Análisis NieR: Automata

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Ser o no ser, he ahí la cuestión
Por César Rebolledo 6 marzo, 2017

Que los videojuegos son una forma de arte, capaz de contar una historia de forma que te haga sentir cosas como un libro, una película o la música, es algo que a estas alturas de la vida está más que demostrado. Un buen argumento, unos personajes profundos y una buena ambientación son algo que se recuerda siempre. De esto sabe mucho Yoko Taro, responsable y principalmente de la saga Drakengard y su spin-off NieR, que esta semana estrena la que supuso una secuela de lo más inesperada: NieR: Automata, que es hoy objeto de nuestra atención y que esperamos no se convierta sólo en juego de culto, sino éxito en ventas.

Automata tiene lugar en el mismo mundo que el NieR original, pero no es una secuela al uso ya que no sigue su argumento de forma directa, por razones que aquellos que lo terminaran podrán comprender. En su lugar, se nos plantea la siguiente situación: la Tierra, un día, se ve invadida por una raza alienígena. En lugar de atacar de forma directa, estos seres despliegan máquinas de guerra, que se enfrentan a los androides creados por los humanos para intentar retener su planeta. Pero dada la crudeza de esta batalla, los supervivientes se refugian en la Luna. Han pasado varios milenios desde ese momento, la raza humana sigue exiliada en el satélite y tiene lugar la decimocuarta guerra contra las máquinas. Es aquí donde nuestros protagonistas, 2B y 9S, un androide de batalla y uno de apoyo respectivamente, tendrán que descender a la Tierra para la que será la última batalla por la Gloria de la Humanidad, el lema del escuadrón YoRHa al que pertenecen.

El planteamiento anteriormente descrito es un cliché, algo que hemos visto montones de veces. Pero como podrán esperar aquellos que conozcan Drakengard/NieR no es más que una fachada detrás de una historia infinitamente más compleja y con montones de giros argumentales, en los que la muerte será una constante y culminarán con la verdad sobre una mentira que está escondida a plena vista desde el momento en que empezamos a jugar.

Una de las grandes sorpresas del desarrollo de NieR: Automata fue el estudio encargado del mismo, Platinum Games. Conocidos por la gran velocidad en los combates en sus títulos y por ponernos frente a enemigos gigantescos, suponía una noticia agradable para aquellos que encontraran la primera entrega lenta en la parte de los enfrentamientos. Si bien es cierto que la parte de combate mejora enormemente, hay que aclarar una cosa: Platinum Games ha desarrollado el juego, pero no se ha apropiado de él y lo ha convertido en uno de sus personales y frenéticos hack’n slash, sino que ha respetado las ideas básicas de sobriedad detrás de los juegos de Yoko Taro.

A la hora de jugar, Automata es un hack’n slash de mundo abierto con componentes roleros, mezclando también shoot’em up vertical e incluso secciones de plataformas en dos dimensiones. Se trata de un mundo bastante grande, dividido en zonas típicas de esta clase de productos: una gran ciudad en ruinas, un desierto, un bosque, un castillo… Cada zona es al mismo tiempo exuberante a su manera, rica en detalles pero, como decimos, se mantiene la sobriedad. Grandes contrastes entre zonas frondosas y llenas de vegetación y la desolación del desierto, en la que la iluminación es protagonista. Paisajes que quitan el hipo en más de una ocasión en las que me he visto, simplemente, moviendo la cámara para otear el horizonte o intentar apreciar ciertos detalles lejanos.

Pero vayamos al grano, a lo interesante. El sistema de combate. Nuestros protagonistas (hay más de uno, pero no queremos decir nada, descubridlo vosotros mismos) tienen a su alcance cuatro tipos de arma con muchas variantes de cada tipo. Algunos personajes pueden llevar dos armas a la vez, dando lugar a combos espectaculares e incluso nos dan la ocasión de cambiar el conjunto en medio de un ataque, prolongando el ataque y consiguiendo un efecto aún mejor. En lugar del Grimoire Weiss, ahora tenemos un Pod, que cumple exactamente las mismas funciones: ataques de larga distancia (los hay de tres tipos) y el uso de habilidades especiales que van desde desplegar un escudo a usar un sónar para localizar objetos ocultos.

