Análisis Farpoint
Es una superproducción, llega con periférico que funciona de maravilla, es una aventura de acción con trama y más cuidado audiovisual de los habituales, y entra en la categoría de juego tradicional más que de experiencia de realidad virtual. Nada parecía que fuera a fallar con Farpoint, que, como os contaba hace unas semanas, veía como uno de los mejores juegos de esta tecnología inmersiva y el que mejores sensaciones de meternos dentro de su mundo iba a conseguir. Y sí, lo consigue, éste es un paso más dentro del largo y todavía temprano camino de la realidad virtual doméstica. No hay juego que te haga sentir más dentro y armado que éste. Pero, ¿es suficiente para que hablemos de un título realmente redondo como exige su precio de 60 euros –90 euros con el imprescindible Aim Controller-? Con ese dinero se pueden comprar otros muchos grandes juegos, más duraderos, más merecedores del alto precio.
Pero no estamos aquí para discutir de cuantías. Farpoint de oferta en el pack con el Aim Controller es un imprescindible para todo amante de la realidad virtual y que quiera nuevas sensaciones. Ahora bien, hay que tener en cuenta que hablamos de un viaje singleplayer, una campaña, en su primera mitad bastante repetitiva y en su segunda a veces un poco pasada de rosca. El viaje viene a durar unas 6 horas, con distintas armas, jefes finales, escenarios medianamente abiertos, buen diseño de niveles y zonas de ruta de los enemigos, coberturas, buen acabado gráfico y todo lo que podríamos pedir los jugadores habituales. Farpoint no es la enésima casualada para realidad virtual que solo sirve para poner a los invitados cuando vienen a casa y que flipen. Esta vez tenemos un juego con todas las letras, como fue Resident Evil 7, solo que bastante más corto y menos inspirado. Está claro que tampoco ha buscado una atmósfera única y creativa que esté plagada de sorpresas y originalidad, pues hablamos de la típica odisea espacial contra alienígenas y robots, tan machacada como siempre atractiva.
El gran problema de este juego, a mi parecer, viene en que se queda en un conformismo muy preocupante solo justificado en que es un título para realidad virtual. Me explico. Que los niveles incorporen una cosa nueva cada uno, que no haya mucha variedad de armas, que la trama a veces sea previsible, que los diseños estén bien pero no despunten, que los enemigos se sientan reiterativos… Todo esto forma un conjunto que lo hace en realidad un shooter muy mediocre, probablemente un juego que suspender en el caso de ser en formato tradicional. Pero, al ser un juego de realidad virtual y con tan buenas sensaciones y precisión del Aim Controller, es cuando hablamos de un producto sí a tener en cuenta, siempre que se acepte su precio y se vaya a jugar con el mando pistola por movimiento. Con mando tradicional, Farpoint no tiene ningún encanto…
Porque sí, se puede jugar a Farpoint con DualShock 4 o con el nuevo periférico Aim Controller, pasando a ser infinitamente más recomendable este segundo control ya que el juego está claramente concebido para jugarlo con este artilugio, que no debe confundirse con aquel Shapshooter que sacó PlayStation para Killzone 3 y funcionaba introduciéndole un PS Move. Este Aim Controller es bien distinto, presenta un comportamiento cien por cien preciso y eficaz, con un peso adecuado para que no canse jugar a Farpoint, o a los demás juegos compatibles, en sesiones largas. Tiene sus propios botones y colocación, alojando muy bien accesos directos como la recarga o el stick de movimiento. Y atención los que se marean, pues todos los analistas con los que he hablado coincidimos en que Farpoint es uno de los títulos de PlayStation VR y movimiento libre por el escenario que menos marea y mejor resultado consigue incluso cuando llevas dos horas jugando sin parar.
