Análisis Salt and Sanctuary

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Toda la sal que le falta a muchos indies
Por César Rebolledo 6 abril, 2016

A medida que han ido avanzando y mejorando, los videojuegos han ido llegando a más y más gente. A medida que ha pasado esto, la opinión general, en especial de los más veteranos, es que la dificultad ha ido bajando. La «casualización» del mercado, como se dice habitualmente. Pero sigue habiendo estudios y franquicias que se niegan a llevarnos de la manita, como pasa con las franquicias Ninja Gaiden, Souls… y el juego que nos ocupa hoy, Salt and Sanctuary.

Ska Studios, un equipo desconocido dentro del mundo de las consolas PlayStation, entra por la puerta grande con un juego que tiene todas las papeletas de convertirse en clásico instantáneo del género indie y que, con un mínimo de suerte si no os animáis a comprarlo, estará disponible como parte de la Colección Instantánea en algún momento.

El planteamiento argumental del juego es en principio arquetípico. Nuestro personaje navega por los mares. Su misión es la de escoltar a una princesa durante su viaje… pero algo sale mal. Aparece una terrible aberración, el «Profundo Innombrable» acompañado de pequeños monstruos, que, aunque puede ser derrotado, tiene muchas posibilidades de dejarnos listos de papeles al puro estilo del Vanguard de Demon’s Souls o el Demonio Guardián de Dark Souls.

Despertaremos en la costa de una misteriosa isla, en la que la sal juega un papel muy importante. A nivel argumental no comprenderemos su significado hasta el final del juego, pero como mecánica jugable, es el equivalente a las almas de los Souls o la sangre de Bloodborne, mientras que para compras más «normales» tenemos el clásico oro.

Cuando comenzamos a jugar, vemos un editor de personajes relativamente simple pero que ya nos aclara que el juego tiene más profundidad de la que parece. Tenemos a nuestra disposición la posibilidad clásica de elegir sexo, pelo, vello facial (incluido en los personajes femeninos: sí, puedes hacer una mujer barbuda), color de pelo, color de ojos y tono de piel. Por supuesto en un juego de estas características hay que escoger nuestra clase: el mago, el guerrero, el paladín, el cazador… los conocedores del género ya saben perfectamente las diferencias que existen entre todos ellos y las ventajas e inconvenientes que puede suponer a largo plazo escoger un guerrero frente a un mago, por ejemplo.

No obstante y después de haber probado brevemente todas estas clases, hay que decir que todas se desenvuelven de una forma realmente clásica a la hora de lanzarnos al juego propiamente dicho. Salt and Sanctuary se desarrolla como un hack’n slash de plataformas con un evidente y marcado componente de RPG, todo ello en dos dimensiones. Un apartado artístico mucho más trabajado de lo que cabe esperar en un indie, sobre todo en lo que respecta a enemigos y con mención especial a los jefes finales, acompañado de una banda sonora quizás demasiado ausente pero interesante cuando la escuchamos dan lugar a una gran ambientación.

No obstante, hay que aclarar que el apartado jugable no innova en prácticamente nada y se basa mucho en las mecánicas de los Souls. Tenemos un botón de ataque normal y otro fuerte, uno para defendernos, otro para rodar y otro para saltar. Podemos hacer el clásico perfect parry para encadenarlo con el conocido riposte que permite hacer un daño enorme al enemigo.

En lo que respecta a nuestro equipo, será necesario subir de nivel (usando la citada sal) para subir de nivel y asignar puntos de habilidad a un árbol gigantesco: para llevar espadas de un determinado nivel, mejor armadura, más capacidades mágicas… y por supuesto aumentar nuestra eficiencia con las mismas. Sin un determinado nivel, no eres tan hábil con determinada arma o una pieza de equipo. No es que haya una cantidad excesivamente grande de armas dentro de cada tipo, pero sí hay bastantes tipos de arma (mazas, mazas pesadas, dagas, espadas, espadones, arcos, bastones…) entre las que buscar la que mejor se adapta a nuestra configuración y especialidad. Claro que un escudo siempre viene bien.

Si hablamos de cómo avanzar en el juego, encajaría en lo que se conoce como metroidvania. Las pantallas son todas un gran mapa conectado por varios puntos, pero no podremos llegar a todas partes desde el principio. A medida que avanzamos, conseguimos Brands (marcas), que nos dan acceso a habilidades como el dash aéreo, pisar plataformas que antes no eran sólidas o atrevesar barreras para acceder a nuevas zonas, en las que tendremos que localizar al jefe de turno. Jefes que, por cierto, además de bien diseñados son en muchos casos terriblemente peligrosos al estilo de los Souls: la primera vez te van a limpiar el forro como se suele decir, la segunda vez te pegarán una buena paliza, la tercera estarás a punto de matarlos y ya si eso a partir de la cuarta te habrás aprendido sus patrones y quizás los derrotes.

[relacionado=Muere otra vez]Los juegos difíciles se han convertido por derecho propio en un género en sí mismos. From Software y Team Ninja, con sus universos Souls y Ninja Gaiden respectivamente, se han hecho por derecho propio con este nicho de mercado, pero en ocasiones, hay que saber mirar fuera de los límites habituales para encontrar alguna joya. Hay que destacar que Salt and Sanctuary ha sido desarrollado por dos personas y dos gatos o, al menos, ese es el personal oficial de Ska Studios.[/relacionado]Las zonas tienen «Santuarios» y hay alguna «Capilla» con velas (no había presupuesto para una hoguera entera). Ambas sirven como punto de control, pero en los primeros podremos establecer mercaderes, herreros, guías de viaje rápido o iniciar las funciones cooperativas online del juego. Salt and Sanctuary puede que parezca «otro indie más» de los que pueblan PS4 (el juego será Cross-Buy una vez esté disponible la versión de PS Vita), pero es un auténtico peso pesado muy a tener en cuenta. Puede que use las bases de otros juegos para conformar su experiencia, pero su planteamiento hace que pronto te olvides de que no usa ideas realmente originales y quieras descubrir el secreto tras la sal y ver sus dos posibles finales.

Aunque al principio parezca una copia indie de un Souls, el juego termina adquiriendo personalidad propia y aunque indicado para los fans de las franquicias de From Software (ya que muchas referencias, como el parecido entre los Cazadores de Bloodborne y el temible Disemboweled Husk), pero cualquier aficionado a los juegos clásicos y con relativa dificultad podrá disfrutarlo.

85
Jugabilidad: 9
Gráficos: 8
Sonido: 8
Satisfacción: 9

Análisis

Salt and Sanctuary es un clásico instantáneo. Cualquier fan de los Souls lo disfrutará como estos y su dificultad progresiva es, como viene siendo habitual, de lo más satifactoria.