Análisis Wonder Boy: The Dragon’s Trap
Si un Wonder Boy va a quedar para el recuerdo y máxima popularidad, ése es The Dragon’s Trap. Salió originalmente en Master System, en 1989, pero luego tuvo revisiones y ports para Game Gear, PC Engine (Adventure Island) y hasta la Consola Virtual de Wii. Fueron varias las entregas de esta marca, con niño en monopatín arrojando hachas y niño convertido en diferentes criaturas cada una con sus habilidades y poderes. Pero The Dragon’s Trap (Monster World II: Dragon no Wana) es el capítulo más extendido y que ahora DotEmu ha querido traer de vuelta con un espectacular remake completo que tiene como principal atractivo una herramienta que ya habíamos visto en otras recuperaciones y remasterizaciones pero nunca funcionando tan bien y rápido: la posibilidad de cambiar de gráficos actualizados a gráficos clásicos con solo pulsar un botón, R2 del DualShock 4, en este caso.
Sí, Fahrenheit HD o Halo Anniversary ya tenían esta función. Pero en este trabajo, a cargo de gente que participó en Tearaway y Dreams en Media Molecule, lo que tenemos es un 2 en 1 limpísimo, claro y automático. Donde no pasa ni una milésima de segundo entre el cambio del juego clásico de Master System a la visualización 1080p y de dibujos detallados y definidos que podríamos esperar hoy. Es impresionante cómo se ejecuta el intercambio, que podemos hacerlo en cualquier momento, desde pantalla de inicio, Game Over o en mitad de un salto, hasta pantallas de texto o dentro de las múltiples tiendas que este plataformas-metroidvania con tintes RPG disponía para ir mejorando a nuestro chico-maravilla. O chica-maravilla, pues existe la opción de jugar a Wonder Girl: The Dragon’s Trap si elegimos a una heroína pelirroja para la aventura en la que, como sabréis muchos, pronto dejará de ser humana y pasará a sufrir todo tipo de transformaciones.
DotEmu está siendo una suerte de editora que no para de recuperar grandes sagas de los 80 y 90 trayéndolas a gráficos y tiempos contemporáneos, también en sistemas de hoy. Si con Pang Adventures, Another World o la saga Ys nos ha dado alegrías a los más talluditos, ahora tiene por delante otros interesantes proyectos de remaster (Windjammers, Neo Turf Masters), remake o incluso reboot. Este Wonder Boy: The Dragon’s Trap entra más bien en la categoría de remake, aunque es curioso que se juegue exactamente igual y todo esté medido al detalle para que las distancias y colocaciones sean las mismas, con gráficos actuales o con gráficos 8 bits de Master System. Esto es, también, misma dificultad y pocas concesiones ni oportunidades, como los juegos de antaño. Se hará duro a los que no lo jugaron en su día, incluso frustrante y descompensado.
Es lo primero que se encuentra un jugador de hoy que intenta terminar su para nada corto recorrido, arduos exigencia y reto con controles algo toscos. Empezar con uno o dos corazones de vida en un mundo plagado de monstruos que requieren varios golpes para morir y donde todo va a mucha velocidad y con necesidad de precisión en los saltos no es para todos los públicos. El respeto absoluto hacia la obra original hace que no se hayan adaptado dificultades, físicas de salto, alcance de proyectiles o controles. Todo es como era, salvo que elijas el modo Fácil donde tendrás algún corazón más al principio. Tanto es así, que resulta mágico ver cómo se han rehecho detalles del original de hace 28 años, detalles como las passwords para empezar partida avanzada que siguen siendo las mismas y se pueden usar si aún las tenéis por ahí apuntadas, o efectos y medidores como la barra de vida de los jefes finales o los distintos ítems de hechicería que están a disposición del jugador, como el rayo, el tornado o la bola de fuego. Igual de difíciles de conseguir que antaño…
Para quien no jugara hace casi 30 años, este Wonder Boy empieza donde lo deja Wonder Boy II, con el niño -o niña aquí- llegando al castillo del Mekadragón y sufriendo su maldición de convertirse en pequeño dragoncito con poca vida y posibilidad de escupir pequeños fogonazos. En su regreso a la aldea, verá que todo ha cambiado y que en su viaje hasta dar con la pócima que lo devuelva a la normalidad va a tener que pasar por las más intrincadas playas, desiertos egipcios, cuevas, bosques y volcanes.
Por supuesto, como en el original, hay muchos elementos y bichillos que se escaparían a la lógica de hoy. ¿Un cangrejo que lanza hacia arriba bolas de fuego y está en el nivel del desierto? Perfectamente posible. El protagonista, además, tendrá que sufrir varias transformaciones más, pasando por león, ratón, piraña y hasta halcón, cada animal con unas particularidades y capacidades, lo que genera una variedad de niveles y mecánicas muy entretenida y todavía hoy reseñable. A eso sumamos que el oro recogido es importante y hay montones de tiendas donde mejorar los atributos de nuestro jovencito para darle ese toque rolero y de personalización, con armaduras que le suban la resistencia o espadas que le den más fuerza de ataque. Todo está tal cual, íntegro, incluso la rubia enfermerita que nos restablece la vida -primera vez gratis- o la pantalla de Game Over donde probamos suerte en la ruleta de corazones para obtener una poción de restauración en caso de perder toda la vida. El estilazo gráfico de los nuevos sprites 2D es una delicia.
Pero claro, antiguamente todo estaba en inglés, y pasarlo a gráficos y presentación actuales con solo pulsar R2 y un rápido barrido de pantalla pone textos en español, música orquestada a la orden del día en vez de en MIDI de la época, mayor claridad de ítems y llaves, etc. Y diré más, me ha gustado mucho todo esto de poder cambiar entre épocas porque realmente se usa a menudo, para ver cómo era y cómo es, para encontrar algo que quizá pasaba desapercibido en los gráficos de hoy pero que en Master System quedaba más a la vista, para tener más claridad de espacios en su versión retro original… Realmente es útil y atractivo.
Para los fans absolutos, este Wonder Boy: The Dragon’s Trap añade además una completa galería de vídeos y bocetos del proceso creativo del juego, sorprendentemente a cargo solo de 4 personas que forman el joven estudio LizardCube. Cómo se han regrabado las músicas, las cuestiones de licencias con Sega para poder traerlo de nuevo a escena, cómo se dibujaron todos los niveles clásicos para llevarlos al sprite bidimensional… Todo está recogido en estas galerías a desbloquear con el avance, justo la guiinda a un pastel nostálgico bastante bien elaborado. Hay un trabajo de remake muy concienzudo y claramente hecho por fans absolutos del título original, que además han contando con la supervisión y emocionada aprobación de Ryuichi Nishizawa, creador de la serie.