Análisis Gravity Rush Remastered
Dentro del catálogo de PS Vita, existen algunas joyas totalmente exclusivas y que más de un jugador de sobremesa, sin acceso a la portátil, estaría encantado de poder disfrutar. En ocasiones, tenemos esa posibilidad, como es el caso que nos ocupa, Gravity Rush Remastered, reedición de uno de los juegos de éxito de Vita y que por fin llegará a las PS4 occidentales la semana que viene.
Un primer contacto con Gravity Rush, en especial si no hemos jugado a la versión de Vita, es desconcertante. Una manzana que cae y cae, obedeciendo las leyes de la gravedad, como metáfora de lo que está por venir. Y Kat. Una chica cuyo propio aspecto resulta llamativo (especialmente por esos ojos rojizos-anaranjados), que ha perdido la memoria y que casi desde el principio nos hará plantearnos unas dudas que se resolverán (o no) a medida que avance la historia: ¿Quién es realmente Kat y de dónde salen sus poderes? ¿Cuál es su auténtica conexión con la ciudad? ¿Dónde podemos conseguir un gato como Dusty?
Está claro que con un exclusivo con la importancia de Gravity Rush, no se podían hacer las cosas de cualquier manera. En los apartados sonoro y visual, el juego desde luego no decepciona. Sí que es cierto que el cel shading es el estilo que mejor se adapta a las remasterizaciones, pero es que en este caso hemos quedado totalmente maravillados. Es muy complicado objetar algo sobre el acabado de Kat, la verdad.
Como es lógico en un juego en el que la física juega un papel de cierta importancia, todas las animaciones de la protagonista son suaves, fluidas y, dentro de lo que cabe, realistas. Nada de movimientos robóticos que se enmascaren haciendo que el personaje se mueva más rápido. Todo ello, por supuesto, a 1080p y 60 imágenes por segundo sin tirones en absolutamente ningún momento de todo el tiempo que hemos jugado.
En cuanto a la banda sonora, igualmente, encantados, pero con un toque amargo. Lejos de intentar sobreponerse a la acción, a la narrativa o a la exploración, lo que tenemos aquí es música de acompañamiento, que casa bien con el juego en general pero pasa bastante desapercibida. Al menos durante los enfrentamientos echamos en falta algo más intenso, con más personalidad, cosa que se podría haber añadido en este relanzamiento.
La historia se presenta por lo general en formato cómic, con viñetas y cuadros de texto que nos van mostrando los diferentes acontecimientos, aunque hay alguna que otra secuencia salpicando nuestra partida por aquí y por allá. Resulta interesante porque la mayoría son “viñetas en 3D”, es decir, podemos mover un poco la cámara para ver mejor el escenario, por ejemplo.
Pero vamos a lo que realmente interesa del juego, la jugabilidad, porque es complicado que alguien quiera jugarlo únicamente por su apartado artístico que como decimos, nos ha parecido genial.
Seguramente muchos de los que hayan jugado en su versión de PS Vita no encuentren grandes novedades en el manejo de Kat. Como sospecharéis incluso aquellos que no hayáis tenido la versión portátil en vuestras manos, el juego gira en torno al control de la gravedad. Nuestra protagonista puede, de forma temporal, alterar el efecto de esta ley de la física de la que ninguno escapamos para poder desplazarse por todos los entornos del mapeado. Nos mantenemos un instante flotando, señalamos la dirección y ¡hop! La gravedad cambia de forma que si apuntábamos a una pared, quedaremos de pie sobre ella, hasta que se agote nuestro poder y volvamos al suelo, más de una vez con un golpe bastante doloroso en apariencia…
Aquí no hemos quedado muy contentos con el sensor de movimiento para determinar la trayectoria de nuestro movimiento en el aire, la verdad. Quizás sea por la falta de costumbre de usar esta función en PS4, pero resulta bastante incómodo mover el propio mando para dirigirnos a un punto concreto, pero quizás pensando en esta posibilidad, también tenemos una retícula para dirigir nuestro salto con el stick derecho. De esta forma, elegimos nuestro “punto de aterrizaje” con gran facilidad para hacer muy manejables nuestros vuelos antigravedad. En poco tiempo (literalmente muy poco, unos diez minutos) y en cuanto hayáis hecho alguna mejora a vuestro personaje, estaréis volando de punto a punto a toda velocidad como si llevarais haciéndolo toda la vida. No sólo es poco frecuente o casi único, sino que es divertido.
Nos quedamos bastante satisfechos con esta remasterización, la verdad. Como de costumbre DLCs incluidos, con sus respectivos atuendos, una jugabilidad diferente, una presentación visual cuidada, una dificultad relativamente bien medida… francamente, es una oportunidad magnífica de disfrutar de un juego hasta ahora exclusivo de PS Vita y que vale la pena probar.
El trabajo de Japan Studio, como es habitual, no dejará a nadie indiferente y la llegada de Gravity Rush Remastered a PS4 es una muestra de todo lo calidad que, sin duda, seguirá ofreciendo el equipo a lo largo del tiempo.