Análisis God of War III Remasterizado
Otra remasterización más, y parece que esta tendencia no se acaba. Es lógico, la base de usuarios de PlayStation 4 es mucho más heterogénea de lo esperado en un primer momento, y la cantidad de jugadores que no cuentan con PlayStation 3 empuja a la compañía a exponer los productos más brillantes de la anterior generación en ésta. The Last of Us primero, ahora God of War III y en el horizonte Uncharted: The Nathan Drake Collection, Heavy Rain y Beyond: Two Souls componen los proyectos que han sido elegidos para ser reeditados, de nuevo bajo, los cánones tecnológicos de resolución y tasa de imágenes por segundo actuales.
Aunque a simple vista, y dejando de lado The Last of Us: Remasterizado, la mayoría de remasterizaciones no aportan ninguna novedad destacada a este proceso de reedición. De hecho, es lo que nos encontramos con el juego que nos ocupa hoy, God of War III: Remasterizado, que aparece de nuevo ofreciendo lo mismo a nivel interactivo que en su versión en PlayStation 3, con lo que casi exclusivamente las novedades llegan de la mano de la adaptación del juego a los 1080p y a los 60 FPS.
Nada más ponemos las manos en el título recordamos y entendemos varias cosas. La primera de ellas es la evidencia de que God of War III era todo un portento técnico en la pasada generación, con lo que su aparición en ésta es mucho más natural que lo que se pueda observar en otros casos parecidos. Pocos podrán olvidar esa gran primera hora de juego en la que nos enfrentábamos a Poseidón, y que nos daba ya una clara muestra de la magnitud de todo lo que nos íbamos a encontrar durante las restantes horas de juego. God of War Remasterizado acaba siendo un buen juego porque, evidentemente, su versión original lo fue, aunque peque de poco ambicioso a la hora de ofrecer al jugador algo más de lo que se viera hace ya cinco años.
Y decimos ésto porque, a simple vista, el juego no parece ofrecer demasiadas novedades visuales. De hecho, si tratamos de poner primero el título original y luego la remasterización (o al revés) descubriremos que más allá de la fluidez que da el tener una tasa de imágenes por segundo de 60 FPS, no hay demasiado que contar. Wholesale Algorithms, el estudio encargado de mejorar las prestaciones técnicas de la obra de Sony Santa Mónica, o no ha tenido tiempo para aplicar más detalles o se ha conformado con un resultado que, lejos de ser malo, no sorprende en absoluto.
Únicamente si afinamos un poco la vista y nos ponemos quisquillosos podremos descubrir detalles algo más pulidos y destacados con respecto al proyecto original. La resolución a 1080p nos permite observar en algunos momentos texturas más nítidas y definidas, pero sobre todo se nota el aumento de resolución cuando la cámara se aleja del cuerpo de Kratos y somos testigos de la batalla desde una distancia considerable. La impresionante pelea contra el titán Cronos, por ejemplo, marca algo más la diferencia con respecto a PS3 que lo que veremos normalmente a lo largo del juego.
Sin embargo, hay algún que otro fallo o deficiencia en esta remasterización. Dejando de lado que el trabajo se note más o menos, o que las novedades sean escasas, es bastante sorprendente el nulo esfuerzo que se ha invertido en mejorar las escenas cinematográficas el juego. Y es que, cuando Kratos pasa de una escena de acción a uno de estos momentos, descubrimos secuencias ancladas en la misma resolución y tasa de imágenes por segundo que en el juego original. Claro, porque son las mismas. Estas transiciones serán ciertamente lo peor de God of War III Remasterizado ya que, a pesar de que no afectan al aspecto interactivo, sí que alejan al usuario de la inmersión al experimentar ese bache técnico en pantalla.
Dejando todo esto a un lado, la mejora técnica que más destaca es la que presuponíamos en un momento, y no es otra que el aumento de la tasa de imágenes por segundo a los 60 FPS. God of War III ya funcionaba a una frecuencia superior a los 30 FPS, con lo que la suavidad en el manejo de Kratos siempre ha sido algo bastante característico en los juegos de la saga. Sin embargo, este incremento mejora la fluidez, llevando al juego a una meta que todo hack’n slash que se preste debería alcanzar. A excepción de alguna pequeña caída puntual no preocupante, el trabajo en este sentido es bueno.
Además de lo señalado, God of War III Remasterizado cuenta con todo el contenido adicional que salió tras la aparición del juego original. Alguna que otra apariencia interesante y adiciones para la Arena de Combate que hacen de esta reedición la reunión de todos los extras existentes en el título. El modo foto, por otro lado, aparece de nuevo para que nos deleitemos con la belleza artística que ha hecho de God of War III uno de los mejores juegos de la pasada generación. Un extra habitual en las remasterizaciones de Sony para PlayStation 4.
Lo repetimos hasta la saciedad, sí, pero recomendar una remasterización a alguien que ya jugó en su momento en la pasada generación y que no trae nada nuevo, no tiene demasiado sentido. Menos aún cuando no entendemos la decisión de no incluir en el trabajo God of War: Ascension, que apareció también como uno de los últimos estertores de PlayStation 3. Tal vez desde la compañía japonesa estén preparando al público para ese ansiado God of War IV, pero esa no es excusa para dejar fuera de la remasterización a la última entrega de la saga.
God of War III Remasterizado es un juego notable, pero porque el original era sobresaliente. Así que todos aquellos que no tuvieron la ocasión de hincarle el diente en su momento, encontrarán en Kratos un buen puñado de horas de diversión. Para aquellos que ya lo hicieron, y a no ser que sean fanáticos absolutos de la saga, sinceramente, hay otras opciones en el catálogo de PlayStation 4.