Todo esto lo hace en parte milagroso y muy apto para cualquier tipo de jugador, aunque, como decía, serán los apasionados a los shooters en primera persona los que más lo van a disfrutar y más van a meterse en el papel, especialmente en sus enfrentamientos finales donde el nivel de exigencia sube bastante y no es raro caer una y otra vez y tras varios intentos. Farpoint, pese a lo genérico de su tema tratado, ambiente y diseños, sí sorprende con su estructura por capítulos, con 8 misiones, y su narrativa tradicional, basada en cinemáticas, conversaciones en primera persona bastante creíbles y algunos giros de guión hasta interesantes. No es nada del otro mundo, pero dentro del discutido catálogo de juego de realidad virtual sí que se siente como un “algo más” de lo frecuente, un producto trabajado y caro de desarrollar, que además se sostenta en un aspecto gráfico bastante gratificante y que saca su mejor luz en las texturas orgánicas, como las pieles de los personajes que se nos acercan o las piedras y tierra. Y qué decir de las peluditas patas de araña…
Éste es un viaje espacial con muchas arañas, demasiadas para los aracnofóbicos, con algunas grutas muy cerradas repletas de estos desagradables bichos y en formato gigante y peludo. Como decía, lo que al principio son unas 3 horas de mucha exploración, diálogos, búsuqedas y algunos disparos a enemigos voladores bastante planos, luego se transforma en una experiencia un poco más intensa contra drones, alienígenas más grandes, arácnidos jefe y robots. No se puede decir que haya variedad de adversarios ni de armamento, pues con las típicas escopeta, rifle a distancia, ballesta, lanzacohetes y poco más no hay lugar a grandes personalizaciones de partida o situaciones. Todo está diseñado para que luches de determinada forma, y esa linealidad o diseño estrictamente cerrado es otro de los puntos que juegan en su contra si queremos considerarlo una experiencia firme, compleja y hardcore, más allá de ser envolvente y fascinante con realidad virtual y sorprenderte a ti mismo agachándote para intentar ponerte a cubierto o poniéndote de puntillas para mirar por encima de una cobertura. Se puede jugar de pie o sentado, aunque mejor de pie.
Farpoint no es un shooter frenético y a todo ritmo entre sus niveles. Su esqueleto repleto de cinemáticas y guión hace que, para ponérselo a alguien que viene a visitarnos y se quede sorprendido con una prueba rápida, merezca más la pena tirar de su modo Desafío, pruebas contrarreloj que se activan al acabar cada misión y que van al grano, quitando todas las cinemáticas y distracciones, y donde lo importante es matar, avanzar, recoger y correr. No se puede hablar de rejugabilidad muy marcada con este modo, pues una segunda vuelta dará a muchos -entre los que me incluyo- un poco de pereza. Pero sí que al menos este modo time trial está para los que busquen superar sus marcas y, sobre todo, para enseñarlo rápida y directamente a los demás sin necesidad de meterse en una partida desde el principio y todo eso.
Por otra parte, uno de los puntos que más se ha promocionado es su cooperativo online, para mí decepcionante al final ya que esperaba poder jugar toda la campaña acompañado de un amigo y no, lo que tenemos es un modo horda por oleadas en escenarios cerrados y de distinta planta a los de la historia. Esta opción de juego, que te encuentra compañero bastante rápido y es capaz de tenernos distraidos 4 o 5 horas más si queremos conseguir las mejores puntuaciones en todas sus arenas, se antoja bastante simple y sosa comparada con lo que hubiera sido dar opción de jugar en co-op la campaña. No hay demasiada variedad de enemigos ni armas, pues todos los monstruos enemigos se recogen de la historia, y al menos sí que se cambia un poco el tener que jugar con la reanimación del compañero, y mecánicas un poco más coordinadas como el reparto de zonas o el intercambio de coberturas al unísono para no recibir muchos daños. Esperaba más de este online, pero volvemos a lo mismo, es increíble ver al otro jugador dentro del juego como un avatar, y escucharlo al hablar por el chat de voz, marcarle por dónde avanzar o de qué enemigo debe encargarse, etc. Inmersión virtual absoluta.
Ahora bien, para terminar, sí que hay un último asunto que me parece ejemplar en Farpoint además de su capacidad de inmersión y respuesta en una experiencia medianamente hardcore y sin marear a casi nadie: su apartado audiovisual cuidado y de superproducción. Este juego se ve muy bien, teniendo en cuenta cómo tira PlayStation VR del hardware de PS4, y se oye de maravilla, desde todas las conversaciones e intervenciones dobladas perfectamente al castellano -como es habitual en los exclusivos de PlayStation- hasta en la música, con temas orquestados creados de propio para dotar de más épica a esta odisea espacial en planeta desconocido. El apartado artístico ayuda a crear una atmósfera desértica pero siempre bañada por rayos de Sol anaranjados y sugerentes, con cavernas de luces de colores, reflejos en superficies brillantes, un espectáculo pirotécnico de rayos láser y explosiones en los tiroteos más intensos, etc. Éste es probablemente el juego de realidad virtual más vistoso hasta la fecha, repito, teniendo en cuenta las limitaciones de los juegos para esta tecnología y el volumen de escenarios que mueve Farpoint.