Sin embargo, es aquí donde veo uno de los defectos del juego y es que eres, quizás, demasiado poderoso para los pocos enemigos que hay. Automata peca de no poner enemigos demasiado fuertes o numerosos salvo que nos pongamos en las dificultades más altas y muchas veces la batalla habrá terminado antes de empezar. Se trata de un sistema de combate interesante y trabajado, pero que como decimos, podría haberse aprovechado de unos enemigos más numerosos o resistentes. Algo que podría arreglarse con una simple actualización es que todos los enemigos escalen su nivel al nuestro, ofreciendo una dificultad más dinámica. Los jefes finales, en esta ocasión, no son simplemente los gigantescos bichos a los que Platinum nos tiene acostumbrados sino que obedecen a necesidades argumentales.

Las funciones online se limitan a interactuar con los cadáveres de otros jugadores, que podremos reanimar para ser controlados por la IA por un tiempo limitado. Existe una segunda función online, total y absolutamente única en su concepto y que no hemos visto nunca en un videojuego pero es el máximo exponente de la generosidad y que sólo descubriremos cuando lleguemos al auténtico final del juego. Tendréis que llegar por vosotros mismos y tomar una dura decisión.

La banda sonora es, una vez más y como en todos los juegos anteriores, sobresaliente y espectacular. No hay palabras para describir los temas líricos y profundamente emotivos que acompañan no sólo los momentos principales del argumento, sino cada paso que damos en este singular viaje. Incluso se usa cierto tema del NieR original que arrancará más de una sonrisa y más de una lágrima por las circunstancias en las que suena.

Pero hay un pequeño detalle que empaña la experiencia y es el principal motivo, junto a la falta de más enemigos con los que hacer los combates espectaculares, que empañan ligeramente la experiencia en el terreno jugable. En algunas zonas concretas, sin motivo alguno, la tasa de imágenes por segundo baja. No gravemente, pero sí de forma significativa. La versión de PS4 padece además la presencia de los temibles dientes de sierra en determinados elementos, que no veremos salvo que busquemos expresamente, pero está ahí para los más exigentes.

Entiendo que la mentada sobriedad en la obra del director, presente tanto en la elección cromática de los momentos principales del juego y basada en grises y negros, como en no sobrecargar escenarios, es obligatoria. Pero hay momentos en los que queda la sensación de que unos detalles más aquí y allá habrían mejorado unas zonas que, no obstante, siguen siendo impresionantes.

Automata es un juego magnífico, salvando los escasos defectos mencionados. Uno de los mejores argumentos que he visto en años, protagonistas interesantes, banda sonora impresionante y puesta en escena espectacular. Su rejugabilidad, directa y basada en ver las cosas desde distintos puntos de vista, con otros personajes y mecánicas de manejo, es perfecta. El gran peso vuelve a recaer en la parte argumental, donde se encuentra muy por encima de títulos con mucho más presupuesto y ambiciones. Los montones de misiones secundarias a nuestro alcance no son simple relleno, sino que ofrecen mucha más profundidad a un mundo con un lore muy rico e interesante.

Para terminar, como aficionado a los trofeos y editor de guías, hay un tema que no puedo dejar de mencionar: el juego, una vez superados los tres primeros finales, nos permite comprar todos los demás trofeos. Entiendo esto como una crítica al sistema por parte del director y es una opción que está ahí, totalmente legal y aceptable, pero por favor, no lo hagáis. Porque entonces no veréis todos los finales que ofrece (aunque aún así te obligarán a ver los cinco finales de historia) ni disfrutaréis al completo de lo que NieR: Automata quiere que sintáis.

90
Jugabilidad: 9.5
Gráficos: 8.5
Sonido: 8.5
Satisfacción: 9.5

Análisis

NieR: Automata es otro serio candidato a GOTY en un año que apenas ha empezado. Platinum Games ha sabido dar su toque a la saga, pero manteniendo ese desarrollo tan especial de los juegos de Yoko Taro. Una historia adulta, con temas muy complicados de tratar y una banda sonora muy por encima de la media ponen el sello final a un clásico instantáneo. Ójala se pueda seguir adelante con la saga de alguna manera.