remake de altura
Este Shadow of the Colossus no hubiera podido tener mejores reformadores que Bluepoint Games. Los norteamericanos han demostrado en incontables ocasiones que son los mejores a la hora de coger trabajos hechos por otros y actualizarlos al momento tecnológico actual.
Aunque, por supuesto, este reto era mucho mayor que las remasterizaciones realizadas hasta ahora con títulos como Metal Gear Solid HD Collection, Uncharted: The Nathan Drake Collection o el mismo The ICO & Shadow of the Colossus Collection.
No se trataba de hacer un simple lavado de cara, sino de rehacer por completo todo el apartado gráfico de este juego, con todo lo que ello implica.
El riesgo era altísimo, pues cambiar todo un entramado visual puede dar al traste con la experiencia que Shadow of the Colossus ofrecía en PlayStation 2.
Tal vez por eso, nada más comencé la partida y vi a Mono tendida en su lecho de piedra, o cabalgué con Wander a lomos de Argo hasta el primer coloso y me di cuenta que todo era igual, respiré aliviado al comprobar que las sensaciones que me llegaban eran similares a las 2006 cuando probé el juego por primera vez; reforzadas incluso por el agradable recuerdo de lo vivido entonces y aquel familiar nudo en el estómago que volvía a sacudirme al aceptar de nuevo el traicionero trato.
Árboles, estructuras, montañas… Todo rehecho para mostrar un aspecto completamente actual.
Porque Shadow of the Colossus ofrece cosas que pocos juegos se han atrevida a dar. Hablamos de una historia que no es sencilla de asimilar, que toca el alma como sólo las obras de Team ICO saben hacer, y que para ello se apoya completamente en lo visual y lo sonoro para traspasar la pantalla y encerrar al jugador en una cámara repleta de sensaciones encontradas y dilemas morales que acabarán por acompañarlo durante un largo periodo de tiempo.
La pérdida y el sacrificio se evocan en aquel que coge los mandos y se atreve a adentrarse en una Tierra Prohibida repleta de enormes colosos amenazantes que no son más que víctimas de nuestros planes menores.
Pero no corresponde en el análisis de un ‘remake’ hablar demasiado de los historia que se cuenta, pues en estos doce últimos años ya ha habido tiempo más que suficiente para diseccionar la obra de Fumito Ueda.
En cambio, sí es de recibo hablar del excelente trabajo que Bluepoint Games ha hecho a la hora de rehacer por completo un escenario y unos colosos que son fundamentales para que todas las piezas de Shadow of the Colossus encajen correctamente.
La inmensidad del espacio por recorrer destinado a que uno se pierda y el monstruoso tamaño de las bestias a derrotar adquieren un aspecto tan rico en texturas y animaciones como se le pide a un juego de 2018
Los colosos se ven renovados, pero igual de imponentes que siempre.
Por ello, la información que ahora ofrecen los 16 gigantes es mucho más fácil de ver cuando uno se dispone a volver a encontrar las debilidades que harán que semejantes colosos acaben derrumbándose estrepitosamente contra el suelo.
El pelo de estas criaturas, que sirve como perfecta sujeción para la escalada, se mueve grácilmente, y las animaciones de las mismas, de Wander y también de Agro, mejoran enormemente para elevar a Shadow of the Colossus a una nueva dimensión.
Esto también pasa con la hierba del terreno que el viento también balancea con suavidad para hacer creíble todo cuando rodea el drama que supone esta aventura.
Tal vez lo más impresionante de todo sea el trabajo con la luz; esos rayos de sol que se filtran a través de un cielo encapotado y que caen directamente para bañar a los colosos que andan entre las tinieblas por la inmensidad de la Tierra Prohibida.
El sistema de iluminación es por ello una de las mejores bazas que exhibe Bluepoint Games, y el rendimiento del conjunto gráfico, con su aporte y con todos los modelados rehechos, se ha visto durante todo la duración de la aventura resistente a prueba de bombas.
Solidez en la tasa de imágenes por segundo
Justo este hecho es el que hace que Shadow of the Colossus valga la pena. El mayor problema que tenía este juego de Team ICO era una tasa de imágenes por segundo muy por debajo de lo recomendable y que, en algún momento, hacía que el juego perdiera el encanto y su capacidad de generar disfrute en el usuario.
PlayStation 2 no daba para más ante la grandiosidad de montañas y gigantes, así como la interacción de un Wander y un Agro minúsculos en comparación. Ahora, el juego se muestra sólido con esta nueva apariencia, e incluso Bluepoint Games ofrece al usuario la posibilidad de elegir entre dos configuraciones gráficas diferentes: 4K a 30 frames por segundo o 1080p a 60 frames por segundo.
Ciertas escenas y momentos forman parte de la historia de los videojuegos.
El único defecto que sigue manteniendo es el de una cámara que no se comporta aún todo lo bien que debería en espacios cerrados, y que en algún momento jugará una mala pasada en el transcurso de toda esta historia.
Se ve el esfuerzo de Bluepoint Games en arreglar este asunto también, aunque el resultado no es tan bueno como en todos los otros aspectos donde los norteamericanos han querido volver a hacer las cosas.
Con todo, lo rehecho hace que el acabado sea inmejorable. Sorprende que en 2018 Shadow of the Colossus haya aguantado el tipo tan bien, sobre todo en lo jugable, que es de lo poco que Bluepoint Games apenas ha modificado.
Pocos juegos aparecidos en PlayStation 2 podrían hoy en día rendir a tan alto nivel a pesar de que se les actualizara el aspecto visual de forma tan precisa, y este título lo consigue. A día de hoy, Shadow of the Colossus vuelve a presentar su candidatura a mejor juego del año, aunque sea un título aparecido hace doce.